BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY, EL RINCÓN DE F.J.M. (MARCO ATILIO).

martes, 31 de mayo de 2011

Dublineses. Los Muertos


Soy un gran amante del séptimo arte, como buen cinéfilo he visto infinidad de películas, de todos los géneros. Algunas de ellas me han cautivado por diversas razones y una de las que lo han hecho especialmente ha sido “Dublineses” hasta el punto de verla dos veces consecutivas, sí, sí, dos veces, terminar de verla y empezar a verla otra vez desde el principio.
 
Dublineses es una película para mí especial, tiene algo que me cautiva y me seduce, principalmente su magnífico final. Un final que te transporta, que te obliga a recapacitar sobre el sentido de la vida… y de la muerte.
 
Dublineses es una película de John Huston cuyo guión (escrito por su hijo Tony Huston) es una adaptación del relato “Los Muertos” de James Joyce. Está ambientada en el Dublín de principios del siglo XX y cuenta una historia costumbrista de la época.
 
John Huston dijo cuando acometió el proyecto: “Estoy adaptando un cuento de Joyce que tenía pensado llevar al cine desde hace 30 años, pero con tantos filmes que he tenido que hacer para poder pagar a mis ex mujeres y médicos, hasta ahora no había sido posible”. Huston padecía un enfisema pulmonar, pero a pesar de ello, a pesar de que tuvo que rodar en silla de ruedas y con mascarilla de oxígeno, gracias a su férrea voluntad pudo acabar “Dublineses” su última gran obra, su testamento cinematográfico, su obra póstuma (Huston murió antes del estreno de la película). El legado de Huston es una cinta de lo más sencilla, pero cuidada hasta el más mínimo detalle, algo notorio en su loable ambientación y en su extremo e intenso mensaje.
 
Huston hizo una escrupulosa ilustración del texto de Joyce, que está prácticamente reproducido en la película, con bastantes líneas de diálogo idénticas.
 
Día de la Epifanía en el Dublín de 1904. Como todos los años, se celebra una fiesta en casa de las señoritas Morkan, fiesta que con los años se ha hecho ya famosa. Entre los distinguidos invitados se encuentra Gabriel Conroy (Donal McCann), sobrino de las anfitrionas y su bella esposa Gretta (Anjelica Huston). Durante la fiesta los invitados hablan de música, de política y también chismorrean entre ellos mientras comen, beben y bailan. Aquí Huston se las ingenia para crear una atmósfera tan especial que introduce al espectador en casa de las señoritas Morkan como si fuese un invitado más. La fluidez con la que se desarrolla la fiesta produce una sensación de intimidad y verosimilitud absoluta.

Acabada la cena y mientras Gretta baja las escaleras se oye una canción ("La joven de Aughrim") que canta uno de los invitados, el tenor Bartell D'Arcy (Frank Patterson). En ese momento Gretta queda inmóvil en mitad de las escaleras, extasiada, obnubilada, transportada a otro tiempo, transportada a un recuerdo. Mientras, desde abajo, Gabriel contempla la palidez y la enigmática perplejidad dibujada en el rostro de su mujer.
 
De vuelta a casa, Gretta le confiesa a su marido que aquella canción ha despertado el recuerdo de un amor de juventud, truncado por la muerte de su amado.
 
Nunca Gabriel en todos los años que llevaba casado con Gretta había escuchado esta historia, y es entonces cuando afloran sus inseguridades. Es entonces cuando empieza a comprender que siempre ha sido el pálido sustituto de un muerto, un héroe del amor con el que nunca podrá competir.
 
Los cinco últimos minutos del filme son apoteósicos, Pura poesía en los pensamientos de Gabriel asomado a la ventana viendo caer la nieve, reflexionando sobre su esposa, sobre la vida... y sobre la muerte. Un monólogo con voz en off, con un lirismo impresionante. Una de las cosas más bonitas que yo he podido ver en el cine. La fotografía espectacular, nos muestra los solitarios paisajes cubiertos de nieve mientras Gabriel reflexiona acompañado de una banda sonora estupenda en donde prevalece el piano.
 
Dublineses fue elegida por los críticos españoles como la mejor película de los ochenta.
 
Consiguió dos Óscar: Mejor vestuario y mejor guión adaptado.
 
En definitiva, una película que para mí es una joya de la cinematografía aunque algunas personas la puedan encontrar aburrida (¿?).
 
Marco Atilio


















domingo, 29 de mayo de 2011

La inmensidad del Cosmos


Cuando en una noche clara y despejada miro hacia arriba y mis ojos se encuentran con una inmensa cantidad de titilantes estrellas, cuando las miro centellear en la espesa negrura del cielo nocturno y pienso en que todas y cada una de ellas son más grandes que nuestro Sol, algunas mucho más grandes, hasta incluso empequeñecerlo de tal manera que casi parezca que se estén riendo de él, (Betelgeuse, Antares, Rigel…) a pesar de que nuestra estrella tiene un diámetro de 1.392.000 kilómetros. Cuando miro esa infinita inmensidad me doy cuenta de lo pequeños que somos. ¡No somos nada! Un simple infusorio en el océano cósmico.

Para ilustrar lo que digo, lo infinitesimalmente pequeños que somos quiero compartir con vosotros este video que ilustra de manera fehaciente mis palabras.
 
Se trata de un video que el Museo Americano de Historia Natural colgó en la red hace algún tiempo, una reconstrucción informática que muestra un "viaje" desde la superficie de la Tierra hasta los límites del universo conocido.
 
Marco Atilio




miércoles, 25 de mayo de 2011

Intolerancia y Egoísmo

Intolerancia

A veces me paro a pensar y me pregunto si el ser humano se da cabal cuenta de la clase de criatura despreciable que pueda llegar a ser. En mis reflexiones surgen varias preguntas que me producen, cuando menos, cierto desasosiego:
 
¿Somos conscientes de lo que realmente somos?
 
¿Seguro que sabemos lo que somos en lo más profundo de nosotros mismos?
 
