Alguien dijo alguna vez (y yo lo suscribo) que “el miedo, la falta de autoestima, el ego destruido, los complejos y la íntima batalla entre la moral y los instintos básicos de la especie, causan todas las desvirtudes del hombre”. Eso se traslada a la sociedad en su conjunto y de ahí vienen las dificultades de convivencia.
Lo que sí parece claro es que la envidia, la avaricia, el rencor, la ira, el orgullo, el egoísmo, la prepotencia, el fanatismo, la tacañería, los celos, la arrogancia, la soberbia, la crueldad, la intolerancia… son manifestaciones negativas de la personalidad, puedes tener una, dos, tres, incluso todas estas lacras pero indiscutiblemente todos “atesoramos” alguna.