BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY, EL RINCÓN DE F.J.M. (MARCO ATILIO).

viernes, 31 de diciembre de 2021

¡Adiós 2021!

En la Nochevieja del año pasado tenía la esperanza de que 2021 nos trajera el final de esta maldita pandemia que nos asola. Escribí esto por aquellas fechas:

«Al fin te vas 2020, te vas dejando un rastro de miseria y desesperanza en muchos. Esperemos que tu hermano 2021 nos traiga cosas mejores. Esperemos que podamos vislumbrar el final del largo y horroroso túnel en los que nos ha metido el coronavirus. Brindaremos, como lo hicimos hace doce meses, por la entrada del nuevo año. Y lo haremos sin fiarnos demasiado, aunque con la ilusión y la esperanza de que en 2021 se empiece a vislumbrar el final de esta horrible pesadilla».

Pues resulta que este 2021 que dejamos atrás, con ser algo mejor que aquel nefasto 2020, nos tenía guardada una sorpresita final coincidiendo con las fiestas más entrañables del año: la variante ómicron, que otra vez ha fastidiado las navidades a muchas familias incluida la mía. De nuevo impides que las personas se reúnan libremente, de nuevo las privas de besos y abrazos. ¿Hasta cuándo?

Otra vez brindaremos por el final de esta pandemia sin fiarnos demasiado. De cualquier manera, parece (según los expertos, aunque parezca otra cosa) que se empieza a vislumbrar, gracias a las vacunas, el final del largo túnel de la desesperanza en que nos metió el maldito coronavirus de las narices. Ese que ha arrebatado tantas vidas y que ha sumido en la más absoluta amargura a tantas personas en el mundo. Algunas por la pérdida de algún ser querido (daños directos), otras por la pérdida de sus trabajos o sus negocios (daños colaterales). En fin, miseria y desesperanza que esperemos que acabe en el año que empieza a caminar.

Le pediremos a este ¿esperanzador? 2022 que nos traiga la normalidad que tanto anhelamos y que tanto necesitamos. Le pediremos poder disfrutar de nuestra Semana Santa como antes de la llegada del maldito virus. Disfrutar de las Ferias y disfrutarlas intensamente, como antes. Le pediremos poder celebrar las próximas fiestas navideñas sin ninguna restricción, en las que los besos y los abrazos sean el menú principal de los hogares.

Y le pediremos a este 2022 que aquellos que han perdido sus negocios, sus trabajos, los recuperen cuanto antes y que la vida para ellos vuelva a renacer. En definitiva, le pediremos un rayito de esperanza, que es lo último que hay que perder, pese a que a veces, los avatares de la existencia nos lo pongan tan difícil para que ese rayito nos acabe iluminando.

Este año repetiré la tradición de cada Nochevieja y brindaré por el año entrante. Brindaré, como hice hace un año, y como he dicho más arriba, con cautela y sin fiarme demasiado. Brindaré porque el Año Nuevo nos traiga esa ansiada normalidad que perdimos con el advenimiento del jodido coronavirus.

 En fin, como decía el año pasado: ¡Adiós 2020! Nunca te echaré de menos. Y este año me plagio a mí mismo y digo una vez más: ¡Adiós 2021! Nunca te echaré de menos.

lunes, 27 de diciembre de 2021

A Jesús no le gustaban los hipócritas

 

Una de las características negativas de algunas personas es la hipocresía. Es algo que detesto desde que tengo uso de razón. Son las personas que todo lo que hacen lo hacen de cara a la galería. Se cuidan muy mucho de que las demás personas las vean y les puedan ensalzar sus supuestos buenos actos; las que demuestran unos sentimientos que en realidad no tienen; las que cuando hablas con ellas sabes que te están mintiendo; a las que les dices que te aqueja algún mal físico y enseguida te dicen que para dolor el suyo; las que llevan por bandera la falsedad, la doble moral, la mentira… en fin, ya sabéis a las personas a las que me refiero porque seguro que en más de una ocasión os habréis topado con alguna.

A Jesucristo no le gustaban la hipocresía ni los hipócritas y en muchas ocasiones les afeó sus conductas reprobables.