¿Sabemos siquiera de lo que seríamos capaces en un determinado momento…?
 
Yo creo que no, que pocas veces nos hemos parado a pensar lo que somos en realidad y lo detestables que podemos llegar a ser en determinadas situaciones, sobre todo cuando está de por medio nuestro propio beneficio. Y es que seguimos una máxima que se ha hecho dogma en nuestras vidas: “Primero mis dientes que mis parientes”.
 
Nos creemos seres adorables, es una delicia convivir con nosotros. Nos asiste la razón siempre. Las cosas que hacemos y que decimos están estupendamente hechas y magníficamente dichas. Para obrar como lo hacemos siempre tenemos algún argumento que justifique y fundamente nuestra forma de proceder. Somos poseedores de la verdad..., de nuestra verdad.
 
Nuestras ideas, nuestra forma de vivir y de entender la vida son, para nosotros, el paradigma de la perfección. El camino a seguir por otros. Intentamos en nuestras conversaciones con los demás que prevalezca nuestro inefable criterio en la inmensa mayoría de las ocasiones.
 
El comportamiento de la gente que nos rodea, sus actitudes, sus formas de ver la vida, sus creencias, sus ideas, sus convicciones, sus maneras de vestir, sus aspectos personales, sus formas de hablar, sus críticas, sus amores, sus pasiones, sus tristezas, sus depresiones, sus melancolías, sus sensibilidades, sus inquietudes, sus formas de entender la belleza, sus luchas, sus aficiones…, en definitiva, sus formas de vivir cuando son contrarias a nuestra manera de entender esas mismas cosas, son para nosotros actitudes y comportamientos totalmente equivocados y reprobables.
 
Si pensamos un poco en todo ello veremos que en mayor o menor medida es lo que nos pasa a todos nosotros. Es lo que se llama INTOLERANCIA, esclavos de ella como seres humanos que somos y no hay nada más malvado, capaz en determinados momentos y situaciones de las más insospechadas tropelías que el ser humano.
 
Y es que, en definitiva, somos egoístas por naturaleza y anteponemos nuestro bienestar y nuestro propio interés a cualquier otra cosa.
 
Así es de cruda la triste realidad en la que viven los seres humanos desde que aparecieron sobre la faz de La Tierra para desgracia de la propia Tierra. 
 
Cierto es que deberíamos ser libres para decidir nuestro propio destino, para caminar por la vida y el mundo como mejor nos plazca, sin restricciones ni limitaciones pero, eso sí, sin menoscabar la libertad de los demás, sin perjudicar los legítimos intereses de las demás personas, sin meternos gratuitamente en sus vidas y, sobre todo, respetando a todo el mundo sin importarnos el color de su piel, su religión, sus creencias, su modo de vivir y de pensar. Si esto sucediera algún día, (cosa por otra parte prácticamente imposible ya que la maldad y el egoísmo es algo intrínseco al ser humano), la vida sobre este maravilloso planeta llamado Tierra sería mucho más placentera y, sobre todo, más justa.
 
Si queremos construir un futuro mejor para todos, debemos pensar sobre unas bases éticas tan sólidas como elementales: “Ningún pueblo, ninguna nación, ninguna persona, nada positivo se puede construir a costa de los demás”. 
 
Si para ser felices necesitamos que no lo sean otras personas sería mejor no haber nacido, así librábamos al mundo de nuestra inmunda presencia.
 
Marco Atilio













Intolerancia y Egoismo II

Egoísmo
Es muy posible que mi artículo anterior “Intolerancia y Egoísmo” sea bastante pesimista en cuanto a valorar los comportamientos y actitudes de las personas en general y que cualquiera que lo lea pueda discrepar profundamente de mi visión catastrofista del tema expuesto. Siempre es malo generalizar, pero es que estoy convencido que la gran mayoría de los seres humanos están dibujados perfectamente en el artículo en mayor o menor medida.
 
Es cierto que a lo largo de la historia ha habido gentes que se han sacrificado por los demás, incluso han dado la vida por sus semejantes pero… también es verdad que han sido casos de lo más excepcional. 
 
Que el ser humano se puede convertir en un ser de lo más despreciable es prácticamente un axioma, ejemplos de ello hay en la historia infinidad de casos. 
 
No podemos olvidar a los grandes imperios (el romano, el español) que cometieron viles y crueles asesinatos por extender su dominio, por implantar sus creencias y sus formas de vida a quien no pensaba como ellos, a quien discrepaba de sus dogmas, a quien se atrevía a enfrentarse a su poder.
 
No podemos olvidarnos de La Inquisición, ¡cuántas personas fueron sacrificadas en la hoguera en nombre de Dios! La lista de los pobres desgraciados que cayeron en sus garras es terriblemente amplia.
 
No se nos puede olvidar el genocidio que practicaron los norteamericanos con las tribus indígenas de Estados Unidos arrebatándoles sus pertenencias, sus tierras, y confinando en reservas a los pocos supervivientes, privándoles de la libertad que en derecho les pertenecía. Existe un libro, un libro muy bien documentado escrito por Dee Brown titulado “Enterrad mi corazón en Wounded Knee” que habla sobre ello, las historias que cuenta son terribles y sobrecogedoras.
 
¿Nos podemos olvidar de la esclavitud practicada por los seres humanos en diversas épocas de la historia con el propósito de humillar, vilipendiar y tiranizar a sus semejantes?
 
Tampoco nos podemos olvidar de los Nazis, que cometieron quizá el mayor genocidio de la historia de la humanidad. Capaces de perpetrar los crímenes más horribles y las prácticas más espeluznantes. Éstos llegaban a ver a sus semejantes (los judíos) como simples ratas, es por eso que no les remordió nunca la conciencia y jamás se arrepintieron de sus actos. Los ejemplos de las aberraciones que cometieron con el pueblo judío son grandes y terribles.
 
