BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY, EL RINCÓN DE F.J.M. (MARCO ATILIO).

sábado, 28 de diciembre de 2013

Navidad y buenos deseos

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Las fiestas navideñas son días en que las familias se reúnen para celebrar el nacimiento de Jesús, aunque como veremos más adelante tal evento no se produjo el 25 de diciembre. 
 
La navidad es la época del año durante la cual las familias, como he dicho antes, suelen reunirse, es un periodo de fraternidad y de concordia. Durante esta semana del año se come, se bebe, se canta, se ríe, junto a nuestros seres queridos. Los padres, los hijos, los abuelos, los hermanos, los sobrinos… suelen compartir en paz y en armonía las cenas de Nochebuena y de Nochevieja, las comidas de Navidad y de Año Nuevo. Es tiempo de regalos, de brindis, de alegría…, de magia.

Durante la navidad y como por arte de birlibirloque nos llenamos de buenos deseos para los demás, es como si nos impregnáramos de espíritu navideño y este rezumara por todos los poros de nuestro ser en forma de buenas intenciones para con el prójimo.
 
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Durante las fechas navideñas y muy especialmente el día de Nochebuena, el de Navidad, el de Nochevieja y el de Año Nuevo solemos inundar de mensajes vía WhatsApp o correo electrónico a todas las personas que conocemos. Mensajes que en muchos casos se repiten de año en año y que hemos sacado de internet las más de las veces, son mensajes típicos y tópicos pero que nos sirven para hacer llegar nuestros buenos deseos de prosperidad, felicidad y amor a nuestros familiares amigos y conocidos. Es muy posible que esos mensajes reflejen nuestros sentimientos hacia las personas a los que van dirigidos… ¿o no? ¿Es así en verdad o solo se trata de una tradición, de una moda que se repite machaconamente durante estos días? No lo sé, puede que lo hagamos de corazón, en todos los casos y con cada persona, que no existe ningún tipo de hipocresía en nosotros, seguramente sea así pero… ¿Y los demás días del año? ¿Aquellos en que a veces salen a flote las rencillas, los rencores, las envidias, la intolerancia, el egoísmo… hacia quizá las mismas personas a las que estamos deseando felicidad a través de nuestros mensajes navideños? ¿Qué pasa con esos días? ¿Si somos capaces de desear el bien para el prójimo en estas fechas navideñas, por qué no lo hacemos durante todos los días del año? 
 
Bueno, no es necesario que os rasguéis las vestiduras, pero bien sabéis que esto pasa. Supongo que tiene una explicación y es que, como ya postularan algunos filósofos de reconocido prestigio como el español Ortega y Gasset, el británico Herbert Spencer, el alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel y el inglés Thomas Hobbes entre otros, el ser humano tiene una naturaleza dual, de tal forma que dentro de sí encierra la capacidad para hacer el “bien” y el “mal”, la capacidad de crear y de destruir, la capacidad para amar y para odiar. 
 
De cualquier manera podemos aprovechar estos días navideños para desearnos a nosotros mismos que nuestro altruismo y amor por los demás durante la Navidad se haga extensivo a todo el resto del año y que lucharemos, y en última instancia venceremos, esa dualidad de la que hablan los filósofos y que yo me creo a regañadientes. Más que en la dualidad creo en el autocontrol y debiéramos ejercitarnos en su desarrollo para ser mejores personas.
 
Bueno, hablando de otra cosa, ¿sabéis por qué se celebra el día de Navidad el 25 de diciembre?
 
Seguro que alguno de vosotros dirá que esto es así porque fue el día en que nació Jesús de Nazaret, a los que así pensáis siento deciros que estáis equivocados y permitidme que me explique:
 
En realidad no existe ningún historiador, ningún teólogo, ningún exégeta, ningún experto en estos temas, no existe nadie que pueda certificar a ciencia cierta qué día exacto fue el del nacimiento de Jesús. Se barajan varias fechas aunque nadie se ha aventurado de forma rotunda a dar una concreta. Ni tan siquiera en la Biblia podemos hallar la fecha exacta de tal acontecimiento.
 