La palabra hipócrita se repite en el Nuevo Testamento infinidad de veces. Ejemplos de esto hay muchos, aquí tenéis unos cuantos del Evangelio de San Mateo:

Mateo, Cap. 15 Vers. 7 y 8

«¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí’».

 Mateo, Cap. 6 Vers. 5 y 6

«Cuando oréis, no hagáis como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Os aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

Mateo, Cap. 23 Vers. 2 a 7

«Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; vosotros haced y cumplid todo lo que ellos os digan, pero no os guiéis por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo». Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar mi maestro por la gente».

Mateo. Cap. 6 Vers. 2 a 4

«Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

 Mateo. Cap. 7 Vers. 3 a 5

«¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: Deja que te saque la paja de tu ojo, si hay una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano».


viernes, 24 de diciembre de 2021

Dulces malandrines

 

Otro año más estamos metidos de lleno en las fiestas navideñas. Tiempo de opíparas comidas y cenas regadas con cerveza, vino y cava. Unas verdaderas asesinas de regímenes y dietas.

Pero también es tiempo de mantecados y polvorones, de bombones y chocolates, de turrones y hojaldrinas… y para culminar, de roscones de reyes. Aderezado todo ello con las pertinentes copitas de anís, de vino dulce, de moscatel... Vamos, que si las comidas y cenas te matan, los dulces te rematan y acaban de un plumazo con meses de sacrificio dietil.

Pero hablemos en particular de esos dulces villanos revientadietas. A mí por suerte no me gusta mucho lo dulce, un poco sí, pero soy bastante selectivo, cosa que no me exime en absoluto. Sin embargo a Isabel, a mis hermanas, a mis amigas y, en general, a casi todas las mujeres que conozco les gusta lo dulce sin discriminación alguna. Un dulce «suicidio» ciertamente.

También conozco muchos hombres que se vuelven locos cuando ven un mantecado o un polvorón y tampoco le hacen ascos a nada con sabor dulce. En fin, que muchas personas sucumben a estos dulces manjares que narcotizan tus sentidos y obnubilan tu mente para que te olvides de dietas y dietos. Además, como los pícaros que los venden los visten de vistosos colorines pues hay que comprender que la tentación se torne irresistible.

Que estas fiestas son realmente infames para las dietas es más que obvio, pero ¿quién diablos no se salta una dieta en navidad? Sí, es cierto que luego las calorías se depositan en sitios impúdicos, algunos que por recato es mejor no nombrar pero… ¡es que están tan ricos los condenados! De cualquier manera, ya habrá tiempo de machacarse en el gimnasio, de reventarse caminando y de estar comiendo lechuga y berza hasta hacer desaparecer de nuestro cuerpo el sebo que han dejado estos dulces malandrines.


lunes, 20 de diciembre de 2021

Juramento hipócrita

 

«Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente las obligaciones del cargo…».

Con estas palabras toma posesión de su puesto cualquier político electo que asuma la jefatura del gobierno o la cartera de cualquier ministerio o cargo de relevancia en España. Muy bonito y muy solemne todo, pero en esta promesa hay algo oculto. Y es que nuestros políticos no tienen ni conciencia ni honor, así que por lo que prometen, como es totalmente ficticio, les deja vía libre para hacer cuanto quieran en su propio beneficio ya que han prometido por algo que simplemente no tienen, ni en ellos existe. La historia podrá venir a corroborar mis palabras con un sinfín de ejemplos.


domingo, 5 de diciembre de 2021

El tiempo vuela

 

¿Dices que el tiempo vuela? ¡Claro que vuela!, y nos va dejando sin aliento en su pasar. Muchas veces apenas nos damos cuenta de su paso porque no tenemos tiempo de pensar en el tiempo; pero él siempre está ahí, con un fluir constante, monótono y despiadado, que nos lleva terca e inexorablemente hacia el final de nuestro tiempo cuando ese tiempo nos es arrebatado por la parca y su guadaña.

Días mustios que tiene uno de vez en cuando en los que reflexiono con mi melancolía.


sábado, 20 de noviembre de 2021

Levántate Juan Lorente

 

Contaba mi padre la conversación que mantenían todas las mañanas un agricultor y su hijo, un tal Juan Lorente. Un vago empedernido que, llegada la mañana, su padre lo llamaba para trabajar. Esta historieta no sé de dónde la sacaría mi padre, supongo que a él se la contaría mi abuelo. He mirado en internet y no he encontrado nada referido al tal Juan Lorente. Quizá fuera extraída del más profundo acervo popular de estas tierras olivareras. Sea como fuere, así se desarrollaba la conversación entre el agricultor y su hijo Juan Lorente:

― Levántate Juan Lorente, que ya es de día.