¿Nos olvidaremos de los crímenes de Stalin…, de Franco…, de Pinochet…, de los dictadores que a lo largo de la historia han masacrado a su pueblo? 
 
¿Nos olvidaremos de la clase política? De la clase política de cualquier lugar del mundo, pasada, presente y futura. A los políticos se les puede definir sin temor a equivocarnos como: Embusteros, demagogos, aprovechados, hipócritas… y un sinfín de feos calificativos porque lo que busca cualquier político, sea de la época que sea, es el de enriquecerse lo antes posible aprovechándose de su posición de ventaja sin importarle lo más mínimo los medios que utilice para conseguirlo ni a las personas que pueda perjudicar en su intento. Así ha sucedido siempre y así seguirá sucediendo. Hay una frase que describe muy bien lo que es un político, la pronunció (y esto sí que es extraño) otro político, Louis McHenry Howe, amigo íntimo y asesor personal del presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, dijo McHenry: "Nadie puede adoptar la política como profesión y seguir siendo honrado.".
 
Tampoco se nos pueden pasar por alto los empresarios, muchos gente sin escrúpulos, gente vil y egoísta que su único fin es enriquecerse a costa del pobre trabajador que tienen bajo su yugo, explotándolo por un mísero salario y siempre con la amenaza del despido a poco que levante la voz y se revele contra las injusticias de esta ralea con una voracidad, egoísmo y mezquindad sin límites. 
 
No podemos olvidarnos de tantas y tantas ruindades de personas que están a nuestro alrededor: Jefecillos de pacotilla como los que abundan por desgracia en las grandes empresas, gente menor con bajísima catadura moral que humillan y zahieren a sus subordinados sin el menor escrúpulo. Gente que mata a sus esposas, que se matan en peleas callejeras por (probablemente) cosas tan triviales como una discusión de tráfico, hermanos que se matan o dejan de hablarse para toda la vida por una herencia.
 
Entre el amor y el odio hay un paso muy corto, mientras las personas de las que nos rodeamos no sean una carga para nuestros intereses y piensen más o menos como nosotros todo puede ir razonablemente bien y pensaremos de ellas que son muy buena gente. Ahora, en cuanto nuestros intereses económicos o de otra índole estén más o menos en riesgo, en cuanto las personas sean muy contrarias a nuestras convicciones y formas de ver la vida, en cuanto nos hagan una “putada” a pesar de habernos hecho multitud de favores anteriormente, las cosas ya no serán como antes, porque somos así de cínicos. Ya lo dice el refrán: “Hazme cien cosas buenas y malas una y no me has hecho ninguna”.
 
En fin, el egoísmo pienso que va marcado a fuego en el ser humano, hay benditas excepciones pero… ¡son tan pocas!
 
Marco Atilio














lunes, 23 de mayo de 2011

Carta de perdón

Carta de perdón

Esto que sigue a continuación, es una carta que le escribí a un amigo desesperado para que se la diera a su mujer después de que ésta se enterara de una aventurilla puntual que él tuvo con otra mujer y que por poco le cuesta el divorcio. Como podéis observar la carta demuestra el grado de ansiedad y arrepentimiento que tenía en aquellos momentos. Tengo que decir que la cosa funcionó y consiguió el perdón de su mujer que tanto anhelaba.
 
Aunque la carta está dirigida a una mujer se puede también dirigir a un hombre. Digo esto por si en alguna ocasión se os presenta un caso similar y la carta os puede servir de ayuda. 
 
¡Ojo! No es mi intención disculpar de ninguna manera la infidelidad poniendo a vuestro alcance una herramienta con la que hipotéticamente podáis salir airosos de un caso similar, esto dista muy mucho de mis intenciones. El único fin que persigo es el de ayudar a gente que, como humanos que somos, pueda equivocarse en un momento dado y se arrepienta de corazón y no sepa expresar su arrepentimiento. Nada más. La carta dice así: 
 
“He sembrado vientos y he recogido la tempestad más terrible que pueda sufrir…, el pensar que puedo perderte. El mero hecho de pensarlo me vuelve loco.
 
Sé que te he hecho daño, mucho daño, y que no es justo tratar a la mujer que más quiero en el mundo de esta manera. Todo lo que pueda decir en mi defensa en este momento será para ti un dolor como quizá nunca hayas sentido, tengo poca excusa porque he traicionado tu confianza, me he dejado arrastrar por el río de las miserias humanas y me he cubierto de lodo. Sin pensarlo, sin quererlo, he llenado mi vida y la tuya de negros y oscuros nubarrones, aunque tengo la esperanza que un viento suave y apaciguador los disipe para siempre y podamos transitar juntos de nuevo por el inmenso océano de los sueños.
 
La bendita providencia te puso un día en mi camino, me resisto a perderte y lucharé con todas mis fuerzas por una absolución a mi conducta injustificable.
 
¡Te quiero tanto Dios mío y te siento tan lejana! ¡Tengo tantos sentimientos de culpa, tantos remordimientos, tanta ansiedad, que me voy a volver loco! 
 
El no poder estar a tu lado, sentirte cerca, sentir tu calor, tu aroma, tus caricias…, tu amor, es un sufrimiento indescriptible. Una sensación de angustia como no había sentido nunca.
 
Tú eres toda mi vida, sin tí no me imagino la existencia, vivo y lucho por tí, te quiero y necesito quererte, me enamoro de tí todos los días, todas las horas. He cometido un error, no ha sido un error cualquiera lo sé, he traicionado tu confianza y tu amor y ahora vivo atrapado entre mi enorme error y tu perdón, el perdón que tanto anhelo y que te pido con todas mis fuerzas y con todo mi ser, te lo seguiré pidiendo todos los días de mi vida. Ojalá encuentres la manera de poder dármelo.
 
Tengo tanto amor en mi corazón, me quedan tantas cosas buenas que darte que suspiro por una segunda oportunidad. Porque quiero llenarte de cariño, quiero demostrarte que a partir de ahora puedes confiar en mí, que no te equivocabas cuando me amaste por primera vez, y que sería un inmenso placer y un gran honor para mí pasear a tu lado por la vida.
 
