Ahora que acaban de celebrarse unas nuevas
elecciones en España y con los resultados definitivos encima de la mesa, es
hora de alguna que otra reflexión para intentar descifrar el por qué de tales
resultados. Cosa difícil de hacer y quizá de entender a tenor de los números
que han arrojado las urnas y el número de apoyos que ha cosechado cada partido
en estas nuevas elecciones.
Decir antes que nada que a mí particularmente me
ha sorprendido sobremanera el resultado final de cada partido. A mí, y supongo
que a muchos españoles también si hacemos caso a las encuestas que se habían
publicado hasta ahora y que arrojaban un resultado totalmente contrario a lo
que la realidad nos tenía preparado.
A propósito de las encuestas, decir que está más
que demostrado que la gente miente cuando se le pregunta por el sentido de su
voto. Es como si se avergonzaran de expresar abiertamente por cual partido se
decantarán en las elecciones. Incluso en las encuestas a pie de urna, que te
preguntan por qué partido has votado justo después de ejercer tu derecho, la
gente miente y en última instancia parece que se avergüencen, como ya he dicho,
de desvelar el verdadero sentido de su voto.
Lo que sí está claro es que la corrupción, la
política de recortes, la desigualdad creciente, la pobreza infantil (solo
Rumanía nos “gana” en esto), los bajos salarios debidos principalmente a la
Reforma Laboral, los desahucios, las políticas antisociales en definitiva,
llevadas a cabo por el Partido Popular en los últimos años no le han pasado factura,
todo lo contrario, ha conseguido aumentar su representación parlamentaria en 14
diputados pasando de los 123 que tenía en diciembre a los 137 en estas últimas
elecciones y casi ocho millones de personas se han decantado por este partido.
Es curioso que incluso en la Comunidad
Valenciana, en donde el PP está inmerso en numerosos casos de corrupción y en
donde esta estaba prácticamente institucionalizada, ha conseguido el Partido
Popular mejorar sus resultados con respecto a las elecciones de diciembre
pasado pasando de 11 a 13 diputados.
Las razones de por qué se vota a corruptos y a
partidos cuyas políticas son de marcado carácter antisocial no las sé, ojalá las
supiera. De todas formas, y así a bote pronto, se me ocurren algunos motivos
para intentar descifrar esas razones:
Puede ser que en España seamos una pizca
masoquistas, o que a lo mejor amparamos la corrupción con nuestro voto porque
en el fondo también nosotros estamos de acuerdo con ella.
Por otro lado a lo mejor es que nos importa un bledo que la gente sufra y
lo que nos falta es empatía hacia los demás y amparamos con nuestro voto
políticas claramente insolidarias, y antisociales.
O a lo mejor es que ha calado el discurso del
miedo puesto en práctica por el PP y por los medios de comunicación afines, que
son muchos y muy poderosos. Porque como dijo Malcolm X: "Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán
amar al opresor y odiar al oprimido".
Quizá la razón de estos resultados haya que
buscarla en la gran ignorancia de mucha gente, y es que un pueblo ignorante es
un pueblo fácilmente manipulable y dócil. No olvidemos que el acceso a cursar
estudios superiores está cada vez mucho más difícil para las clases humildes de
la sociedad, de ello se han encargado las políticas neoliberales y de recortes
del gobierno del PP. Cada año se reducen más las becas, para el curso 2015-16
han bajado el umbral de acceso a ellas a aproximadamente poco más de 800 euros
de renta en 14 pagas porque consideran que con esa renta es más que suficiente
para mantener una familia y tener uno o más hijos estudiando. No me extraña que
muchos jóvenes no puedan acceder a la universidad por falta de recursos. Una
eficiente manera de tener a una gran parte de la sociedad subyugada, aborregada
y convenientemente amaestrada por falta de conocimientos y de cultura. Los
frutos de tal injusticia quedan luego reflejados, por ejemplo, en los
asombrosos resultados de estas últimas elecciones.
En fin, he dado algunas de las razones (aunque
supongo que habrá muchas más) que han podido influir, según mi opinión, para
que una gran mayoría de votantes se hayan decantado por un partido político
sumido en multitud de casos de corrupción y que, no olvidemos, ha sido el
primer partido de la democracia en ser imputado, o investigado como se dice
ahora, por un juez por la destrucción de los ordenadores de Bárcenas. En
cualquier caso: ¿cómo se puede explicar esta gran incongruencia? Ciertamente es
una cuestión de difícil explicación y serán los sociólogos los que tendrán que
hacerlo en última instancia. Un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona
realizado por los profesores Jordi Muñoz, Eva Anduiza y Aina Gallego ya intentó
dar explicación a este contrasentido hace algunos meses. La noticia que
publicaba los resultados de tal estudio la podéis consultar pinchando aquí.
