BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY, EL RINCÓN DE F.J.M. (MARCO ATILIO).

lunes, 27 de noviembre de 2023

Opinión negativa

Hace unos días, en el transcurso de una agradable conversación, un amigo me reprochó mi aparente negatividad a la hora de juzgar al ser humano en general. Me dijo: -me consta que eres creyente, entonces… ¿cómo puedes juzgar al ser humano de esa forma tan negativa?-.

Mi amigo es una persona con un optimismo desbordante en lo que se refiere a las bondades de la raza humana. Yo, sintiéndolo mucho, no soy tan optimista y la prueba de que pudiera estar en lo cierto me rodea por todas partes. Los medios de comunicación están llenos de noticias de guerras; de violencia de género; de palizas a personas porque sí; de acoso escolar; de odio entre los políticos por imponer sus idearios, odio que, dicho sea de paso, se traslada a la gente corriente que abraza ese odio sin el menor pudor; penurias de gente a los que sus míseros salarios no les dan para llegar a fin de mes; gentes que pasan hambre en pleno siglo XXI; avaricia de los riquísimos; falta de empatía, cinismo, injusticia, hipocresía… en demasiada gente. Esto lo vemos a diario en los informativos de televisión y en los periódicos. Ante este panorama… ¿cómo demonios voy a ser positivo a la hora de juzgar al ser humano? Y luego está la dualidad innata que todos tenemos y que nos hace seres adorables unas veces y despreciables otras, sin término medio. Así no es de extrañar que las contundentes pruebas que se ponen ante mí me hagan juzgar con tanta severidad las conductas humanas.

En cualquier caso tengo que decir que mi amigo tiene razón: ¡Soy creyente! Soy cristiano porque creo en Jesucristo, y me gusta muy mucho lo que, según los evangelios, predicó y dijo. Lo que se narra en el capítulo 5 del evangelio de San Mateo (El Sermón de la Montaña) es una de las cosas más bonitas y bondadosas que se hayan dicho nunca. Sobre todo en lo que se refiere al apartado de las «Bienaventuranzas».

Tengo mi fe como cualquiera puede tener la suya que por supuesto respeto. En mi caso personal creo que hay un Dios, al menos necesito creerlo. Él me ayuda mucho a estar en paz conmigo mismo, algo muy necesario para mi desarrollo emocional.

Sin embargo, el que yo sea creyente no es obstáculo para que me haga preguntas, me asalten dudas y me mueva en una búsqueda constante de respuestas. Miro la vida con capacidad crítica, y probablemente por esa capacidad crítica, y por la experiencia que da la edad, he llegado a la conclusión de que el ser humano es una especie fallida en la natural lógica del Universo. Pero es que cada vez me reafirmo más en ese convencimiento. Supongo que nunca encontraré las respuestas a las preguntas que me hago de por qué el mundo es un lugar tan endiabladamente injusto (que lo es). Pero bueno, (y así me consuelo) tampoco nuestras mentes humanas están preparadas para entender ciertas cosas porque como se dice en la Epístola de San Pablo a los Romanos: «¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos!».

En fin, sea como fuere y por el momento, solo encuentro una explicación a todos los desmanes que se han cometido a lo largo de la historia de la humanidad. La explicación es que el mal es algo intrínseco a la especie humana y difícilmente esto se puede cambiar.

Como yo pienso lo han hecho algunos intelectuales de distintas épocas de la historia. Aquí unos pocos ejemplos, aunque hay muchos más:

 «El hombre produce maldad como la abeja la miel». (William Golding, novelista y poeta británico, galardonado con el Nobel de literatura en 1983)

«El diablo es optimista si cree que puede hacer más malo al hombre». (Karl Kraus, escritor austriaco)

«La creencia en algún tipo de maldad sobrenatural no es necesaria. Los hombres por sí solos ya son capaces de cualquier maldad». (Joseph Conrad, novelista británico de origen polaco)

«Cuanto más conozco a los hombres, más admiro a los perros». (Madame de Sévigné, escritora francesa)

