Fuera
de otras connotaciones que no sean las de analizar con la mayor objetividad que
pueda, fruto de la información que he podido recabar por diversos medios, la
basura política que nos rodea; y en particular la controversia que se ha
suscitado por lo que dijo el Ministro de Consumo, Alberto Garzón, en una
entrevista concedida al periódico británico «The Guardian» a finales de 2021 y
en la que criticaba a las llamadas macrogranjas, voy a intentar dar una
información lo más veraz posible de la polémica e incluso me permitiré la
licencia de opinar al respecto.
El
ataque de las derechas a las palabras de Garzón ha sido feroz, empezando por el
PP y siguiendo con Vox y Ciudadanos. Pero es que su socio de Gobierno, el Partido Socialista, tampoco ha apoyado esas declaraciones y ha dado
credibilidad a una evidente falacia vertida por la corriente conservadora
española que basó sus ataques en algo que el ministro Garzón no dijo.
Pero
antes que nada veamos qué es una macrogranja: Una macrogranja es una
instalación de ganadería intensiva que acoge a miles de cabezas de ganado en un
único alojamiento. Estas instalaciones acogen a un gran número de animales que
se encuentran hacinados y en donde el maltrato es más que evidente y según he
podido ver por televisión, ese maltrato raya en la crueldad más absoluta. Estos
animales son alimentados con pienso, traído principalmente de Sudamérica, en
donde el coste de producción es muy barato. Generan tanto con tan pocos costes
que pueden bajar muchísimo los precios, lo que hace mucho daño a los
productores locales.
Los
animales de las macrogranjas no salen al campo en ningún momento y sus cortas
existencias son un verdadero calvario. Desde luego nada que ver con una granja
extensiva, en la que los animales pastan y hay un vínculo de la producción con
el territorio.
Lo
que el ministro Garzón defendía precisamente es la ganadería extensiva, donde
los animales se alimentan de pastos y no viven continuamente en lugares
cerrados. Y criticaba a la ganadería intensiva en donde los animales se
alimentan de piensos y viven en naves industriales.
Hay
varios efectos adversos de las macrogranjas en la población, los principales
son la contaminación del suelo y de las aguas por la generación de excrementos
mezclados con agua. Estos desechos cargados de nitratos, van a parar a unas
balsas que al ser vaciadas dañan los terrenos agrícolas y contaminan el agua de
los acuíferos. Otro problema es el nauseabundo olor que desprenden estas
instalaciones y que dificulta muy mucho la vida de las personas que viven cerca
de estos complejos ganaderos y que tienen que soportar este olor fétido a
diario.
¿Pero
qué es lo que dijo realmente el ministro Garzón sobre las macrogranjas en The
Guardian? Aquí tenéis exactamente lo que dijo cuando se le preguntó al
respecto:
Pregunta: Con el tema de
la carne, ¿cómo vas a lograr el apoyo de los ganaderos y cómo vas a cambiar la
mentalidad de los españoles?
Respuesta: «Sabíamos dónde nos metíamos, pero nuestro objetivo es trasladar la
evidencia científica en su conjunto a las políticas públicas. Sabíamos, sin
embargo, que nos enfrentábamos a una gran oposición. El tablero es complejo
porque gran parte de la oposición viene de las grandes empresas, grandes
empresas que hacen uso de la ganadería industrial. Aquí hay que diferenciar entre la ganadería industrial y la ganadería
extensiva. Esta es una ganadería ecológicamente sostenible y que tiene
mucho peso en determinadas regiones de España como puede ser Asturias, parte de Castilla y León, incluso de
Andalucía o Extremadura.
Pero es sostenible, la
que no es en ningún momento sostenible es la que llaman las de las
macrogranjas. Ayer mismo había un reportaje, creo que el origen del estudio era
Reino Unido aunque no estoy seguro, que decía que las 20 grandes empresas
multinacionales de ganadería industrial emiten gases invernadero que son ¾
partes del CO2 que emite España, es espectacular. Pero, claro, es que cogen un
pueblo de la España despoblada, meten 4.000 cabezas de ganado allí, o 5.000 o
10.000, contaminan los suelos, contaminan
el agua y después normalmente se exporta… Es una carne de peor calidad, es un
maltrato animal además lo que se produce y es un impacto ecológico descomunal y
desproporcional.
Teóricamente, los
ganaderos de ganadería extensiva deberían estar de acuerdo con nosotros porque
nunca hemos dicho que no hay que comer carne, sino que hay que reducir el
consumo de carne y que la carne que se consuma sea así. Pero en este mundo de
matices, evidentemente, fue muy complicado incorporar… La pelea grande fue con las
grandes empresas que tienen un gran poder en España. Un gran poder significa
mucho dinero para invertir en publicidad, en medios de comunicación, y muchos
contactos para influir sobre la Administración Pública.
Nosotros sabíamos desde
el principio que era un tema que iba a ser polémico, pero que era necesario. En
otros países está mucho más avanzado, en Alemania, Reino Unido, incluso en
Alemania, pero en España iba a ser la primera vez que alguien desde un Gobierno
iba a decir lo que decían los científicos desde hace mucho tiempo».
Lo
que habéis leído es exactamente, según la información que he podido recabar, lo
que el Ministro Alberto Garzón dijo a «The Guardian» sin embargo, el presidente
de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco del Partido Popular, criticó al
ministro en Twiter con un mensaje que acompañó con un enlace a un artículo de
una web especializada en el sector cárnico titulado «Garzón afirma en The
Guardian que España exporta carne de mala calidad de animales maltratados». El
contenido del artículo no explicaba que Garzón atacaba a las macrogranjas y
defendía la ganadería extensiva. Aun así, Mañueco atacaba al ministro con estas
palabras: «Qué ha hecho Castilla y León para que el Gobierno de España ataque
de nuevo a nuestros ganaderos. Nos tendrán enfrente en la defensa de los hombres
y las mujeres del campo». Precisamente Alberto Garzón, en su entrevista con The
Guardian, nombra a Castilla León para reivindicar el territorio como uno de los
que produce una ganadería extensiva «ecológicamente sostenible».
Las
críticas desde la derecha se suceden en cascada y el PP, VOX o Ciudadanos han
arremetido duramente contra el ministro Garzón. Es lo que se llama aprovechar
una Fake News lanzada de manera torticera con el fin de sacar rédito político.
De esto sabía mucho Donald Trump ya que consiguió llegar al poder a base de
Fake News. La verdad es que estos políticos nuestros no tienen desperdicio. En
fin, esto de alguna manera me lo podía esperar de una oposición tan beligerante como la que tenemos en España, lo que en absoluto me esperaba
es que desde muchos sectores del PSOE y del Gobierno del PSOE no se defendiera
al ministro Garzón cuando sabían que se había fabricado una burda mentira para
criticarle y cuando también sabían que su denuncia sobre las macrogranjas es
una verdad irrefutable y sus palabras, estoy seguro, las firmarían la práctica
totalidad de los pequeños y medianos ganaderos que hay en España.
Así
son de increíbles nuestros «amados» políticos. Se zahiere a una persona por
decir la verdad y se le achacan cosas que no dijo. Y seguro que muchas gentes
de este país se creerán todas las mentiras que se están vertiendo en este caso.
«Spain is different».
En
fin, como veis, la política española, emponzoñada desde hace mucho por
politiquillos de medio pelo, no tiene desperdicio. Ahora que cada uno saque sus
propias conclusiones.