Los malos resultados del PSOE son una cadencia
que se viene repitiendo desde los tiempos de Zapatero, quizá porque la gente no
olvida que, sobre todo desde mediados de su legislatura, hizo políticas de
marcado corte neoliberal, que fue el partido socialista (como ya expresé en un
artículo anterior) quien, en connivencia con el PP y por la vía de urgencia, reformó el famoso
artículo 135 de la Constitución anteponiendo con ello el pago de la deuda a
cualquier otra cosa (pensiones, sanidad, educación...) Y que fue el gobierno de
Zapatero el que comenzó la política de recortes, cuando reconocieron que estábamos
en crisis, abocando a la clase trabajadora a un sufrimiento injusto e
innecesario si se hubieran tomado otras medidas y no aquellas políticas
austericidas que se tomaron que lo único que consiguieron fue “machacar” a una
gran parte de la sociedad española, curiosamente la que menos recursos tenía. Y
también porque entre sus filas estallaron algunos casos de corrupción que la
gente no ha perdonado, contrariamente a lo que ocurre con el Partido Popular
que parece que se le perdone todo lo malo que hace y que ha hecho que ha sido
mucho ¿?.
Supongo también que la gente que haya votado a
los socialistas a lo largo de los años, habrá comprobado que el PSOE tiene un
discurso mucho más social cuando ejerce de oposición que cuando le toca
gobernar y cuando sucede esto último, transforma ese discurso y pone en
práctica políticas neoliberales cual si de un PP disfrazado se tratara. A lo
mejor muchos de los votantes socialistas de antaño se han cansado de mentiras y
todavía siguen castigándolo en las urnas, no olvidemos que los 85 diputados
conseguidos por el PSOE en estas elecciones son el peor resultado de su
historia.
Las causas de que Unidos Podemos haya cosechado
un resultado muy lejano al ascenso espectacular que vaticinaban todas las
encuestas incluido el tan previsible “sorpasso” al PSOE, y se hayan quedado
prácticamente con los mismos diputados que tenían en las pasadas elecciones, es
difícil de entender… o quizá no tanto.
Más allá de las consideraciones de la
confluencia de Izquierda Unida y Podemos que valoraré más tarde, creo que la
pérdida de votos del partido de Pablo Iglesias se debe a varias causas según mi
modesta opinión:
La más importante a mi juicio es que sus
votantes no han entendido que no se permitiera un gobierno del PSOE apoyando el
acuerdo al que los socialistas llegaron con Ciudadanos facilitando con ello la
salida de la Moncloa de Mariano Rajoy. Dicho acuerdo contemplaba medidas
diametralmente opuestas a las practicadas por el PP durante su mandato y creo
sinceramente que eran infinitamente mejores que las que había puesto en
práctica el gobierno de Rajoy. Es muy probable que los votantes de Podemos que no
entendieron esa decisión se hayan abstenido en estas últimas elecciones
desencantados con la forma de gestionar la confianza que habían depositado en
el partido de Pablo Iglesias.
Por otro lado, las formas no creo que hayan sido
las más adecuadas en el comportamiento del líder de Podemos durante esta corta
legislatura y creo que le ha faltado una pizca de humildad y le ha sobrado un
mucho de prepotencia. Es posible que también por ahí haya restado apoyos.
Los vaivenes ideológicos del señor Iglesias tampoco
creo que hayan convencido mucho a sus votantes. Empezó siendo comunista y
terminó siendo socialdemócrata. A mí personalmente no me gustan las etiquetas
pero creo que estas fluctuaciones identitarias mucha gente no las comprende.
En cuanto a la confluencia con Izquierda Unida,
es obvio que esta alianza electoral no ha sumado votos y eso es algo que
tendrán que analizar los dirigentes de ambos partidos en profundidad. Quizá
lleguen a la conclusión que muchos de los votantes del partido de Alberto
Garzón no estaban de acuerdo con la confluencia electoral con Podemos y en
estas elecciones se han abstenido con la consiguiente pérdida de votos.
Los resultados del partido de Albert Rivera han
sido también bastante malos, pasando de 40 a 32 diputados. Las causas de esta
bajada de escaños es fácilmente analizable: Muchas de las personas que votaron
a Ciudadanos el pasado 20 de diciembre y que en su gran mayoría eran votantes
del PP, en las elecciones del 26 de junio han vuelto al redil quizá por miedo a
que Podemos pudiera gobernar. El llamado voto útil, o también el voto del
miedo.
En mi opinión mucha culpa de esto último la
tiene curiosamente el propio Albert Rivera, que ha despotricado contra Unidos Podemos
lo que no está escrito, alertando a la población de los hipotéticos desastres
que sobrevendrían en España si gobernara este partido. La consecuencia de esta
estrategia del miedo es la fuga de votantes hacia el Partido Popular por el
mencionado anteriormente voto útil. Creo que el señor Rivera exageró en demasía
sus ataques a Unidos Podemos y se ha acabado ahogando en su propia medicina.
En definitiva y para concluir, lo que está claro
es que se habían creado unas expectativas de cambio que al final no se han
cumplido, y que la gente en una buena mayoría se ha decantado por un partido
inmerso en innumerables casos de corrupción. ¿Acaso en España se ampara a los
corruptos? ¿Estamos de acuerdo con la indecencia de la corrupción? ¿Por qué se
vota a partidos contaminados por ella? Preguntas todas ellas que tienen difícil
respuesta, al menos yo no la encuentro por ningún lado. Lo que parece que
resulta una obviedad es que el que vota a corruptos es, de alguna manera,
cómplice de ellos. Quisiera suavizar esta afirmación pero… ¿qué otra lectura
puede hacerse de esta aparente incongruencia?
Marco
Atilio