 ― Padre, más se ve.

 ― Pero hijo… ¡es que ya ha salido el Sol!

 ― El Sol no se come a nadie.

 ― ¡Que ya están todos los hombres en la plaza!

 ― Yo no soy torero.

 ― ¡Ay Juan Lorente! ¡Se te van a cerrar todos los caminos!

 ― Me voy por las carreteras.

 ― ¡Levántate Juan Lorente, que vamos a trabajar!

 ― ¡Ay padre! ¡tengo un dolor de muelas y dientes que no me dejan hacer ná!

 ― ¡Levántate Juan Lorente, que llegó la hora de almorzar!

 ― ¡Uy, padre! las muelas y los dientes… ¡ya no me duelen ná!


jueves, 4 de noviembre de 2021

¿Nos veremos en el más allá?


 Dicen que cuando uno muere se reencuentra con sus seres queridos. Y yo me pregunto, ¿quiénes son esos seres queridos? Supongo que serán los padres, los hijos, los hermanos… todas aquellas personas que tengan una conexión sanguínea, es decir, que sean familia.

Y me surge otra duda ¿y los esposos? ¿Se reencontrarán en la otra vida? Bueno, no os riáis pero en este caso no lo tengo tan claro. El vínculo entre dos personas que se encontraron en la calle, que se enamoraron y que a partir de ahí decidieron compartir sus vidas es bastante frágil. De hecho se pasa del amor al odio en un suspiro. Cosa menos probable entre familiares muy allegados, padres, hijos, hermanos… Sin embargo, en un matrimonio, aunque la pareja esté muy enamorada, pueden sobrevenir rencillas insuperables a poco que, por mil motivos, se rompa la confianza mutua; o que quiera prevalecer la razón de una persona sobre la otra; o simplemente porque te cansas de aguantar cosas de la otra persona que en otro tiempo sobrellevabas. O incluso que se acabe el amor. Entre las parejas de hoy en día, el amor se acaba pronto y sin motivo aparente.

Por todo esto estoy convencido que si hay vida después de la muerte no creo que llegues a reencontrarte con tu pareja. Imaginaos lo que sería el cielo con las mujeres y los maridos tirándose los trastos a la cabeza en un momento dado. No creo que ni el mismo Dios soportara tales desavenencias en un lugar de paz y de amor como debe ser el Paraíso.

Por otra parte también pudiera ser que si hay vida espiritual, alguien o algo decidirá por nosotros con las personas ya fallecidas con las que te vuelvas a encontrar sin que nosotros podamos hacer nada al respecto.

En mi caso me dolería sobremanera no volver a ver a Isabel cuando uno de los dos muera. Nuestras rencillas siempre han sido veniales durante nuestro caminar juntos por la existencia, y si las hemos ido salvando en nuestra vida terrenal, no me cabe la menor duda de que también lo haríamos en la vida espiritual.

En fin, dudas existenciales que me surgen de vez en cuando.

jueves, 7 de octubre de 2021

Mensaje grouchiano

 

A veces yo mismo me sorprendo de las cosas que puedo llegar a decir y/o escribir. Cosas surrealistas que me provocan una sonrisa y acaso una expresión de asombro.

Tengo varios ejemplos de ello pero el más reciente es este mensaje de whatsapp que le escribí a Isabel mientras la aplicación permanecía colgada hace unas cuantas fechas. Se lo escribí para que cuando la aplicación volviera a estar operativa pudiera leer esta perorata grouchiana en mi noble intento de arrancarle una sonrisa. Le escribí lo siguiente:

«¡Oh esposa mía! Estamos desguasados, así que este mensaje te llegará luego…, después…, más tarde.

¡Oh mi esposa adorada! ¡Quisiera decirte tantas cosas que no sé por dónde empezar! Y como no sé por dónde empezar pues… mejor no empezar. Te lo diré más tarde, cuando tenga tiempo, cuando sepa por dónde empezar.