Mi única esperanza es que puedas y sepas perdonarme. Que todo esto no haya sido un final sino un principio. Que nuestro andar juntos por los caminos de nuestra mutua existencia te llene de felicidad, la felicidad que tengo que darte y que sin duda mereces.
 
Te quiero, te quiero con toda mi alma, ahora más que nunca estoy loco por tí…, loco de amor. Y me odio a mí mismo por haber puesto en peligro ese inmenso amor. 
 
POR FAVOR ¡PERDÓNAME!”

Marco Atilio





















viernes, 20 de mayo de 2011

El cielo invernal (Hexágono del invierno)


Era una noche fría y oscura. Arranqué el coche y me alejé. Cinco o seis kilómetros, en busca de un lugar cercano que conozco donde las condiciones de observación del cielo nocturno son bastante idóneas, lejos de las luces de la ciudad y que éstas no entorpecieran aquel mi primer encuentro con el cielo estrellado del invierno. 
 
Cuando dejé la carretera y me adentré en el camino pedregoso y estrecho que me conduciría a las “Eras de Narro”, centenares de olivos, con sus ramas lamiendo los bordes del camino me dieron la bienvenida. Sus figuras fantasmagóricas, agigantadas por las sombras que producían las luces del coche, amenazaban con “devorarme” de un momento a otro. El kilómetro escaso que separa la carretera de las “Eras de Narro” me pareció eterno. Aquel camino pedregoso es endiabladamente malo y te obliga a ir muy despacio.
 
Al fin llegué, paré el motor, apagué las luces y me bajé del coche. Dejé que mis ojos se acostumbraran a la impresionante y casi tenebrosa oscuridad. Cerré los ojos esperando que esto sucediera. La verdad es que para aclimatar los ojos a la oscuridad se necesitan unos 20 minutos, es después de ese tiempo cuando los ojos adquieren una gran sensibilidad. Yo no esperé tanto, al cabo de unos 5 ó 6 minutos levanté la cabeza, clavé mis ojos en el cielo estrellado… 
 
¡Maravilloso! Multitud de titilantes estrellas me dieron la bienvenida. 
 
Constelación Orión

Al sur, se alzaba majestuosa la constelación de Orión, (El gran Cazador del cielo) con su estrella rojiza Betelgeuse en uno de los hombros del cazador. Pensé que la luz de aquella estrella había estado viajando por el espacio al menos durante 400 años (los cálculos no son demasiado precisos cuando se trata de medir tales distancias y no resulta extraño ver distintas cifras dependiendo de la fuente que se consulte) y mis ojos se encontraban con ella justo en aquel momento, este pensamiento me turbó al constatar lo inmenso del universo, las distancias tan asombrosas que hay en él y lo insignificantes que realmente somos.
 
Durante un buen rato observé aquella estrella, pensé en que, gracias a Dios, se encontraba muy lejos de nosotros ya que de estar situada en el lugar de nuestro Sol, su radio incluiría las órbitas de Mercurio, Venus, La Tierra y Marte pues el diámetro de Betelgeuse varía de los 419 a los 580 millones de kilómetros, lo que la convierte en una de las estrellas más grandes que se pueden observar. Betelgeuse se encuentra en la etapa de gigante roja, una estrella que ha agotado el hidrógeno que le servía de combustible y que ha expandido sus capas exteriores. 
 
Justo en la diagonal opuesta a Betelgeuse se encuentra Rigel, una estrella blanco azulada de primera magnitud realmente brillante. Rigel está a una distancia de nosotros de unos 700 años luz, es decir, la luz que llegaba hasta mis ojos procedente de aquella estrella salió de ella en la Edad Media… ¡Increíble! Su diámetro es de 35 veces el del Sol. 
 
Realmente Orión es una de las constelaciones más impresionantes que hay, se la considera la “catedral del cielo” y contiene estrellas sumamente brillantes como las mencionadas Betelgeuse y Rigel, así como Bellatrix y Saiph (ésta última en la diagonal opuesta a Bellatrix) y las tres estrellas que conforman el cinturón del cazador llamadas a veces “Las Tres Marías” por las que pasa el ecuador celeste (la divisoria de los dos hemisferios) cuyos nombres son de arriba derecha a izquierda abajo: Mintaka, Alnilan y Alnitak respectivamente. 
 
Orión

El nombre de Orión le viene dado de la mitología griega: Una de las varias leyendas sobre Orión relata que éste era un hermoso gigante y poderoso cazador, hijo de Poseidón, el dios del mar, y Euríale, la Gorgona. Orión se enamoró de Mérope, hija de Enopión, rey de Quíos, y la pidió en matrimonio. Enopión, sin embargo, constantemente postergó su consentimiento a la boda, y Orión intentó poseer a la muchacha por la fuerza. Encolerizado por esta conducta, su padre, con la ayuda del dios Dioniso, lo hundió en un profundo sueño y lo cegó. Orión consultó entonces un oráculo, que le dijo que recuperaría la visión si iba al Este y dejaba que los rayos del sol naciente le dieran en los ojos. Recobrada la vista, vivió en Creta como el cazador de la diosa Ártemis. Probablemente la diosa lo mató, sin embargo, porque se sentía celosa de la inclinación de Orión por Aurora, diosa del alba. Después de la muerte de Orión, Ártemis lo trasladó al cielo como una constelación. 
 
Exactamente debajo de Orión observé la constelación de La Liebre que contiene estrellas muy poco luminosas.
 
Orión y el Can Mayor

Abajo y a la izquierda de Orión, es decir al sureste, se encontraba el Can Mayor, con su estrella principal Sirio. Sirio (del griego seirios, “cruel”), también llamada Estrella Can, es la estrella más brillante del cielo. Esta estrella fue muy venerada por los antiguos egipcios, que la consideraban como anunciadora de la crecida del Nilo y, por consiguiente, de una buena cosecha. Muchos templos egipcios se construyeron de forma que la luz de Sirio iluminara las cámaras interiores.
 
