Dolor, dolor y dolor. No hay rumbo, solo un vaivén continuo que destroza los sentidos.
¡Vacío! Lo siento… aterradoramente cercano.
El hastío de la cotidianidad me derrota.
Las personas, sus actos, me decepcionan. Gigantesca hipocresía, vanidades patológicas, desmesurado egoísmo, envidias, rencores, fanatismos…
¡Desilusión a raudales!
Mi modelo de mundo solidario y tolerante, de respeto y generosidad… ¿Es una fantasía?; ¿una quimera?; ¿un espejismo?; ¿una ficción?; ¿acaso está obsoleto?; ¿ha existido alguna vez?
El camino de los sueños se torna a cada paso más áspero y accidentado. El horizonte de la esperanza está cada vez más lejos.
Y el dolor… siempre el dolor. Sé que pasará la noche y seguirá conmigo… y mañana… y ayer… dolor, dolor y dolor.