«El infierno está pavimentado de buenas intenciones». (Samuel Johnson, escritor inglés)

«El hombre es el animal más cruel». (Friedrich Nietzsche, filósofo alemán)

«Todos tenemos un monstruo dentro; la diferencia es de grado, no de especie». (Douglas Preston, periodista y escritor estadounidense)

«Todo el mundo peca, el problema es que amamos nuestros pecados, amamos el mal que hay en nosotros». (Robert Cormier, escritor estadounidense)

«El hombre es la especie más demencial de todas. Adora a un Dios invisible y masacra a una Naturaleza tan visible... sin darse cuenta que esta Naturaleza que masacra es ese Dios invisible al que adora».  (Hubert Reeves, astrofísico canadiense)

En fin, ya veis que no soy el único que es crítico con el ser humano. En cualquier caso, no pretendo convencer a nadie de nada, solo es un punto de vista diferente en la sana diversidad de pensamiento que, como no podía ser de otra manera, puede haber entre las personas, siempre desde el respeto más absoluto, por supuesto.

 

sábado, 25 de noviembre de 2023

Respuesta desproporcionada

Israel puede decir lo que quiera, pero lo cierto es que no está actuando conforme al derecho internacional en su conflicto con los terroristas de Hamás. Incluso Estados Unidos empieza a poner en duda sus métodos. Por supuesto que tiene que defenderse del ataque de Hamás, una organización terrorista miserable, eso nadie puede ponerlo en duda. Pero de una forma proporcionada, no arrasando todo lo que se le ponga por delante y de paso masacrando a civiles inocentes.

Lo que Israel está llevando a cabo en la Franja de Gaza se parece mucho a un genocidio. Lo que pasa es que con Israel, si no eres políticamente correcto parece que fueras un indeseable que apoya el terrorismo. De un cinismo extraordinario aliquis dixit.

Lo que sí está demostrado es que Israel es el país del mundo que más Resoluciones de la ONU se ha saltado, todas las que son contrarias a sus intereses. Incluso sus delegados han llegado a romper los documentos en los que estaban reflejadas esas Resoluciones delante de los demás delegados, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y más de una vez. Su desprecio por estas Resoluciones se acumula a lo largo de 75 años, prácticamente desde el nacimiento del Estado de Israel.

La ONU considera que Palestina es un territorio ocupado y ha estado exigiendo  a Israel a lo largo de los años que se retire de allí, frene los asentamientos ilegales y favorezca la creación de un Estado palestino. Estas exigencias se las han pasado los israelíes por el «arco del triunfo» una y otra vez. Y es que Israel cuenta con el sólido respaldo de Estados Unidos y nadie parece atreverse a poner coto a sus abusos.  Te puedes poner de perfil, te puedes dar la vuelta, le puedes poner el filtro que quieras, incluso estrujarla para que cuente lo que uno quiere, pero la realidad es como es y no hay más vuelta de hoja.

Parece mentira que esta gente sean los descendientes de los que padecieron el holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.

Es increíble, pero que haya verdades tan obvias que no se puedan decir es de una hipocresía que raya en la desvergüenza. Y estos, se supone, son el pueblo elegido por Dios. ¡Qué pena!

Termino con una frase que acuñé hace tiempo:

«Todo pueblo tiranizado, humillado, masacrado…, puede hacerlo a su vez a otros pueblos. Es la conclusión lógica de la esencia humana».

lunes, 20 de noviembre de 2023

¿Por falta de alternativas?

 

De un tiempo a esta parte, en las sociedades occidentales en general, se flirtea demasiado con partidos extremistas, opciones radicales de izquierdas o de derechas que navegan en un mar común contra el capitalismo liberal y la globalización; fruto quizá del desencanto y la desafección que provocan los partidos tradicionales, que no son capaces de hacer políticas que redunden en beneficio de la sociedad en su conjunto.

Sin embargo, apostar por tales partidos nos lleva hacia terrenos demasiado peligrosos y oscuros pues se ponen en riesgo muchos de los avances sociales, conseguidos tras años de lucha y sufrimiento, y que pueden quedar hechos añicos de un solo papirotazo en cuanto esos partidos se hagan con el control de las instituciones.