La constelación Can Mayor ha dado origen al concepto de canícula, época de calor del mes de agosto. Can Mayor es una constelación invernal. En los meses siguientes aparece cada vez más al oeste en las horas vespertinas hasta que el Sol, en su peregrinación a lo largo de la eclíptica llega a estar tan próximo a ella que la hace desaparecer del cielo diurno. Eso acontece en los meses de junio y julio. Pero el Sol sigue su trayectoria y entonces, en agosto, Can Mayor vuelve a verse por primera vez de madrugada en el crepúsculo matutino, poco antes de la salida del Sol. Luego va saliendo más pronto cada día como los demás astros, para acabar apareciendo al atardecer en el invierno. Esta primera salida de la constelación Can Mayor en el crepúsculo matutino después de largo tiempo de invisibilidad, tiene especial relevancia porque Sirio, como es lógico, también tarda un poco en convertirse en la estrella más brillante del cielo, de suerte que ésta y, con ella Can Mayor, constituyen un símbolo temprano de los días caniculares, cálidos en extremo. Esa circunstancia fue muy importante en el calendario del antiguo Egipto y en su vida diaria, pues la primera aparición de Sirio en el crepúsculo matutino del año 3000 a. de C. coincidió con el desbordamiento del Nilo. Esos desbordamientos tenían gran importancia, ya que de ellos dependía la fertilidad de los campos, por lo que Sirio llegó a ser venerado como un dios, con el nombre de Sothis. 
 
Sirio es la estrella guía que aparece primero después de la puesta del Sol. Ante ella palidecen las demás estrellas miembros del Can Mayor, pese a que esa constelación contiene una serie de estrellas muy destacadas. Mención especial merece la estrella Adhara, la segunda más brillante después de Sirio. Adhara brilla 900 veces más que el Sol, pero está a una distancia de 500 años luz. Por eso parece más débil que su hermana, que sólo dista 8,7 años luz de La Tierra. Sirio es una de las estrellas más cercanas a La Tierra. Su brillo se debe, en gran medida, a esta relativa cercanía. Se puede ver desde casi cualquier punto de La Tierra. Su masa es 2,4 veces la del Sol, y la temperatura de su superficie también es superior. Las irregularidades en su trayectoria llevaron al astrónomo alemán Friedrich W. Bessel a creer que Sirio iba acompañada por una estrella que en aquella época no pudo observarse. El astrónomo norteamericano Alvan Clark confirmó por primera vez en 1862, 18 años más tarde, la existencia de esta compañera; después se comprobó que era una enana blanca.
 
Orión, Can Mayor y Can Menor

Por encima de Sirio y el Can Mayor, observé la constelación del Can Menor. Estas dos constelaciones (Can Mayor y Can Menor) simbolizan según la tradición dos perros corriendo detrás de los talones del cazador de la mitología griega Orión. 
 
La estrella principal del Can Menor se la conoce con el nombre de Procyon y es la octava estrella más brillante del cielo. Su nombre viene del griego y quiere decir “delante del perro” (debido a que sale antes que Sirio, conocida por los romanos como Estrella Can). Procyon es una estrella blanca de magnitud 0,38 y está a 11,4 años luz de nosotros, siendo una de las vecinas más próximas del Sol. A partir de un estudio del movimiento de esta estrella, el astrónomo alemán Friedrich W. Bessel concluyó en 1844 que Procyon tenía una estrella compañera no visible. Esta compañera fue descubierta posteriormente y resultó ser una débil enana blanca que realiza una órbita en torno a Procyon cada 41 años. 
 
El viento sacudía ligeramente las ramas de los olivos, los pensamientos más profundos me embargaban en aquellos momentos contemplando el maravilloso y a la vez enigmático y misterioso cielo estrellado de aquella noche de invierno, el frío casi no me importaba. Busqué con los ojos a Aldebarán, las estrella más luminosa de la constelación de Tauro situada al oeste de Orión. 
 
Aldebarán

El nombre Aldebarán deriva del árabe al-Dabaran que significa “el seguidor”, y alude al hecho de que la estrella “persigue” alrededor del cielo a Las Pléyades, un famoso cúmulo de estrellas. Aldebarán está situada justo al norte del ecuador celeste, y es visible en ambos hemisferios durante las noches de diciembre a marzo. Aldebarán está bastante próxima al Sistema Solar, a una distancia de unos 65 años luz. Tiene una magnitud de 0,8 (a menor magnitud más brillante es el astro, las estrellas muy brillantes poseen valores de magnitud pequeños e incluso negativos). Es la decimocuarta estrella más brillante del cielo desde la perspectiva terrestre. La temperatura en su superficie es de sólo 3.900ºC, aproximadamente un 30% menor que la temperatura del Sol. La frialdad relativa de su superficie justifica su ligero tono rojo, que se puede apreciar sin dificultad incluso a simple vista. Por su composición, temperatura y otras características, los astrónomos clasifican a Aldebarán como una estrella gigante roja. El diámetro actual de Aldebarán es de unos 63 millones de kilómetros, unas 45 veces el diámetro del Sol. Aldebarán, junto a otras dos estrellas unidas a ella por fuerzas gravitacionales, forma un sistema múltiple de estrellas. Sus compañeras son muy débiles, y ninguna de ellas es visible con un telescopio de aficionado.
 
