BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY, EL RINCÓN DE F.J.M. (MARCO ATILIO).

domingo, 27 de febrero de 2022

Pulso al mundo

 

En 1939, cuando Hitler se anexionó la región de los Sudetes en el oeste de Checoslovaquia, la respuesta internacional fue… ¡ninguna! Por miedo a la guerra, las dos potencias occidentales, Francia y Gran Bretaña, asumieron esa anexión con la firma de los «Acuerdos de Múnich» en la creencia de que aquí terminarían las reivindicaciones nazis. Reivindicaciones que Hitler justificó tras entregarle una serie de informes al primer ministro británico Neville Chamberlain en los que esgrimía supuestas atrocidades cometidas contra habitantes alemanes en los Sudetes.

Sin embargo, luego se demostró que esos acuerdos fueron papel mojado y que no se podía confiar en un personaje como Hitler, que poco tiempo después invadió Polonia lo que precipitó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial cuando Francia y Gran Bretaña declararon, ahora sí, la guerra a Alemania. Y las consecuencias de esa guerra fueron devastadoras como todos sabemos. Más de 65 millones de muertos, millones de personas sin hogar y duros años de postguerra en donde la miseria y el hambre se instalaron como un puñal en las vidas de miles y miles de personas inocentes.

El paralelismo con lo que está ocurriendo ahora con la invasión rusa de Ucrania es ciertamente preocupante. Tampoco se puede confiar en un personaje como Putin, ya que, como Hitler, también este tiene delirios expansionistas y también usa un discurso calcado al del dictador alemán cuando justifica la agresión militar con el objetivo de «proteger a las personas que han sido objeto de abusos, de genocidio por parte del régimen neonazi de Kiev durante ocho años», en referencia a los habitantes de las proclamadas República Popular de Lugansk y República Popular de Donetsk.

Putin se siente amenazado por la expansión de la OTAN hacia el este. Desde que se desmembrara la antigua URSS se han ido incorporando a la Alianza Atlántica países como República Checa, Hungría, Polonia, Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia, Lituania, Estonia y Letonia todos ellos muy próximos a las fronteras rusas y, además, en 2008, el presidente de Estados Unidos George W. Bush, declaró públicamente la intención de incorporar a Ucrania y Georgia a la OTAN lo que hizo sonar las alarmas en Rusia.

En 1919, con el «Tratado de Versalles», se le impusieron al imperio alemán, tras finalizar la Primera Guerra Mundial, unas durísimas condiciones, dichas condiciones fueron utilizadas por el nazismo para alcanzar el poder y como pretexto para su política expansionista posterior.

Putin utiliza ahora la expansión de la OTAN hacia el este y los rumores de adhesión de Ucrania a la Alianza, como pretexto para invadir el país ucraniano y detener (según él) el expansionismo de occidente hacia las fronteras rusas, expansionismo al que considera una amenaza. Esto sea, probablemente, el principal motivo de Putin para iniciar una guerra de consecuencias muy inciertas para el resto del mundo.

Hay voces que reclaman una implicación militar de la OTAN en el conflicto ruso-ucraniano, y personalmente no sé si esa es la mejor solución. Porque a diferencia de Hitler, Putin sí que cuenta con un potentísimo arsenal nuclear y no me extrañaría nada que lo terminara utilizando si se viera «obligado» a ello, con todo lo de pavoroso que eso implica para la subsistencia de nuestra propia especie. No en vano, este mismo domingo, Vladimir Putin ha ordenado activar «en modo especial de combate» su arsenal nuclear. «Los altos funcionarios de los principales países de la OTAN hacen declaraciones agresivas contra nuestro país. Por lo tanto, ordeno al ministro de Defensa [Serguéi Shoigú] y al jefe del Estado Mayor [Valeri Guerásimov] que dispongan las fuerzas de contención del Ejército ruso en un modo especial de servicio de combate». Ha dicho Putin. Palabras que, o son bravuconadas del mandatario ruso para meter miedo a occidente o son una seria amenaza de, llegado el caso, utilizar su arsenal nuclear si su mente enferma así lo cree necesario. La verdad es que esto acojona y mucho. En definitiva, Vladimir Putin está echando un verdadero pulso a la comunidad internacional que veremos en qué termina.