En cualquier caso, el que esos partidos estén últimamente tan en boga, es consecuencia del cansancio con los políticos tradicionales, las instituciones inoperativas, las corruptelas. Es consecuencia de la laxitud y el acomodo de gobiernos que, gracias a sus nefastas políticas, han ido ensanchando más y más la desigualdad y la falta de oportunidades de una ciudadanía que ve el futuro con incertidumbre y desesperanza.

A una sociedad, capitalista hasta la paranoia y nociva per se, se unen las malas praxis de unos gobernantes ineptos cuando no corruptos que demuestran su incapacidad para remodelarse, se quedan anclados en posiciones acomodaticias del pasado, repitiendo una y otra vez los slogans ya conocidos y manidos. Es cuando surgen otras opciones políticas más extremistas, más radicales, fruto de un cabreo popular in crescendo y generalizado, de unos ciudadanos hartos de la clase política que los gobierna y que se agarran, como último recurso, al clavo ardiendo de ideologías ultras y populistas que esperan, equivocadamente, que los saquen de sus penurias y vengan a poner ¿orden?, en donde creen, con razón o sin ella, que no lo hay.

Con unos mensajes concienzudamente estudiados, esas ideologías calan en la psique del vulgo desesperado que encuentra en ellas la antítesis de todo lo convencional que han votado hasta ahora y buscan un cambio drástico y radical en su modelo de sociedad. Lo que probablemente no sepan es que el remedio que le están vendiendo es peor que la enfermedad. En fin…

¡Qué pena que se tengan que abrazar esos postulados porque no se encuentren alternativas o se crea que no las hay!

¡El mundo se hunde y no tenemos salvavidas!

viernes, 17 de noviembre de 2023

¿Merece la pena?

 

Si yo fuera Pedro Sánchez me diría:

«¿Merece la pena todo esto? ¿No sería más feliz sin tener que aguantar las increpaciones y los insultos que me profiere una gran parte de la sociedad española? ¿No estaría mucho más tranquilo sin el clima de crispación que ha generado en España mi alianza con los partidos independentistas y la famosa ley de amnistía? ¿Merecen la pena los insultos e incluso las agresiones a los diputados de mi partido? ¿Merece la pena el odio y el acoso a las sedes del PSOE? ¿Merece la pena que acaso el precio que pueda pagar mi partido sea excesivamente alto?

En fin, todo tiene un límite, pero se ve que las tragaderas de Pedro Sánchez son infinitamente grandes y el límite de la ofensa lo ha puesto estúpidamente alto.

¿Y todo para qué? ¿Para mantenerme en el poder a toda costa? ¿Merece la pena lo que tengo que aguantar por aferrarme a la poltrona?

Si yo fuera él diría:

«A la mierda, no merece la pena pasar por todo esto y aguantar lo que otra persona, probablemente más sensata que yo, aguantaría». Y lo diría ayer mejor que hoy, hoy mejor que mañana.

Porque no creo que esté soportando toda esta tormenta por convicción ideológica y política. Más bien lo hace en aras de su interés particular. Al menos así lo creo.

Me parece que el precio a pagar es demasiado alto. Lo malo de todo este cuento es que las alternativas inspiran muy poca confianza a otra gran parte de la sociedad española. Porque España, y no nos podemos sorprender por ello, está dividida en dos bloques: Los unos… y los otros.

¿Recuerdan lo que decía el gran Antonio Machado en 1912?:

«Ya hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza,

entre una España que muere

y otra España que bosteza.

Españolito que vienes

al mundo te guarde Dios.

una de las dos Españas

ha de helarte el corazón».

