BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY, EL RINCÓN DE F.J.M. (MARCO ATILIO).

martes, 22 de mayo de 2018

Adiós Pilar


Esta entrada está dedicada a la memoria de mi compañera y amiga Pilar, fallecida prematuramente a los 54 años. Una persona fuerte, valiente, con una alegría que contagiaba a los que la rodeaban. En definitiva, una mujer extraordinaria.

Basándome en un antiguo poema mío que titulé “La Muerte”, he compuesto esto para ti, mi querida amiga:

Se apagan las risas de los niños,
y el canto de los pájaros.
El sol de la primavera ya no calienta.

El silencio, poco a poco.

Quisiera gritar y no puedo.
¿Qué me pasa?
Me siento extraña…
y sola,
terriblemente sola.
Siento como si no hubiera lluvia,
como si no hubiera viento,
 como si no hubiera sol,
ni árboles, ni montañas…
¡Como si no hubiera nada!
Como si nada existiera.

¿Dónde están mis hijos?
¿Y mi marido?
¿Por qué lloran?
¿Por qué lloran todos?

 Poco a poco el silencio.

¡Y esta terrible soledad!

¡Y el frío, siento mucho frío!

Y todo es oscuridad,
una oscuridad terrible y arrebatadora.

Empiezo a sentir miedo.

Y es que…
¿por qué no puedo moverme?

Me gustaría saber qué está pasando,
por qué siento este vacío.

Yo quiero ver a mis hijos,
a mi marido, a mi familia,
a mis compañeros y compañeras...
Pero no puedo,
todo es oscuridad.

¡Tengo tantas preguntas!
¡Necesito tantas respuestas!

Silencio, todo es silencio…

No, ahora no,
de repente empiezo a comprender.

Ahora vienen las repuestas.
Como una luz vienen a mí,

a mi Ser…

¡A mi Alma!

¡Mi vida se ha acabado!

¡Dios mío!

Yo no quería, no tan pronto.

No...,

por mis hijos.

No...,

por mi marido.

He luchado por la vida
con todas mis fuerzas pero,
no he podido vencer…

¡A la muerte!

¡Dios mío!, ¡Dios mío!

Sin embargo…

Ahora ya no hay dolor
y sí mucha paz.

No estoy triste.

¿Debería estarlo?

Sé que algún día los veré de nuevo,
no sé por qué lo sé, pero lo sé.

Por eso no estoy triste.

Y todo el amor que me llevo…
de mis hijos, de mi marido,
de mi familia, 
de mis compañeras y compañeros...

me reconforta.

Quisiera gritarles que no tengan pesar por mí.
Lo hago, lo estoy haciendo pero…

No me oyen.

Lástima.

Decirles que los echaré de menos
pero que nos volveremos a ver...
algún día.

Mientras, todo se diluye y se desvanece;
solo queda el silencio,
solo el silencio.
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