Voy
a transcribir a continuación unas reflexiones de mi nuera Adelaida, una mujer
encantadora de cuya presencia disfrutamos desde hace ya unos cuantos años. Ella
es de un pueblo de la costa almeriense y cuando conoció a mi hijo y por amor a
él, decidió alejarse de su marítimo pueblo y lo cambió por esta ciudad de
interior que es Baeza. Una ciudad renacentista y fascinante… pero sin mar, sin
ese mar que tanto echa de menos Adelaida. Unas reflexiones que, sin duda,
reflejan cierta melancolía y mucha añoranza de su querido azul Mediterráneo,
algo de lo más lógico aunque sea también feliz entre este otro mar verde de
olivares. Sin más, aquí tenéis sus reflexiones:
¡Está mi mar tan lejos!
Por Adelaida Rodríguez Torres
En
una ciudad de la costa mediterránea nací. Una ciudad con unas maravillosas
playas, hermosas calas de aguas cristalinas y amaneceres de ensueño.
Por
circunstancias vivo alejada de mi mar Mediterráneo. Es por eso que en muchas
ocasiones me dejo atrapar por mis recuerdos, unos recuerdos a la orilla del
mar.
Para
mí no hay nada más relajante que pasear por la playa, tumbarse en la arena,
cerrar los ojos y escuchar las olas yendo y viniendo en un ciclo sin fin
mientras la suave brisa de finales de la tarde te acaricia.
Mirar
allá lejos, donde el cielo azul se funde con el azul verdoso del mar. Descubrir
cómo el sol va emergiendo sobre el horizonte, tiñendo las aguas de rojo en unos
amaneceres de fantasía… ¡Todo un poema para los sentidos!
Contemplar
mi mar de noche, en las noches oscuras del invierno, cuando mi mar se vuelve
triste y melancólico, misterioso y enigmático, sombrío y hasta un pelín
tenebroso. Clavada tu mirada en la oscuridad de las aguas, tus pensamientos
vienen y van al son acompasado de las olas sobre la orilla.
La
sola contemplación del mar… de mi mar, me relaja, me tranquiliza, me llena de
paz interior, me hace desconectar de todo. Y es que mi mar me enamora solo con
mirarlo.
¿Podré
algún día volver a estar junto a mi mar Mediterráneo? ¿Podré algún día pasear
de nuevo por su orilla mientras las olas me saludan jugueteando con mis pies?
No
lo sé, la vida da muchas vueltas, entonces… ¿por qué no?
De
momento solo tengo su recuerdo porque, por lo pronto…
¡Está
mi mar tan lejos!