A Aldebarán se debe, no en último término, que Tauro haya surgido allí, pues no sólo los griegos, sino también otros pueblos creyeron ver aquí un animal enorme y vigoroso, en el que la rojiza Aldebarán era uno de sus ojos. Junto a Spica, Régulus y Antares, es una de las pocas estrellas que pueden quedar ocultas por la Luna, debido a que se encuentra directamente en la eclíptica u órbita aparente del Sol. La más famosa de esas ocultaciones de Aldebarán tuvo lugar en el año 509 d. de C. Fue visible en Atenas, y ello condujo, 1200 años después, a un importante descubrimiento. En Inglaterra, el astrónomo Edmond Halley calculó la órbita de La Tierra en el año 1735, cuando aquella ocultación de Aldebarán del año 509 ya pertenecía a la antigüedad. Para su asombro, Halley descubrió que, según sus cálculos, tal ocultación no podía haberse efectuado, ya que, Aldebarán tendría que haberse hallado mucho más al sur. Halley tuvo una idea genial: dedujo que Aldebarán tuvo que haber variado su posición en el transcurso de casi 1200 años, un espacio de tiempo muy considerable. Fue quien descubrió que las estrellas fijas tienen movimiento propio. En efecto: las estrellas están fijas en el cielo sólo en apariencia, debido a que lo verdaderamente astronómico de su distancia hace que grandes recorridos queden reducidos a pequeños ángulos imposibles de medir desde La Tierra. Todas las estrellas se mueven, todas tienen un movimiento propio que sólo se puede comprobar con mediciones muy exactas o mediante observaciones que abarquen espacios de tiempo de más de 1000 años, como las llevadas a cabo por Edmond Halley. El movimiento propio de las estrellas no ha introducido ningún cambio visible en el cielo desde la Edad Antigua. Pero el firmamento que vemos ahora habrá cambiado por completo de aquí a 100.000 años a consecuencia del movimiento propio de las estrellas demostrado en Aldebarán por primera vez, y todas las constelaciones perderán su significado actual. 
 
La constelación de Tauro representa el toro en que se convirtió Zeus para raptar a la princesa Europa. Es una constelación del zodíaco, es decir, una constelación situada sobre la eclíptica, el recorrido aparente anual del Sol a través del cielo. Tauro contiene los dos famosos cúmulos de estrellas conocidos como la Hiades, que incluyen a la brillante estrella roja Alpha Tauri o Aldebarán, y las Pléyades. También contiene la nebulosa del Cangrejo, asociada con una espectacular supernova del año 1054. La nebulosa del Cangrejo surgió cuando explotó una estrella en nuestra galaxia. La luz de la explosión fue observada por astrónomos chinos en el año 1054. En el centro de la nebulosa se halla un púlsar, una estrella densa que gira a gran velocidad. Por desgracia la nebulosa del Cangrejo sólo es visible con telescopios, sin embargo, pude imaginar la magnificencia de la explosión ya que aquella estrella que explotó en el 1054 podía ser vista incluso a la luz del día.
 
Las Pléyades

Mis ojos recorrieron el cielo en busca de Las Pléyades, situadas al oeste de la constelación de Tauro. Las Pléyades son un cúmulo abierto de unas 400 ó 500 estrellas, a unos 415 años luz del Sistema Solar. A simple vista se pueden distinguir hasta 7 estrellas, yo no conseguí ver más de cuatro o cinco. Hay observadores que mantienen que a simple vista se pueden detectar 12 estrellas del cúmulo, aunque esto no tiene por qué ser cierto en absoluto. Las estrellas del cúmulo están separadas unas de otras por una distancia media de un año luz, y las fotografías muestran que están rodeadas de una nebulosidad que brilla por la luz que refleja de estas estrellas. Los griegos clásicos le pusieron este nombre por las “Siete Hermanas” de la mitología.  En efecto, en la mitología griega Las Pléyades son las siete hijas de Atlas y de Pléyone, la hija de Océano. Sus nombres eran Electra, Maya, Taigete, Alcíone, Celeno, Astérope y Mérope. Según algunas versiones del mito, se suicidaron por la pena que les produjo el destino de su padre, Atlas, o por la muerte de sus hermanas, las Híades. Otras versiones las hacen servidoras de Ártemis, diosa de la fauna y de la caza. Las perseguía el gigante cazador Orión, pero los dioses consiguieron rescatarlas y las transformaron en palomas. Después de su muerte o metamorfosis fueron transformadas en estrellas, pero aún las sigue persiguiendo por el cielo la constelación de Orión. 
 
Pleyades

Justo por encima de Orión, al norte, distinguí las dos estrellas más brillantes de la constelación de Géminis: Cástor y Póllux. Géminis es una de las doce constelaciones del zodíaco, es decir, situada en la eclíptica, la órbita aparente anual del Sol a través del cielo. Géminis es visible en el hemisferio norte. Sus figuras más destacadas son dos estrellas brillantes: Cástor y Póllux que ya he mencionado; también comprende un cúmulo de estrellas que se pueden contemplar a simple vista en noches claras y sin luna. Los astrónomos del antiguo Egipto simbolizaron esta constelación con una pareja de machos cabríos, los griegos con dos niños gemelos y los árabes con pavos.
 
geminis

Según la mitología griega, de la cual proceden los nombres de Cástor y Póllux, los dos mellizos nacieron de la misma madre, pero fueron engendrados por dos padres. Zeus se enamoró de la bella Leda, pero ésta era fiel a su esposo. Entonces, Zeus se transformó en cisne y la poseyó, pero Leda, que nada sabía, hizo el amor con su esposo esa misma noche, por lo que concibió dos hijos al mismo tiempo, uno de cada padre, Póllux era el hijo de Zeus y, por tanto, inmortal. Su hermano Cástor, sin embargo, era mortal. Los dos hermanos se amaban mucho y realizaron juntos grandes hazañas, pero Cástor murió y Póllux pidió a su padre, Zeus, que le hiciera inmortal también. Zeus se negó a ello y Póllux decidió bajar a los infiernos para reunirse con su hermano. Profundamente impresionado por tanto amor fraterno, Zeus puso a los dos en el cielo como constelación. 
 