Y en ello estamos todavía después de más de 100 años. La verdad es que no tenemos arreglo.

jueves, 16 de noviembre de 2023

En nombre de Dios

 

Se puede ser simpatizante de partidos de derecha, de partidos de izquierda, de partidos de centro; se puede ser más afín a ideas progresistas o ideas conservadoras; se puede uno manifestar en la calle de manera pacífica por lo que cree o deje de creer. Lo que no se puede estar, y menos enarbolando la bandera de tu aparente cristianismo, es al lado de partidos que fomenten el odio, la intolerancia, la xenofobia, la homofobia, el racismo... la violencia. Se está viendo estos días en las manifestaciones en contra de la ley de amnistía a grupos ultracatólicos y sumamente violentos que portan en sus protestas crucifijos y símbolos religiosos y con los que se identifica muy bien la ultraderecha española. Se supone, al portar esos símbolos, que protestan en nombre de Dios o quizá crean que por exhibir esos símbolos religiosos Dios está con ellos. ¡Qué equivocados están! Jesús odiaba la violencia y la venganza, entonces… ¿a qué vienen esos crucifijos que representan su figura?

También se ha visto a gentes rezando el rosario ante la sede del PSOE en Madrid, pidiendo ayuda divina contra un supuesto «fin del mundo». Imagino que la ley de amnistía supone para ellos el final de los tiempos. «Pa mearse y no echar gota». No creo que ni la Virgen ni Jesucristo estén para esas memeces. Pero en fin, estos al menos protestan de forma pacífica, mejor protestar con rezos que con piedras.

Lo que sí probablemente sea cierto es que la inmensa mayoría de los que protestan ¾llevando la violencia por bandera¾ contra esa ley de amnistía, van a misa todos los domingos y fiestas de guardar. Ellos abrazan el nacionalcatolicismo franquista, así que deben asistir a misa tal y como demanda esa ideología político-religiosa. ¿Y se supone que esas gentes son creyentes? Si lo son no creo que hayan leído la Biblia en su vida.


¿Acaso no saben lo que dijo Jesús sobre la venganza? «Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas. Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen…». (Mateo cap. 5 vers. 38-44).

La venganza es mala compañía a los ojos de Dios: «No digas: Le voy a hacer a él lo mismo que él me hizo a mí; me las pagará por lo que hizo.» (Proverbios 24:29).

A mí me da la impresión que todos esos que enarbolan «banderas» de odio, de intolerancia, de venganza, de rencor… lo hacen por pura ignorancia y no tienen ni idea del significado de tales actos. «Entonces dijo Jesús: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen». (Lucas cap. 23 vers. 34).

En fin, como decía mi abuelo: «La “tontura” no tiene hartura». Y es que, lamentablemente, hay mucho jumento campando por nuestras tierras patrias. En cualquier caso, como dijo Jesús: «Por sus actos los conoceréis».

Aunque puede ser que, aparte de sus actitudes jumentales, sean tan hipócritas que se apliquen así mismos el refrán que dice: «A Dios rogando y con el mazo dando». Que todo pudiera ser posible.

jueves, 9 de noviembre de 2023

Intolerancia y odio, malos consejeros

 

Con todo este asunto de la amnistía y de los pactos de Pedro Sánchez con los independentistas, cosa que aborrezco dicho sea de paso, la gente suele opinar en las redes sociales. Unos más enfadados, otros menos, algunos los justifican, otros los denuncian, etc.

Sin embargo, algunas personas rezuman odio por los cuatro costados. Por ejemplo, hace poco me topé con un mensaje vía WhatsApp que decía literalmente:

«Pierde un partido la Selección y nos enfurecemos… Estamos perdiendo un País pero no reaccionamos».

Bueno, ¿y eso qué demonios significa? ¿cómo hay que reaccionar?  ¿Es que hay que echar a Pedro Sánchez por la fuerza? ¿Y eso cómo narices se hace? ¿Acaso dando un golpe de estado como pasó en 1936, cuando las derechas de este país no acataron el mandato de las urnas y se sublevaron iniciando una terrible guerra civil acabando con la democracia, lo cual sumió a España en 36 años de atraso y de dura y represiva dictadura franquista?

Santiago Abascal ha jugueteado con cosas muy peligrosas cuando dice que la policía debe saltarse las órdenes recibidas y dejar a los manifestantes de ultraderecha campar a su antojo en las manifestaciones en contra de la amnistía.