Por otra parte, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, pide a los países occidentales que se impliquen militarmente en el conflicto ya que se siente abandonado por ellos. Y quizá tenga una gran parte de razón porque en 1994 Ucrania, junto a la Federación de Rusia, los Estados Unidos y el Reino Unido firmaron el «Memorándum de Budapest» según el cual Ucrania cedió a Rusia 5.000 bombas nucleares y 220 vehículos de largo alcance necesarios para usarlas, incluyendo 176 misiles balísticos intercontinentales y 44 aviones bombarderos de gran alcance con capacidad nuclear. El memorándum incluía garantías de seguridad frente a las amenazas o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de Ucrania. Está claro que Rusia se ha pasado por el forro aquel Memorándum, en 2014 con la anexión de Crimea y ahora con la invasión de Ucrania. Y Estados Unidos, Reino Unido, Francia y China, (estos dos últimos que reconocieron el Memorándum después) por no ofrecer esas garantías de seguridad que recoge el Memorándum.

En fin, un tema complejo de difícil solución que requiere de una información precisa, veraz y no sesgada para comprenderlo. Os invito a que la busquéis porque el que conoce y sabe suele juzgar sabiamente.

En cualquier caso, el uso de la fuerza para resolver conflictos es un camino que nadie debería transitar. Y si ese alguien es un fanático ultranacionalista, con armas de destrucción masiva a su alcance, la cosa se torna extremadamente peligrosa porque podemos estar ante nuestros últimos días sobre este precioso planeta llamado Tierra.


viernes, 25 de febrero de 2022

¿Por qué la OTAN no interviene en Ucrania?

 

Me pregunto porqué la OTAN no ha tomado parte militarmente para defender Ucrania del ataque ruso. La respuesta es bien sencilla: Porque no puede. Los estatutos de la Alianza lo impiden. Solo en caso de que un estado miembro de la OTAN fuera atacado por un tercer país, se podría recurrir a la fuerza para defenderlo según dice el artículo 5 del Tratado: «Las partes convienen en que un ataque armado contra una o contra varias de ellas, acaecido en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque dirigido contra todas ellas […]». Ucrania no es miembro de la OTAN. Otra cosa es que un país miembro de la Alianza decida entrar en el conflicto individualmente, por ejemplo Estados Unidos. En cualquier caso, el presidente de Estados Unidos Joe Biden ya lo ha dejado claro: «Estados Unidos no enviará tropas a Ucrania».

Sin embargo, la OTAN ya actuó en Kosovo por un caso flagrante de violación de la legalidad internacional. En la invasión de Rusia contra Ucrania se da también un caso flagrante de violación de la legalidad internacional, pero en esta ocasión no se va a intervenir militarmente y las represalias contra Rusia serán solo económicas. ¿Y por qué se actúa de esta manera? Porque hay miedo a causar una Tercera Guerra Mundial.

Existe un paralelismo más que evidente entre lo que está haciendo Putin y lo que en su día hizo Hitler. Entonces Francia y el Reino Unido declararon la guerra a Alemania dando así inicio a la Segunda Guerra Mundial. Ahora eso no ocurrirá porque las armas que están en juego tienen el poder de disuadir a cualquiera.

Hitler era un loco genocida pero no tenía armas de destrucción masiva y menos mal que no las tenía, de haberlas tenido, probablemente yo no estuviera escribiendo esto ahora. Putin sabe muy bien lo que hace y sabe muy bien los terrenos que pisa. Presumo que ha calculado hasta el último centímetro la respuesta que pueden darle los países occidentales: militarmente ninguna. Algunas sanciones económicas más o menos fuertes pero que, a la larga, se irán suavizando ya que estas sanciones pueden tener un efecto boomerang para la economía occidental que se les pueden volver en contra y todo esto Putin lo sabe.

Hitler estaba loco y Putin es, además de exagente del KGB, un fanático ultranacionalista, nostálgico del antiguo imperio ruso y también bastante inteligente. Así que, tratar con un personaje imprevisible, paranoico y ávido de poder, es sumamente peligroso ya que tiene a su alcance un poderosísimo arsenal nuclear, el más poderoso del mundo en cuanto a cantidad.