Lo siento amor mío que no sepa por dónde empezar. ¿Lo sabré algún día? 

¡Sí y mil veces sí!

Es que uno ya piensa más despacio, compréndelo bollete tierno.

¡Voto a Dios que sois osada!

Bueno, no te lo tendré en cuenta mi tierna corderuela.

¡Adiós, adiós! No te apenes mi pequeña mariquita. Volveré a volar junto a tu grácil figurilla.

Bye bye mi tiernecito croissant. Cuando volvamos a tener guásah te diré todo lo que ahora no me sale.

¡Es que no me acuerdo de lo que tengo que decir cervatuela! 

¡Y yo qué culpa tengo!

¡Adiós, adiós! 

¡Arrivederci!».

En fin… sin comentarios.


domingo, 3 de octubre de 2021

Bazofia humana

 

¿Y qué me decís de las personas que van enarbolando la bandera de sus supuestos derechos, avasallando a cualquiera que ose deslegitimarlos y que ponga en duda su supuesta razón?

Me refiero a aquellas personas que entran en cualquier establecimiento o institución y van con el hacha levantada para asestar el golpe ante cualquier atisbo de poner en cuestión lo que su mente calenturienta se ha forjado. Aquellas personas que entran en un comercio, en un bar, en un hospital… y ante el trato amable recibido su respuesta es agredir verbalmente (a veces incluso físicamente) a la persona que les atiende porque su percepción paranoica está tan alejada de la realidad que ven un supuesto maltrato, engaño o discriminación hacia ellas. Son personas que buscan constantemente el enfrentamiento, viven y conviven con él. Su falta de empatía es evidente y enfermiza. Son personas egocéntricas en grado superlativo y no respetan normas. No tienen obligaciones, solo derechos y para ejercerlos pasan por encima de quien haga falta sin reparar en el daño que puedan hacer con su patológica actitud.

Supongo que os habéis encontrado con energúmenos de esta calaña alguna vez en la vida. Yo sí que lo he hecho, los he visto en acción e incluso los he sufrido en primera persona cuando trabajaba en el hospital.

Muchas veces me he regodeado con la idea de poder erradicar de la faz de la Tierra a toda esta escoria. No sé cómo, pero estaría bien aligerar el planeta de bazofia indeseable representada por estos personajes, por estas impurezas e inmundicias humanas.

¡Joder, que a gusto me he quedado!


viernes, 1 de octubre de 2021

¿De derechas..., de izquierdas?

 

Algunas personas me creen de derechas porque me gusta todo lo que huela a España, porque me siento español por los cuatro costados. Por este motivo me resulta abominable que los independentistas catalanes quemen banderas españolas y que odien tanto todo lo que se llame España. Y es que me repugna el independentismo catalán al que considero intolerante y excluyente y totalmente deslegitimado. Pienso que el separatismo es una lacra como cualquier otra que hace mucho daño a los pueblos y a sus gentes. Cataluña históricamente ha sido España y España ha sido Cataluña; así que, a la sombra de la historia, no encuentro ningún motivo por el que Cataluña y el resto de España tengan que separarse.

Dicen que soy de derechas porque no me opongo a la tauromaquia, una tradición arraigada por siglos en España. El que me gusten o no las corridas de toros no quiere decir que tenga que estar en contra de ellas. Dicen que soy de derechas porque me emociono con los actos militares, con sus canciones, con sus desfiles, con sus símbolos (la bandera, el escudo, el himno de España) con los que me siento totalmente identificado y representado.

Y dicen que soy de derechas porque me gusta mucho que se conserven y respeten las tradiciones. Porque me gusta la Semana Santa, las tallas de Cristos y Dolorosas y sus desfiles procesionales. Porque me gustan las iglesias y entro en ellas con relativa frecuencia, sobre todo cuando están vacías (soy creyente pero no practicante). El silencio propio de los templos me produce una sensación de paz y de bienestar. Ah, y me gustan las bodas por la iglesia, en esto soy muy tradicional. Por todas estas cosas dicen que soy de derechas (?).