Hay que tener mucho cuidado con las palabras porque el fanatismo está cargado de odio y de intolerancia y el odio y la intolerancia son malos consejeros ya que no te permiten, ni pensar, ni razonar con claridad.

Las democracias, a diferencia de las dictaduras, tienen una bondad, y es que se puede votar, como mínimo cada cuatro años, y podemos cambiar el sentido de nuestro voto cuando creamos que los partidos y los políticos en quien confiamos no merecen esa confianza. Así que, cuando haya de nuevo elecciones votemos por aquel partido político que creamos que nos hará la vida más placentera y que cumpla sus promesas electorales, aunque ya te aviso, que esto ocurra es una auténtica utopía porque por un puñado de votos, los políticos pactan con el mismísimo diablo y cambian su discurso como mejor convenga a sus intereses. La historia de la democracia española está llena de estos ejemplos.

Y por último, acatemos el resultado de las elecciones, a eso, entre otras cosas, se le llama ser demócrata.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Nacionalismo vs nacionalismo

 

Si uno ve las imágenes que están dejando las manifestaciones en contra de la amnistía que pretende pactar Pedro Sánchez con los partidos independentistas, se dará cuenta que la violencia esgrimida por los manifestantes en nada difiere de la que, en su día, practicaron los independentistas catalanes.

Su modus operandi es muy parecido, salvando, obviamente, el motivo de la protesta de unos y otros:

  • No dejar trabajar a la prensa incluyendo agresiones e insultos varios.
  • Proclamar a voz en grito sus soflamas radicales.
  • Enfrentamientos con la policía.
  • Lanzamiento de objetos.

Y, sobre todo:

¡¡¡Mucho fanatismo!!!

En fin, prácticamente la misma parafernalia, salvo que unos llevan banderas de España y otros esteladas catalanas. Por lo demás, los mismos «demócratas», tanto unos como otros.

Ya lo he dicho varias veces y lo repito, los nacionalismos son todos iguales, llámense nacionalismos catalanes, vascos o españoles como en este caso. Todos llevan impresa la marca del odio y la intolerancia sobre los tejidos de su ideario. Sin embargo, se llaman a sí mismos patriotas.

Y por supuesto, no se puede confundir patriotismo con nacionalismo. Yo me considero un patriota porque amo a mi país, España, aunque no soy nacionalista. Esto lo definió muy bien Charles de Gaulle cuando dijo: «Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás es lo primero».

Y termino con una reflexión de Federico García Lorca, el universal poeta granadino asesinado por un nacionalismo radical como lo fue el franquismo de tan triste recuerdo. Decía Lorca:

«Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos».

Los manifestantes se enfrentan a la policía en la calle Ferraz

Radicales independentistas, en el centro de Barcelona, enfrentándose a la policía

Manifestación contra la amnistía

Manifestación en favor de la independencia de Cataluña

Los radicales ejerciendo la violencia, noviembre 2023

Enfrentamiento entre independentistas y Mossos d'Esquadra en 2018







martes, 7 de noviembre de 2023

A vueltas con la amnistía

Vaya por delante que estoy totalmente en contra de la amnistía que pretende implementar Pedro Sánchez a cambio de un puñado de apoyos de los independentistas catalanes y que aborrezco profundamente el independentismo y el separatismo. ¡Y no os podéis figurar hasta qué punto! Pero como lo cortés no quita lo valiente, bueno será hacer un poco de memoria:

Investidura de Aznar (1996)

El 3 de marzo de 1996 hubo elecciones generales en España y esa misma noche, cuando daban los resultados provisionales y el Partido Popular, con José María Aznar a la cabeza, iba acariciando la mayoría absoluta, fue cuando en la calle Génova, los simpatizantes del PP comenzaron a corear aquello de «Puyol, enano, habla castellano».

Sin embargo, al finalizar el escrutinio, los resultados no fueron tan benévolos con el Partido Popular que se quedó con 156 escaños, a falta de 20 escaños para la mayoría absoluta.