Los países de la OTAN saben que si intervienen directamente en una guerra contra Rusia, esto podría suponer el fin de la raza humana sobre la Tierra. Porque Putin estaría dispuesto a sacrificarlo todo y utilizar las armas nucleares de las que dispone, de hecho ya lo dijo el jueves: «Quien intente obstaculizarnos, y más aún, crear amenazas a nuestro país, a nuestro pueblo, debe saber que la respuesta de Rusia será inmediata. Y le llevará a unas consecuencias que nunca ha encontrado en su historia». Es lo que tiene otorgar el poder a fanáticos paranoicos. Por otro lado, el ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian preguntado por estas palabras de Putin dijo: «Vladimir Putin debe entender también que la alianza atlántica es una alianza nuclear». En este clima nos movemos, así… ¿quién no va a estar asustado o cuando menos algo inquieto?

Es increíble que el ser humano sea tan imbécil y tropiece una y otra vez con la misma piedra. Nunca aprenderemos de todos los estúpidos errores que se han cometido a lo largo de nuestra historia.

En definitiva, mucho me temo que, lamentablemente, el pueblo ucraniano está abandonado a su suerte. Una suerte, como pasa en todas las guerras, llena de hambre, sangre y muerte. Y por extensión, la supervivencia de la humanidad también pende de un hilo.

No me resisto a terminar sin antes transcribir una frase que he publicado en algunas ocasiones en mis redes sociales. La frase es del 25 de agosto de 2019 y dice así: «Cuando el destino de la humanidad esté en manos de “cuatro” descerebrados, la humanidad misma estará sentenciada. No estamos lejos de conseguirlo».

martes, 22 de febrero de 2022

Me preocupan...

 

Con mucha vida dejada atrás y con la experiencia que dan los años, me inquietan varias cosas del mundo que me rodea y de sus gentes. Sólo es cuestión de informarse por medios que no distorsionen la realidad para llegar a la conclusión de que el futuro no es nada esperanzador, la verdad y que esas preocupaciones mías tienen una base más que fundada.

Me preocupa por ejemplo que gente menor nos embarquen en una guerra cuyas consecuencias pueden ser nefastas para la inmensa mayoría de la población, la que se levanta todos los días para ganarse el sustento para sí y para su familia. Ya lo dije hace tiempo en una frase: «Cuando el destino de la humanidad esté en manos de “cuatro” descerebrados, la humanidad misma estará sentenciada. No estamos lejos de conseguirlo». Espero equivocarme pero los tambores de guerra que suenan con fuerza en estos tiempos que corremos le ponen a uno los pelos como escarpias.

Me preocupa, y mucho, que algún nefasto día lleguen al poder en España políticos sin escrúpulos que, gracias a sus discursos populistas y demagógicos, embauquen a gran parte de la población y en cuanto tengan posibilidad de hacerlo comiencen a privatizar los mayores tesoros que podemos tener las gentes humildes de este país, léase la sanidad y la educación públicas. Si eso llegara a ocurrir las desigualdades y la pobreza se acrecentarían de una forma infame. Y dados los vientos que soplan en el ideario de algunos de nuestros partidos políticos esto puede llegar a pasar y el Estado del Bienestar que tanto sacrificio ha costado conseguir se vería seriamente resquebrajado para desgracia de los que menos riqueza tienen. Espero, por el bien de la sociedad en su conjunto, que esto no ocurra nunca.

Y también me preocupa el cambio climático, un fenómeno que ya empezamos a sufrir y a percibir en tiempo real en España (y en todo el mundo) por la irresponsabilidad de un sistema económico sin escrúpulos, insensible y nocivo para las personas y para la propia Tierra. Un sistema económico que fagocita y destruye todo lo que se ponga por delante en cuanto choque con sus aviesos intereses. ¡Y a qué precio! Al de dejar un mundo inhabitable para generaciones futuras que, o encuentran una manera de escapar de este planeta, o morirán en el infierno en que se convertirá la Tierra en unos cuantos años, no creo que muchos.