Otras personas dicen que soy de izquierdas porque me gusta que haya una sanidad y educación públicas de calidad; porque haya unas pensiones dignas; porque haya unos sueldos decentes que permitan vivir con dignidad; porque me resultan abominables la homofobia, la xenofobia y el racismo; porque no me gusta que haya trabajo esclavo; porque quiero una España en donde la gente pueda labrarse un futuro, con igualdad de oportunidades para todos y poder vivir en paz. Dicen que soy de izquierdas porque me gustan las palabras libertad, justicia, igualdad, empatía, tolerancia, respeto, generosidad, altruismo, solidaridad… y porque no me gusta que se explote a ninguna persona aprovechándose de su vulnerabilidad. Por estas otras cosas dicen que soy de izquierdas (?).

En fin, que cada uno piense lo que quiera. Yo particularmente me considero un librepensador. Alguien que no está atado a ninguna corriente ideológica en particular y que, cuando vota, lo hace sopesando muy bien lo que está haciendo y no dejándose llevar por fanatismos ni ideas preconcebidas.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

Guarrini

 

Cuando uno va a disfrutar de una buena comida en un restaurante, acompañado de la familia, lo que menos espera ver es a un individuo luciendo, sin el menor recato, literalmente medio culo.

Es lo que ocurrió hace pocas fechas en las que decidimos salir a comer en un conocido restaurante.

Estábamos degustando unos sabrosos entrantes cuando en la mesa de al lado se sentaron otros comensales, un matrimonio joven con una niña pequeña y otra pareja de más edad.

Este individuo al que me refería al principio era un hombre joven, de unos treinta y tantos años que una vez que se sentó en la silla, lo hizo de lado (de media anqueta como diría mi padre) de forma que nos daba la espalda. Al mirar sin mirar a mi alrededor, no pude por menos que fijarme en aquel ejemplar que exhibía, sin el menor pudor, medio culo con su correspondiente raja ya que los pantalones se le habían bajado cual fontanero arreglando una cañería.

«Guarrini», así lo llamaremos, ajeno a nuestras miradas, las de mi mujer, las de mi sobrina, mi nuera y en fin, las de todos los que nos encontrábamos contemplando el repulsivo espectáculo y que no dábamos crédito a lo que veíamos, nos obsequió con la imagen de sus nauseabundas nalgas durante un tiempo considerable.

Para más inri, haciendo honor a sus modales porkinianos, «Guarrini» se quitó la mascarilla y la dejó encima de la cuchara, el tenedor y la servilleta. Todo en una repugnante mezcolanza.

En fin, un espectáculo espeluznante el que nos ofreció el tal «Guarrini», prototipo de los personajes más impúdicos, puercos y sonrojantes que puedan campar por estas nuestras tierras patrias.

¡Con lo rica que estaba la pitanza!

NOTA: La imagen que ilustra el artículo no es del tal «Guarrini», es una imagen descargada de Internet, pero sin duda refleja muy bien el espectáculo que nos ofreció aquel personaje porkiniano.


viernes, 17 de septiembre de 2021

El presente no existe

Nuestra percepción de presente es prácticamente irreal ya que transitamos por él durante una fracción de tiempo realmente ínfima. Algo así como una mil millonésima de mil millonésima de mil millonésima de segundo por decir algo, aunque pudiera ser menos e incluso cero. La consecuencia de que el tiempo nunca se detenga es que no tenemos presente. La realidad que vivimos, o ya es pasada o está por llegar. Lo que nosotros llamamos presente es menos que un suspiro en la inmensidad del tiempo cósmico. Así pues, «El presente no existe», a pesar de que nosotros creamos que sí. Solo basta profundizar un poco  para darse cuenta de que realmente no hay presente, y si lo hay es tan efímero que el tiempo que estamos en él es ridículamente insignificante.

En el siglo XVI, el filósofo francés Michel de Montaigne se refirió a este tema con estas palabras: «No existe el presente. Lo que así llamamos no es otra cosa que el punto de unión del futuro con el pasado». Una afirmación esta con la que estoy totalmente de acuerdo.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

El plato de lentejas

 

Hace algún tiempo, un amigo me contó una ficticia y metafórica historia sobre unos frailes, un prior y un convento para ilustrarme sobre lo que era la política y los políticos. Hoy rescato aquella historia que la transcribiré, si no en su literalidad, sí conservando la moraleja que encierra. Que no es otra que la de “no te fíes de los políticos y sus promesas”. La historia comienza así:

Había una vez un convento en donde convivían unos 50 frailes y a cuyo mando estaba el padre prior, un individuo bajito y rechoncho llamado Clementino.