Esto ha dado como consecuencia que  se manejen varias hipótesis para fechar el nacimiento de Jesucristo, (20 de abril, 20 de mayo, 29 de septiembre, 17 de noviembre…) pero ninguna concluyente. La inmensa mayoría de expertos descartan la fecha en la que celebramos la Navidad como la del nacimiento del Mesías e incluso cualquier otro día de todo el mes de diciembre.
 
¿Entonces, si no nació un 25 de diciembre por qué se celebra la Navidad ese día?
 
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Hasta bien entrado el siglo IV el día del nacimiento del Mesías se celebraba el 6 de enero, junto a la Epifanía de los Reyes Magos y el bautismo de Jesús. Según los historiadores fue al emperador romano Constantino el Grande y al papa Julio I, que se les ocurrió la idea de cristianizar la fiesta pagana más popular que entonces existía en Roma, estas fiestas eran “las Saturnales”, unos festejos que llevaban celebrándose más de seis siglos y que coincidían con el solsticio de invierno. Así, se decidió que la celebración de la Navidad tenía que coincidir con la fecha en la que el pueblo romano homenajeaba la llegada del dies natalis Solis invicti, (el día del nacimiento del Sol invicto), la victoria de la luz sobre la noche más larga del año. Una fiesta que tenía lugar el 25 de diciembre.
 
Existen otras teorías sobre por qué se celebra la Navidad el 25 de diciembre aunque la que habéis leído es la más aceptada. Lo que sí parece seguro es que Jesús no nació en diciembre, eso, a tenor de todas las investigaciones y estudios llevados a cabo, sí que puede resultar indiscutible.
 
En cualquier caso y para terminar, os deseo, y lo hago de todo corazón, que paséis una feliz Navidad y que en el año venidero alcancéis todas las metas por las que os ilusionáis y lucháis.

¡¡Felices Fiestas!!















domingo, 22 de diciembre de 2013

Antoñita Peñuela, una grande de la copla

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En mi adolescencia descubrí una cantante de copla que se convirtió en una de mis favoritas desde el mismo momento en que la escuché cantar por primera vez. Curiosamente, y gracias a la información que me proporcionaron mis padres y mi hermana mayor, resultó que esta grande de la copla y el flamenco había vivido en Torreperogil y que yo había coincidido con ella en tiempo y espacio durante algunos años de mi infancia. Lástima que no la recuerde debido a mi corta edad, pero mi hermana y mis padres sí que tienen vivos recuerdos de esta gran artista que no es otra que “ANTOÑITA PEÑUELA”, una cantante con mayúsculas desaparecida trágica y prematuramente cuando comenzaba a escalar el Olimpo de la fama.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Reflexiones sobre la reencarnación

reencarnacion

La muerte, la última frontera, la frontera que nadie quiere traspasar y sin embargo, una frontera que todos, tarde o temprano, no tendremos más remedio que cruzar. Hagamos lo que hagamos la muerte nos llegará a todos sin excepción. Pero ¿qué hay detrás de la muerte? ¿Hay algo o por el contrario nos abocamos a la oscuridad eterna y al no ser por los siglos de los siglos?

¿Es posible que nuestra esencia, aquello que nos hace sentir y pensar, aquello que rige nuestras emociones se pierda para siempre? Si esto fuera así la vida tendría poco sentido. Si todo acabara con la muerte independientemente de si has disfrutado de la vida o por el contrario has pasado calamidades y padecimientos ¿tendría sentido? ¿acaso sería justa? ¿Es que da lo mismo haber sido una persona, altruista, solidaria, honrada, íntegra, que una persona egoísta, fanática, usurera, explotadora, corrupta, inmoral, intolerante? ¿Es que los tiranos, que han masacrado pueblos enteros, que han vivido a cuerpo de rey a costa de los demás no han de pagar por sus tropelías? ¿Es que todo se rige por el azar?
 