Al día siguiente, José María Aznar se puso manos a la obra en busca de los apoyos de los partidos independentistas, Convergencia y Unión (CIU) y Partido Nacionalista Vasco (PNV), para poder lograr los 176 escaños que otorgaban la mayoría absoluta y poder formar gobierno.

El triunfo por la mínima de los populares requirió dos meses de duras y secretas negociaciones, hasta que el 4 de mayo de 1996, Aznar logra la investidura con el apoyo de los partidos independentistas Convergencia y Unión (16 escaños) Partido Nacionalista Vasco (5 escaños) y Coalición Canaria (4 escaños). Fueron los días en que Aznar reconocería hablar catalán «en la intimidad».

José María Aznar y Jordi Pujol cerraban el acuerdo de investidura el 28 de abril de 1996 en lo que se denominó «El Pacto del Majestic».  Como consecuencia de ese pacto, los populares acordaron con Pujol la reforma del sistema de financiación autonómica, transferir a Catalunya las competencias de tráfico de la Guardia Civil a los Mossos d'Esquadra, competencias en justicia, educación, cultura, agricultura, sanidad, puertos, farmacias, empleo, medio ambiente, política lingüística y vivienda, entre otras.

Además, Aznar suprimió la figura del gobernador civil, que fue reemplazada por la del subdelegado del Gobierno, con menos competencias. Así mismo, se pusieron en marcha inversiones como las ampliaciones del aeropuerto de El Prat y del puerto de Barcelona.

Y como colofón, Aznar se comprometió ante Pujol a apartar a Aleix Vidal-Quadras (que a Pujol no le gustaba) de la presidencia del Partido Popular en Catalunya y a apoyar la gobernabilidad de la Generalitat catalana.

El PNV, por su parte, sólo dio el voto de investidura, no un pacto de legislatura, en cualquier caso, el presidente del nacionalismo vasco, Xabier Arzalluz, resumió así aquellas negociaciones: «He conseguido más en 14 días con Aznar que en 13 años con Felipe González».

Durante el mandato de Aznar, se concedieron 5.948 indultos. Entre ellos, 16 miembros de Terra Lliure condenados por terrorismo en un procedimiento iniciado por el Gobierno de Felipe González.  Aznar también aprobó indultos parciales –dos tercios de su pena– para la cúpula de Interior de Felipe González condenada por delitos atribuidos a los GAL.

Conclusión: «Consejos vendo que para mí no tengo». Y es que con las conductas de los políticos nada te puede sorprender porque donde hoy niegan mañana afirmarán. En cualquier caso, como decía al principio, estoy totalmente en contra de la amnistía para Puigdemont y toda su patulea. Además, en este caso me repugna especialmente porque Pedro Sánchez la utiliza como moneda de cambio para que los independentistas catalanes lo mantengan en el poder que, en definitiva, es lo que tanto ansía, mantenerse aferrado a la poltrona cual lapa sobre las rocas.

Por otra parte también tengo que decir que, aunque me parezcan bien las manifestaciones en contra de la amnistía (siempre que las manifestaciones sean pacíficas), también me quedo perplejo cuando la gente se manifiesta con tanta facilidad por estos temas y no lo hace por otros que afectan mucho más a su día a día y a su subsistencia. Me refiero a manifestaciones en favor de una sanidad pública y de calidad, a una educación igual para todos, a pensiones dignas, a salarios que te permitan llevar una vida decente… En realidad, estos temas sí que afectan de lleno a la cotidianeidad de la gente, sin embargo, las emociones y el rechazo que provoca la amnistía y todo lo que tiene que ver con ella, con ser legítimos (yo también, como he dicho antes, la rechazo de plano) probablemente en nada afectarán a nuestro día a día. Sí en cambio el deterioro de la sanidad y su privatización, los sueldos bajos, el empleo precario, la educación accesible a todos sin excepción, etc. Problemas mucho más tangibles en nuestra vida diaria y por los que poca gente se manifiesta para tratar de arreglarlos o en todo caso mejorarlos. Y es que, en definitiva, no dejamos de ser un poco masoquistas y sálvese quien pueda.

 


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