Desde hacía algún tiempo se venía palpando entre los frailes cierto malestar porque la comida principal siempre consistía en lo mismo: un plato de lentejas. Lloviera o tronara, hiciera calor o hiciera frío, el plato de lentejas nunca faltaba a su cita con el almuerzo de los frailes.

Los frailes, enojados con lo que consideraban una injusticia, comenzaron a preguntarse (en busca de la causa por la que todos los días comían lo mismo) por qué el padre Clementino solo comía con ellos una vez a la semana. Los demás días se ausentaba arguyendo mil y una excusas. Tras hablarlo entre ellos, se pusieron a investigar y al cabo de un tiempo encontraron la razón de las ausencias del prior. Resultó que en connivencia con el hermano cocinero (que siempre comía en la cocina), el menú del padre Clementino (y del mismo cocinero) era de lo más variado y solo comían lentejas una vez a la semana, el día que el padre Clementino comía junto a los demás frailes.

Respetando su voto de obediencia y aprovechando que las elecciones para prior habían de celebrarse prontamente, aunque enojados en sus adentros, no replicaron ante aquella clara manifestación de egoísmo por parte del padre Clementino.

De todas formas se afanaron en buscar un sustituto para Clementino, alguien en quien se pudiera confiar, alguien justo y honrado. Se postularon varios frailes para el puesto de prior, pero entre todos ellos, destacaba un fraile joven (al que llamaremos «Sinescrupulini»), dotado de una verborrea fácil e hipnótica que, convenientemente florida y llena de promesas, convenció a los frailes en ser él la mejor opción para el cargo. Así, cuando se celebraron las elecciones, el resultado fue aplastante en favor de aquel joven fraile con un discurso brillante y que, a primera vista parecía sincero y que, entre otras cosas, les había prometido que el menú sería variado y que no volverían a comer lentejas a diario.

Al día siguiente de las elecciones, los frailes comprobaron que el almuerzo consistía en un plato de lentejas. Comiéndolas junto a los frailes se encontraba el padre «Sinescrupulini». En fin, démosle un voto de confianza, se decían los frailes. Veremos mañana.

Al día siguiente otra vez el plato de lentejas constituía el almuerzo de los frailes, sin embargo, el prior «Sinescrupulini» se encontraba ausente. Al día siguiente se repitió la historia: plato de lentejas para los frailes y «Sinescrupulini» brillando por su ausencia. Solo cuando pasó una semana el prior compartió con los demás frailes el plato de lentejas. Estos, visiblemente enfadados, le recriminaron que les hubiera engañado ya que el menú consistía en el mismo plato de lentejas que habían estado soportando durante el mandato del padre Clementino. Con un discurso hábilmente preparado, sustentado por su verborrea fácil y manipuladora, les dijo a los frailes que las cuentas del convento que se encontró cuando tomó posesión del cargo de prior, eran nefastas. Que el padre Clementino le había dejado una herencia de deudas y que a corto plazo, la economía del convento no estaba en disposición de cambiar el menú de los frailes. De nuevo les convenció de que cuando la coyuntura económica se mostrara más favorable abordaría sin dilación el cambio del menú en el almuerzo de los frailes. Por el momento solo sería variado su propio menú, pero que, eso sí, para que no le tacharan de insolidario, compartiría el plato de lentejas no una vez a la semana sino dos. «Así os demuestro que mis intenciones son buenas y que solo la mala gestión del padre Clementino durante su mandato hace que no pueda cumplir por el momento, ninguna de las promesas que os hice en campaña electoral».

Los frailes quedaron convencidos de las razones que esgrimió el prior y quedaron a la espera de que mejorara la economía del convento. Algo que nunca llegó a suceder bajo el mandato del padre prior «Sinescrupulini».


jueves, 22 de julio de 2021

Ignoracia y radicalismo

El exministro del primer Gobierno de Adolfo Suárez, Ignacio Camuñas, con la aquiescencia de Pablo Casado que lo aplaudía con la mirada:

«La culpa de la Guerra Civil Española la tuvo el Gobierno de la República; el levantamiento militar encabezado por Franco no fue un golpe de estado; la derecha no es la culpable de lo que pasó en 1936».

