sábado, 29 de marzo de 2014
Crisis, injusticias y corrupción
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura y el cine.
lunes, 3 de marzo de 2014
Paseo matutino
Mientras recorro despacio este magnífico lugar con sus magníficas vistas, fijo la mirada en el mar de olivos empapados por la lluvia y muchos todavía cargados de aceituna. La recolección todavía no ha terminado y tantos días de lluvia no son buenos. No son buenos para los pobres jornaleros que trabajan un día sí y tres no, resintiéndose así su paupérrima economía; ni para los dueños, que lo único que hacen es perder dinero mientras la aceituna, encharcada y pudriéndose en el suelo, esté sin recolectar.
Imbuido en estos pensamientos sigo mi paseo por este emblemático lugar de Baeza. Como es temprano «El Paseo de las Murallas» está desierto; solo yo, mi paraguas y algún coche que pasa de cuando en cuando nos hemos atrevido a recorrerlo en esta desapacible mañana.
Cada pocos metros me paro y contemplo el maravilloso paisaje que se extiende ante mí. Su sola contemplación, con el viento dándome en la cara, el sonido de la lluvia…, toda esa mezcolanza me produce una sensación de bienestar y de sosiego.
Mis ojos recorren este paisaje de ensueño y se paran en «Jimena» un pequeño pueblo que desde Baeza tiene forma de águila y que está situado a los pies de «Sierra Mágina». Ahora que la niebla ha levantado se ve bastante bien. En aquel pueblo, invitados por mi amigo Alejandro y su familia, Isabel y yo hemos pasado días muy agradables; días que están ya demasiado lejanos.
Casi sin darme cuenta he llegado al monumento que la ciudad de Baeza levantó en este Paseo en honor de Antonio Machado, fue inaugurado el 10 de abril de 1983. Se trata de un peculiar monumento de cemento obra del arquitecto Fernando Ramón y que alberga un busto del poeta, en bronce, obra del escultor Pablo Serrano. Tengo que decir que a mí, personalmente no me gusta. Es feo el enorme cabezón del poeta que mira hacia el Valle del Guadalquivir. Al menos a mí me parece feo. A Antonio Machado le gustaba pasear por estos lugares cuando residía en Baeza de ahí la ubicación del monumento.
En este lugar me quedo un rato, disfrutando del paisaje y abstraído por mil pensamientos que vienen y van en un bucle sin fin. Luego, acompañado por mis pensamientos y la pertinaz lluvia, doy la vuelta y regreso por donde he venido, desandando lo andado camino de vuelta a casa. Mientras lo hago voy recorriendo el paisaje, un paisaje calado por la lluvia, un paisaje colmado de olivos cuyo verde grisáceo, debido a esta fina lluvia, le da un aspecto algo taciturno. A la vez que contemplo el maravilloso paisaje, mil pensamientos recorren mi cabeza…
Pienso en la familia, en mis hijos; pienso en el futuro que me tenga reservado el destino... pienso en mil cosas. Los pensamientos acuden a mí en tropel, vienen y van en un batiburrillo extraño.
Debajo de mi paraguas comienzo a fabricar quiméricos castillos en el aire regodeándome con un pensamiento con el que muchas veces he fantaseado. Me imagino a mí mismo como un gran acaudalado, alguien con infinitos recursos económicos y con los cuales podría ser el salvador de muchas personas que pasan necesidades y la solución a muchos de sus problemas. Vana ilusión, porque con el final de mi paseo me viene a la memoria una frase de mi propia cosecha y que se encarga de devolverme a la realidad: «A veces perseguimos una sombra, una fantasía, un sueño, una quimera, una ilusión… Despegamos los pies del suelo intentando alcanzar algo tan etéreo, tan intangible, que se evapora con solo tocarlo».
Dejo atrás el Paseo de las Murallas y me adentro en el laberinto de calles de esta hermosa ciudad de Baeza camino de casa. Mientras, la niebla vuelve a cubrirlo todo, esta vez con mucha más intensidad.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura y el cine.