BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY, EL RINCÓN DE F.J.M. (MARCO ATILIO).

miércoles, 29 de julio de 2020

Echo de menos mi vida anterior

¡Cuánto echo de menos mi vida anterior!, la de antes de que el coronavirus pusiera al mundo de rodillas.

Echo de menos mis reuniones familiares, besar a mi madre, a mis hermanas, a mis sobrinos…  dar la mano a mis amigos o a los conocidos. A alguien que te presentaran.

Echo de menos las fiestas de despedida que se montaban cuando algún compañero o compañera del hospital se jubilaba.

Echo de menos viajar…. a la playa, a visitar otras ciudades.

Echo de menos ir al cine, sentarme en la terraza de un bar junto a la familia o amigos alrededor de unas cervezas fresquitas.

Echo de menos la algarabía de los chiquillos en el patio del colegio.

Echo de menos el roce de la gente en las calles abarrotadas, el pedir perdón por chocar con alguien.

Echo de menos las reuniones en mi casa, con mis hijos y sus amigos, para ver en la televisión los partidos de fútbol de nuestro equipo favorito con los estadios llenos de gente.

Echo de menos la Semana Santa que no se pudo celebrar y la feria que no se celebrará.

Echo de menos la boda de mi hijo que pudo celebrarse con un montón de personas, con mi discurso ya preparado y con el que pretendía encandilar a la concurrencia y a los propios novios.

Echo de menos el sinfín de cosas que me contaría mi Javi de su viaje a Nueva York y a la Ribera Maya.

¡Echo de menos tantas cosas!

Por el temor a contagiarnos con este virus pernicioso todo ha cambiado. Ahora estamos atados a una mascarilla. Ya nada es igual. Todo es más triste. Ya no besamos, no abrazamos, no estrechamos la mano... Y, aunque se pueda hacer, nos da mucho reparo… e incluso miedo ir al cine, visitar otras ciudades, ir a la playa, sentarse en la terraza de un bar.

Desde que está con nosotros este maldito virus se perdió la vida en los colegios ahora vacíos, silenciosos y tristes.

Se perdió la Semana Santa y las bandas se quedaron mudas. Los Cristos y Dolorosas se quedaron en sus templos y mucha gente se embargó de tristeza.

No habrá fiestas ni feria, ni corridas de toros, ni actuaciones musicales en la Caseta Municipal, ni bailes, ni verbenas, ni churros de madrugada… Solo habrá silencio.

Lo que sí habrá es paro y desesperanza. Proyectos tronchados, ilusiones perdidas. Y el mundo de las personas quebrado, destrozado… roto.

¿Volveremos a recobrar todo lo perdido? No lo sé. Lo que sí sé es que mientras dure esta maldita pandemia estaremos en una especie de limbo temporal donde la vida es asquerosamente diferente.

domingo, 19 de julio de 2020

Hoy hace tres años

Ayer estuve sentado en tu silla. En la silla de la terraza en la que te sentabas a fumar tu cigarrillo. Y estuve pensando en ti, en tus charlas sobre política, en las batallitas que me contabas de tus tiempos jóvenes, en tus chistes y ocurrencias con los que tanto me reía, en tus consejos vitales que tanto me sirvieron para manejarme por la vida.

Hoy hace tres años que ya no estás con nosotros. Aquella mañana calurosa de julio tu generoso corazón se paró para siempre. La parca te llevó calladamente, sin mucho aspaviento, sin hacer mucho ruido. Te liberó de todo tu sufrimiento y al fin, pudiste descansar en paz.

A pesar de los tres años desde tu marcha, no hay día en que no piense en ti, porque tu recuerdo sigue intacto en mi corazón.

Allá donde estés quiero darte las gracias por muchas cosas pero en especial... ¡Gracias por haber sido mi padre! Algún día nos volveremos a ver.
¡Adiós, mi queridísimo padre, mi queridísimo abuelo Kiko!

viernes, 17 de julio de 2020

El drama económico del coronavirus

Las consecuencias económicas y sociales de esta pandemia se están manifestando ya en mucha gente. Miras a tu alrededor y te das cuenta que aquellos que antes vivían con dignidad ahora ya no tienen nada. El maldito coronavirus les ha quitado su medio de subsistir. Gentes que hace muy poco eran felices, que luchaban por vivir y podían hacerlo, ahora, las consecuencias económicas del coronavirus las ha arrojado al pozo de la desesperanza más absoluta, para ellos no hay un mañana, al menos no en el corto plazo. Esta crisis ha arrancado de sus vidas todas sus ilusiones y todos sus proyectos y solo les queda la incertidumbre y el desánimo. Esperemos que la Unión Europea dé una respuesta eficaz a esta verdadera tragedia.

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