Me niego a aceptar tal posibilidad y me niego a creer que esto sea así porque si lo fuera, entonces la frase tan manida de “la vida es una mierda”, alcanzaría todo el sentido con que la gente la pronuncia.
 
El Universo evoluciona y todo en él está en constante evolución entonces ¿por qué nosotros íbamos a ser diferentes? Es por eso que creo en la reencarnación porque como decía Pitágoras: “Necesitamos muchas vidas, revestirnos de múltiples cuerpos, nacer y morir y volver a nacer muchas veces para llegar al fin último de la perfección que es el que los dioses nos reservan. Esta ley de vidas sucesivas da la adecuada explicación a todas las desiguales manifestaciones de nuestra existencia”. Esta reflexión del gran filósofo griego la comparto en su totalidad.
 
Existen muchas teorías que hablan sobre la reencarnación y que pretenden explicarla, aquellas que dicen que la reencarnación no es un premio sino un castigo, que estamos aquí para ir más allá de la dualidad, de la vida y de la muerte, para llegar a la Superconsciencia.
 
Dicen esas teorías que el alma necesita reencarnarse porque en una nueva existencia debe pagar los pecados cometidos en la presente vida, o recoger el premio de haber tenido una conducta honesta. El alma está (dicen esas teorías) en continua evolución. Y las sucesivas reencarnaciones le permiten progresar hasta alcanzar la perfección. Entonces se convierte en un espíritu puro, ya no necesita más reencarnaciones, y se sumerge para siempre en el infinito de la eternidad. Esta ley, que obliga a reencarnarse en un destino inevitable, es la llamada ley del “karma”. Para esta doctrina, el cuerpo no sería más que un envoltorio caduco y descartable que el alma inmortal fabrica por necesidad, y que una vez inservible deja de lado para fabricar otro.
 
Pero una cosa es lo que dicen esas teorías, y otra muy distinta son los hechos y hallazgos contrastados.
 
Entre los años 1966 y 1971, el médico, bioquímico y psiquiatra canadiense Ian Stevenson recorrió África, Alaska, Europa, India y América del Norte y del Sur, en busca de esas pruebas sobre la reencarnación.
 
En un margen de unos 40 años, Stevenson estudió cerca de 3.000 casos de niños que presentaban signos de haber vivido otra vida anterior, en muchos de estos casos, los infantes recordaban perfectamente cómo habían vivido, dónde y cómo habían sido las circunstancias de su muerte, ofreciendo localizaciones, nombres, e información específica. Más allá de cualquier fantasía, los datos ofrecían coherencia, se podían estudiar y contrastar con otros. En ocasiones, el niño era llevado hacia la familia a la que había pertenecido en su vida anterior. En otros casos, los niños que aseguraban haber muerto de forma violenta, presentaban marcas en el cuerpo que coincidían con la forma en que habían sido heridos mortalmente.
 
En fin, sea como fuere creo que la vida es mucho más de lo que vemos, sentimos y percibimos, que como dicen las diversas teorías sobre la reencarnación estamos aquí para evolucionar, y eso solo se consigue a través de vivir muchas vidas porque una sola no es suficiente para alcanzar la perfección espiritual y el pleno desarrollo evolutivo, solo entonces seremos libres de la pesada carga que supone tener que volver a reencarnarse una y otra vez y conseguiremos al fin liberarnos de las ataduras terrenales que nos cercenan y aprisionan.
 
Por otro lado y desde un punto de vista más existencial, no podéis negarme que la reencarnación resulta una creencia bella y esperanzadora. Porque nos consuela ante la aterradora perspectiva de desaparecer definitivamente después de la muerte y porque vivir una sola vida también sería algo injusto, mientras que si consideramos la reencarnación como algo real tendríamos la posibilidad de, paulatinamente y a través de diferentes existencias, ir puliendo y perfeccionando todos los errores y defectos que todos y sin excepción tenemos.











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