Castor y Polux

Cástor, es también llamada Alpha Geminorum, estrella de magnitud 1,6. En 1719 se descubrió que Cástor es una estrella binaria con componentes de 2,8 y 2,0 separados por 6 segundos de arco y que giran uno alrededor del otro cada 350 años aproximadamente. Se ha comprobado que cada uno de estos componentes es una binaria espectroscópica. Además, se ha descubierto una compañera invisible, separada de las otras dos por 72 segundos de arco. Esta estrella también es una binaria espectroscópica cuyos dos componentes giran uno alrededor del otro en un día. Por lo tanto, el sistema completo de Cástor está compuesto de al menos seis estrellas. Su distancia es de unos 45 años luz de la Tierra.
Póllux, también llamada Beta Geminorum, es la más meridional de las dos estrellas de Géminis. Póllux es una estrella de magnitud 1 y está a 33 años luz de la Tierra. 
 
A medida que fue pasando el tiempo, el frío se fue haciendo cada vez más intenso, la sensación de frío se hacía incluso más grande debido a las ráfagas de viento, viento que ahora ululaba amenazador a través del espeso entramado de olivos. Busqué la estrella Capella en la constelación del Auriga al norte de Aldebarán. 
 
Auriga

Capella (del latín capella, “cabra”), es una de las estrellas más brillantes que se pueden ver en el cielo. También conocida como Alpha Aurigae, Capella es una estrella de magnitud 0,1. Está situada en Auriga, constelación del hemisferio norte. Capella es una gigante amarilla con, aproximadamente 3 veces más masa que el Sol y unas 16 veces su diámetro, con espectro semejante al de éste; la estrella forma parte de un sistema binario espectroscópico. Capella y una gigante roja de décima magnitud giran la una alrededor de la otra cada 104 días; las dos estrellas están aproximadamente a 43 años luz de la Tierra. El nombre de la estrella proviene del mito romano de la cabra que amamantó a Júpiter. Como ya he dicho anteriormente, El Auriga o Cochero, es una constelación boreal de máxima visibilidad en el cielo vespertino invernal. Su estrella más brillante es Capella. 
 
La estrella Épsilon Aurigae es una conocida binaria eclipsante que se atenúa cada 27 años al interponerse un inusual objeto acompañante, posiblemente una estrella doble rodeada por un disco de polvo oscuro y gas. La Vía Láctea pasa por esta constelación. 
 
Auriga contiene tres acumulaciones prominentes de estrellas que pueden verse con unos binoculares: M36, M37 y M38. Las tres están situadas a poco más de 4.000 años luz, en un brazo espiral de nuestra galaxia.
 
Del Cochero existen las leyendas más diversas, muchas de las cuales se contradicen entre sí. Según un relato, debió tratarse del cochero Faetón, hijo de Helios, dios del Sol. Helios recorría el cielo a diario en un carro de fuego e iluminaba la Tierra. Pero sólo él podía conducir los briosos caballos que tiraban del carro, y cuando su hijo Faetón quiso hacerlo, pese a tenerlo prohibido, se precipitó en el vacío. La huella que dejó el carro al salir despedido debió formar la Vía Láctea (otra leyenda diferente de aquella que decía que la Vía Láctea procedía de la leche de Hera, madre de dioses). 
 
Cielo invernal

El invierno, además de frío y cielos limpísimos, nos depara encantos inigualables. En invierno, la parte central del cielo se viste con sus mejores galas. Aparece ante nosotros el espectáculo del gran cofre invernal. Un cofre de 6 puntas (al que solemos conocer como “Hexágono de invierno”) que va encerrando en su interior los numerosos tesoros que encuentra entre el horizonte y el cenit. Las esquinas están marcadas por Aldebarán, Rigel, Sirio, Procyon, Póllux, y Capella, que, como ya he comentado en las líneas anteriores, son las estrellas más brillantes de las constelaciones de Tauro, Orión, Can Mayor, Can Menor, Géminis y Auriga respectivamente. Un largo paseo, para disfrutar sin prisa, entre el negro rezumar de la bóveda celeste. Como yo disfruté aquella noche del magnífico y espectacular cielo del invierno y del maravilloso Hexágono invernal. 
 
Constelaciones del invierno

El intenso frío y las ráfagas de viento que me atormentaban cada vez más dieron por concluida aquella maravillosa noche de observación del cielo nocturno del mes de febrero, y me hicieron reflexionar sobre lo que somos, un simple infusorio en la inmensidad del océano cósmico. Aquella noche me acerqué un poquito más a Dios.
 

Marco Atilio











































miércoles, 18 de mayo de 2011

Negro panorama


¿Se puede sostener un país en dónde más de la mitad de la población activa sobrevive con 800…, 900…, 1000 euros mensuales, los llamados mileuristas?
 
¿Se puede sostener un país en dónde hay casi cinco millones de parados?
 
España se empobrece a pasos agigantados, poco a poco se acabará con las clases medias y las desigualdades sociales se incrementarán abismalmente (aunque esto último ya ocurre en España en la actualidad).
 
Con este panorama, en el que los jóvenes no encuentran trabajo y no pueden hacer planes de futuro debido a su situación de desempleo o en el mejor de los casos trabajan en empleos precarios y mal pagados.
 
En el que a los funcionarios se les congelan sus pírricos salarios.
 
En el que para llegar a cobrar una mísera pensión tienes que haber cotizado como poco 25 años y si quieres el 100% de tu pensión tendrás que haber cotizado durante 38 años y medio después de la última reforma de las pensiones. A ver quién es el guapo que trabaja hoy en día durante 38 años y medio con la altísima tasa de desempleo que tenemos y con la precariedad en los contratos que ofrecen las empresas.
 
Con unos sindicatos acomodaticios y claramente subyugados al poder de la Moncloa.
 
Con una casta política corrupta y privilegiada en donde rige la ley del embudo “lo estrecho para el pueblo y lo ancho para ellos”. Con todo este panorama ¿quién demonios va a consumir y que la economía pueda despegar?
 
¡España se hunde y no tenemos salvavidas!
 
Marco Atilio










martes, 17 de mayo de 2011

¿A quien votar?

 

¿Me puede alguien explicar a quién narices votamos?
 
¿Qué partido del espectro político español ofrece algo de honestidad, de transparencia, de luchar por los más desfavorecidos…, de esperanza en el futuro?
 