En fin, me inquietan y me preocupan muchas cosas porque las señales que percibo de esta sociedad deshumanizada en la que estamos inmersos no auguran un futuro esperanzador, más bien todo lo contrario. ¡Ojalá me equivoque!

sábado, 5 de febrero de 2022

Reforma Laboral 2022

 

La Reforma Laboral aprobada in extremis y de manera esperpéntica por el error de un diputado del PP no deroga la tan lesiva Reforma del PP de 2012, pero al menos intenta atajar la temporalidad y los bajísimos salarios que hay en España. Una Reforma con el beneplácito de sindicatos y empresarios, cosa que no ocurría desde hace más de treinta años. 

La Reforma Laboral del PP de 2012 fue extremadamente agresiva, así se lo confesó Luis de Guindos, el ministro de Economía y Competitividad del Gobierno del PP, al entonces comisario europeo de Finanzas Olli Rehn en un Consejo de ministros de Economía de la UE en Bruselas: «Mañana aprobaremos una reforma laboral extraordinariamente agresiva». Esa reforma, entre otras cosas, redujo la indemnización por despido improcedente de 45 a 33 días por año trabajado; se ampliaron las causas del despido objetivo;  las empresas ya no tendrían que pedir permiso a la administración para llevar a cabo los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE); se otorgó un enorme poder a los empresarios para modificar las condiciones laborales y los trabajadores perdieron cualquier poder negociador. Muchísimos trabajadores se quedaron sin la protección de los convenios colectivos, amparados únicamente por el Estatuto de los trabajadores, con lo que, de un plumazo, perdieron mucho de lo conquistado en sus respectivos gremios.

Aquella Reforma criminal (como la han tachado algunos), dejó a las gentes de este país en una situación en la que tener trabajo no te sacaba de la miseria. En 2021 la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) publicó un estudio en el cual se ve que un tercio de la población española que vive bajo el umbral de la pobreza está trabajando. La tasa de pobreza entre las personas con trabajo (asombrosamente estática hasta 2013 con el 11,7%) se incrementó en tres puntos porcentuales en los dos años siguientes al de la aprobación de la Reforma Laboral del PP, hasta alcanzar el actual 14,6%. Es decir, un 14,6% de las personas que trabajan son pobres y ni siquiera pueden satisfacer con sus ingresos sus necesidades básicas. ¡Lamentable!

Que esta Reforma Laboral no es la panacea es una realidad porque mantiene muchos aspectos de la Reforma del PP, sin embargo, por algo se empieza y será bastante más beneficiosa que la de 2012. Era a todas luces necesario cambiar el modelo, no solo por cuestiones humanas y sociales, sino, sobre todo, económicas. Los que viven en precario apenas pagan impuestos y gastan muy poco. Son víctimas del desempleo y la temporalidad. Con sus míseros sueldos es difícil aumentar el consumo o generar ingresos para el Estado. No hay que olvidar que vivimos en el país probablemente más precario de Europa occidental, con sueldos paupérrimos y condiciones de trabajo realmente infames.

El gran objetivo de esta reforma es completar de una vez por todas la transición de nuestras relaciones laborales hacia un modelo más justo y garantista. Un cambio de paradigma que ayude a desterrar la inquietud que la precariedad ha provocado en varias generaciones de trabajadores de esta España tan desigual que tenemos la desgracia de padecer. La reforma es insuficiente, es cierto, pero es un primer paso para defender los derechos de los trabajadores y que también incluye mejoras para las empresas, no en vano la patronal estaba de acuerdo con ella.

Que los partidos que apoyan al Gobierno hayan votado en contra no tiene justificación. Esos partidos tendrán que explicarle a sus electores el porqué de esa decisión cuando en realidad es una reforma para mejorar la calidad del mercado laboral y de las condiciones laborales de la gente. Mucho peor hubiera sido mantener la reforma de 2012.