La verdad es que ante estas afirmaciones que intentan reescribir la historia uno se queda ojiplático, porque contradicen todo lo que infinidad de historiadores han estudiado y demostrado a lo largo de los años. Sea como fuere, cualquier persona equilibrada puede llegar a la conclusión que estas palabras de Camuñas son fruto del radicalismo más extremo y paranoico e incluso de la imbecilidad más absoluta.

En realidad afirmar que por la mala gestión de un gobierno democrático está justificada la violencia es un ejemplo manifiesto de fascismo en toda regla. Las batallas no se ganan a tiros y levantándose contra un gobierno democráticamente elegido, las batallas se ganan convenciendo a la gente para que te vote en las urnas y no eliminando a los que no piensan como tú.

Que España es un país anclado a los rescoldos de un pasado totalitario y pernicioso lo demuestran estas afirmaciones del señor Camuñas. Lo triste es ver al presidente de un partido democrático, el señor Casado, callar y sonreír ante semejantes barbaridades.

Por desgracia, todavía hay en España demasiada añoranza de una dictadura que nos sumió en 40 años de atraso y que todavía estamos pagando. Añoranza de un pasado intolerante, en donde todavía falta mucho respeto y empatía y sobra mucho odio y fanatismo.

¡Qué pena!


miércoles, 16 de junio de 2021

Mi cumpleaños

 

Hoy hace exactamente dos años que celebré mi cumpleaños en compañía de gente muy querida para mí. Eran tiempos de normalidad antes de que esta maldita pandemia viniera a trastocar nuestra cotidianidad y a separar a las personas. A borrar de un plumazo las manifestaciones de afecto; y los besos y los abrazos se aparcaron sine die. Aquella velada del 16 de junio de 2019 fue bastante especial. Allí estaban todas las personas con las que me siento a gusto y tengo que decir que pasamos unas horas maravillosas. De aquel encuentro surgió una frase que publiqué en Internet (a mí me gusta filosofar y dejar por escrito mis inquietudes) que refleja lo que sentía en aquel entonces:

«Hay momentos en la vida que son especiales por sí solos, pero compartirlos con las personas que más quieres los convierten en momentos inolvidables».

Hoy también es mi cumpleaños y también lo celebraré. Pero hoy será diferente. Solo tendré cerca, aparte de a mi querida Isabel, a uno de mis hijos y a su mujer. Por la maldita pandemia y por precaución no nos reuniremos como hace dos años. Echaré en falta a muchas personas a las que quiero y a las que desearía tener cerca pero…

A lo mejor, con un poquito de suerte, el año que viene puede que sea distinto y volvamos a poder celebrar, besar y abrazar a aquellos a los que más queremos. En fin... ¡Ojalá!

Por otra parte y desde hace unos años, cuando llega el día de mi cumpleaños me invaden sentimientos contradictorios. Porque como digo en otra de mis frases:

«A partir de cierta edad, el día de nuestro cumpleaños se convierte en un día triste y alegre a la vez. Triste por tener un año más y alegre por haber llegado a tenerlo».

Sea como fuere, la vida se pasa sin apenas darnos cuenta.

jueves, 10 de junio de 2021

Tarifazo

  

Que un gobierno que se dice progresista haya puesto en práctica el llamado “tarifazo” y haya permitido una subida de la luz tan bestial, perjudicando con ello a todos los españoles pero más aún a aquellos a los que dice representar (la gente trabajadora, la más humilde y menos favorecida) es una actitud injusta y sangrante.

Sinceramente, no puedes fiarte de los políticos, de ninguna ideología. Al final son todos lobos con distinta piel. Dispuestos a aplastar a gentes que se ganan la vida con mil esfuerzos y que a duras penas pueden llegar a fin de mes con los sueldos de asco que campan por esta España tan asquerosamente desigual.

Por otra parte, hay que acabar con el oligopolio y las prácticas abusivas de las multinacionales energéticas. No es de recibo las ganancias multimillonarias que consiguen a costa de nuestro bolsillo. Basta ya de pagar la electricidad como si fuera un artículo de lujo y no de primera necesidad.

¡Menudos hijos de perra!

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