Piensen… y no encontrarán ninguno. No se cansen, nos hemos quedado huérfanos y desamparados.
 
¡Que el cielo nos ayude!
 
Marco Atilio



Listas de películas


Hace pocos días “discutía” con un amigo sobre cuáles eran las mejores películas en la historia del cine. Durante nuestra conversación salieron a relucir infinidad de películas… El Padrino, Pulp Fiction, El caballero oscuro, El señor de los anillos, Casablanca, Ben Hur, Lo que el viento se llevó, Sucedió una noche, Tú y yo, Único testigo, Ciudadano Kane y un largo etcétera. 
 
Mi amigo es muy dado a fiarse de las listas que se hacen para “averiguar” cuáles han sido las mejores películas de la historia según los críticos o según los espectadores. Parece ser (según él) que si la película no está dentro de esas listas ya no tiene ningún valor. Personalmente creo que se equivoca, y que muchas cosas en la vida son bastante subjetivas y por supuesto también en lo que se refiere al cine.
 
Si uno indaga en Internet se encontrará con multitud de listas que enumeran las mejores películas de la historia, (casi todas referidas al cine hollywoodiense dicho sea de paso), prácticamente ninguna de esas listas coincide. Por supuesto tampoco el de los comentarios que vierten los internautas a propósito de sus películas favoritas.
 
Cada vez me reafirmo más en que confeccionar una lista de estas para elegir las mejores películas de la historia es una solemne tontería.
 
¿Acaso no se dan cuenta que cualquier película que se vea será buena o mala dependiendo de quien la vea? Esto es muy personal y si no, fíjense en los comentarios que se hacen a las listas, cada uno tiene sus “pelis” favoritas con lo que la lista se puede estirar hasta el infinito.
 
Como dijo el filósofo escocés David Hume “La belleza de las cosas existe en el espíritu de quien las contempla”…, y tenía más razón que un santo.
 
Yo, que soy un gran aficionado al cine, me gustan muchas películas, de todos los géneros. Podría citar entre mis favoritas unas cuantas: 
 
Casablanca, La trilogía del Señor de los Anillos, Titanic, Gladiator, Tener y no tener, Sucedió una noche, Tú y yo, Testigo de cargo, El Dorado, Murieron con las botas puestas, Robin de los bosques, Dublineses, Atrapado en el tiempo, Ben-Hur, Una noche en la ópera, La muerte tenía un precio, Gigante, Capitanes intrépidos, En el calor de la noche…,
 
Todas ellas obras maestras, o cuando menos entre las mejores de la historia del cine. Pero también me gustan otras muchas, y es que yo (como supongo que le sucederá a mucha gente) veo una película u otra dependiendo del estado de ánimo que tenga en un momento dado, por eso aquí les dejo una lista con películas que me han hecho pasar un buen rato y que me han ayudado a olvidarme, siquiera sea por un par de horas, de los problemas que acarrea la vida diaria y que para mí, también son muy buenas películas:
 
Los Energéticos (Andrés Pajares y Fernando Esteso)
 
Don Erre que Erre (Paco Martínez Soria…,) 
 
La Vaquilla (Alfredo Landa, José Sacristán…,) 
 
En un lugar de La Manga (Manolo Escobar, Concha Velasco…,) 
 
Celedonio y yo somos así (Alfredo Landa, Enma Cohen) 
 
Bienvenido Míster Marshall (José Isbert, Manolo Morán…,) 
 
El Fenómeno (Fernando Fernán Gómez) 
 
Las obsesiones de Armando (Alfredo Landa, Enma Cohen) 
 
Donde hay patrón (Manolo Escobar, Sara Lezana…,) 
 
Es peligroso casarse a los 60 (Paco Martínez Soria…,) 
 
La gran familia (Alberto Closas, Amparo Soler Leal, Pepe Isbert) 
 
Manolo la nuit (Alfredo Landa, María José Alfonso…,)
 
¿Qué pasa que no me pueden gustar esas películas? Además son todas españolas y con todas ellas pasé un rato de lo más divertido. Podría haber puesto un cerro más, pero por no extenderme… Y es que sobre gustos…
 

Marco Atilio






















El drama de la crisis

Hace poco leí en un periódico que la cantidad de indigentes que hay en España había aumentado significativamente en los últimos meses. Supongo que como consecuencia de la crisis económica y de la tasa de paro tan brutal que asola este país principalmente por la ineptitud de sus gobernantes.
 
El drama de la crisis nos golpea y golpea a la gente que hace bien poco era feliz, gente llena de esperanza, de sueños, de ilusiones... Gente que pagaba sus hipotecas, que comía todos los días, que sacaba adelante a sus familias... Parejas de jóvenes matrimonios que se labraban un futuro y que ahora están en la calle porque su empresa quebró o simplemente porque los han despedido porque su empresa alegó que iba a tener pérdidas en el futuro.
 
En España se ha instalado la desesperanza más absoluta.
 
¿Quién arreglará esto? No lo sé. Si tienen que arreglarlo los políticos de turno, aquellos que están asentados sobre sueldos tan boyantes como injustos si los comparamos con los sueldos de los millones de mileuristas que hay en este país. Si esto tiene que arreglarlo gente que nunca ha padecido necesidad ni la padecerá nunca, que nunca tendrán problemas para llegar a fin de mes... apañados estamos.
 
Si algún día se acaba la crisis España será diferente, los millones de parados pueden volver a encontrar trabajo, pero este trabajo será muy precario... sin futuro, trabajaremos por cuatro perras y siempre con la sombra del despido sobre nosotros. A río revuelto ganancia de pescadores. Los pescadores son los empresarios, que se aprovecharán (y de qué manera) de la situación para contratar mano de obra barata y los abusos y las injusticias estarán a la orden del día.
 
¿Que soy demasiado alarmista? El tiempo lo dirá pero me da la impresión que España se derrumba.
 
Marco Atilio





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