Que el Partido Popular y VOX hayan votado en contra, a pesar de los beneficios que esta Reforma Laboral trae consigo, sobre todo para los trabajadores, pero también para los empresarios, tampoco es entendible aunque no se puede esperar mucho de una oposición que está siempre en desacuerdo con todo, sea bueno, malo o regular para la gente. Pero no solo eso, sino que, con malas artes, el PP compra (no hay que ser muy espabilado para llegar a esa conclusión) dos voluntades parlamentarias (los dos diputados de UPN) para que voten en contra, a pesar de que esos dos diputados hubieran dicho por la mañana que acatarían la disciplina de voto que les ordenaba su partido para votar sí a la Reforma. Y lo guardan en el secreto más absoluto, hasta el mismo momento de la votación, para evitar que el Gobierno tuviera tiempo de negociar otras alianzas. Sin embargo, por una de esas raras casualidades que se producen de vez en cuando, un diputado del PP (Alberto Casero) se equivoca y vota sí a la Reforma Laboral esgrimiendo, para justificar su metedura de pata, un error informático que, dicho sea de paso, ya se ha demostrado que no hubo. En fin, todo un esperpento que se ha saldado con el refrendo de la Reforma Laboral por una suerte de justicia divina como alguien lo ha calificado. La mano de Dios que diría Maradona.

Esta Reforma debía estar aprobada antes de que acabara 2021 para que el Gobierno español recibiera 10.000 millones de euros de Europa. Son los fondos que la Unión Europea nos entrega cada seis meses si se han ido cumpliendo una serie de objetivos (reformas, inversiones, trámites) para la recuperación económica y que de no salir adelante la Reforma no hubieran llegado a España. Supongo que eso es lo que pretendía el PP con su voto negativo. El que los trabajadores españoles puedan ver mejoradas sus condiciones laborales y económicas importa bien poco, como ya se ha demostrado infinidad de veces, y no solo para el PP en este caso, sino para todos y cada uno de los partidos que conforman el infame arco parlamentario español.

De cualquier manera Pedro Sánchez debería sacar una provechosa conclusión de todo esto: Pactar con partidos de derechas es harto peligroso porque en el último momento es más que probable que te traicionen. Ya ocurrió en Murcia con «Ciudadanos», como ahora ha ocurrido con «UPN». Y es que la mano de Teodoro es larga y persuasiva.

jueves, 3 de febrero de 2022

Gente menor


En la película «Una noche en la ópera» de los hermanos Marx, se produce el famoso diálogo de «la parte contratante». Dentro de ese diálogo hay un fragmento que he querido extrapolar a lo que, según mi criterio, representa la política y los políticos, pasados, presentes y futuros. Esta es la secuencia:

GOBIERNO: «Aquí hay algo que le va a volver loco de alegría.

OPOSICIÓN: «No me gusta».

GOBIERNO: «¿Qué es lo que no le gusta?».

OPOSICIÓN: «Sea lo que sea no me gusta».

Da igual el signo político del que se trate. Cuando un partido está en la oposición, en lugar de hacerla constructiva, el fin último es el de sacar el máximo rédito político. Los intereses de la población no importan, solo importan los intereses particulares de cada formación política porque solo piensan en clave electoral. Mejorar la vida de la gente para ellos no es prioritario, en realidad nunca lo ha sido, ni lo será jamás.

Los políticos, en general, no trabajan para el bien común, sino para el suyo propio. Alcanzar el poder, esa es la máxima, cuanto más poder mejor. Y su lema es «quítate tú para ponerme yo». Así ha sido, así es y así será.

La política forja gentes sin escrúpulos salidos de la acuciante necesidad de subir en la escala social y mejorar su nivel económico. Suelen ser profesionales mediocres en sus respectivos campos que ven en la política una manera muy lucrativa de vivir ya que dentro de su profesión les sería bastante más difícil subsistir. Personajes con una verborrea demagógica y acantinflada que usan de la mentira, de las promesas falsas y de tácticas populistas para atraerse a gentes sin capacidad ni pensamiento críticos y fácilmente manipulables. Con un discurso convenientemente florido y hábilmente preparado atraen al aprisco al rebaño borreguil.

En fin, en general, la política crea raleas de gente menor (que diría mi abuelo) sin el menor atisbo de decencia ni empatía por los demás. Y siempre, siempre, antepondrán su bienestar personal al bienestar de la ciudadanía que los vota. Así de triste… y así de claro.

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