Páginas

BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY

domingo, 12 de octubre de 2025

Un mes sin ti

Tu ausencia es insoportable. Un mes sin ti y todavía... ¡cuánto dolor!



 



jueves, 9 de octubre de 2025

La vida como escuela

 

Siempre quise estudiar Filosofía y Letras. Me atraía el misterio del pensamiento, la belleza de las palabras, la búsqueda serena de la verdad.

Pero me tocó vivir una época dura, y en una familia humilde los sueños no siempre se cumplen. A los trece años ya trabajaba, y aquella ilusión mía se quedó esperándome en algún rincón del camino, convertida en una quimérica esperanza.

Con el tiempo comprendí que no hace falta un título para pensar, ni una cátedra para sentir. La vida misma fue mi escuela, y sus lecciones, a veces crueles, me enseñaron lo que ningún libro enseña: el valor de la experiencia, el peso del tiempo, la fragilidad del alma humana. Me fui doctorando a través de la sabiduría que dan las vivencias y ese deseo innato por conocer, por entender, por comprender.

Tal vez no fui filósofo por formación, pero sí por vocación. Porque sigo mirando la vida intentando descifrarla, haciéndome preguntas y buscando respuestas. Y eso, al fin y al cabo, es lo que hace un filósofo: buscar sentido en medio del caos.

martes, 30 de septiembre de 2025

Hadas de los sueños

 

Este poema lo dedico a mi compañera y amiga Puri y a sus nietas. Ella compartió una foto de sus dos nietas en un grupo de WhatsApp del que los dos somos miembros. La foto era una maravillosa instantánea de unas niñas de entre tres y cuatro años, ataviadas, una con un vestido recreando la figura de Mickey Mouse y la otra con un vestido azul cielo, como el de un hada. Una niña daba un beso en la mejilla a la otra y, a sus espaldas, un jazmín con bellas flores de color azul. Una preciosa imagen que evocaba un cuento de hadas.

Por razones de privacidad no he ilustrado el poema con la fotografía original de las nietas de mi compañera. La imagen que aparece sobre estas líneas está generada por IA y según mi opinión, tiene una aceptable semejanza con la fotografía original. Para ilustrar el poema creo que resulta bastante acertada.

HADAS DE LOS SUEÑOS

Entre flores despierta la mañana,
brotan luces danzando entre sonetos;
una sonrisa, un beso en la mejilla,
y el jardín se ilumina de secretos.

 Sus vestidos son brisa y fantasía,
sus cabellos, destellos de la aurora;
en sus ojos palpita la inocencia,
que hace eterna la magia de esta hora.

Bajo un manto de luces y de flores,
donde el sol está danzando con la bruma,
dos almas pequeñas rompen el silencio,
custodias de la paz y la ternura.

No son niñas, son hadas de los sueños,
con alas tejidas de rocío y lila,
donde la edad no deja ya ni huella,
en estampa tan eterna y tan sencilla.

jueves, 25 de septiembre de 2025

Todavía

 

Me escondo de mis penas, como quien huye de una sombra obstinada. Me aferro a los recuerdos porque son el único refugio que me queda, aunque a veces me hieran más que la propia herida.

Me pregunto, en silencio, si cualquier tiempo pasado fue mejor, o si es mi nostalgia la que inventa un paraíso perdido. Tal vez el ayer no era tan hermoso, pero la distancia lo perfuma con un aire de eternidad. O puede que no le esté dando la importancia que tiene el presente. Y entonces me asaltan estas dudas, eternas, con sus contradicciones que nunca me dejan en paz.

Busco el abrazo del silencio para encontrarme conmigo mismo. En él caben mis dudas y mis sueños, mis derrotas y mis anhelos. Allí me reconcilio con lo que fui y con lo que nunca seré.

La nostalgia me inunda, y entre sus aguas voy trazando mi camino, paso a paso, entre los giros inesperados del destino. Avanzo sin certezas, con la memoria como brújula, sabiendo que, aunque el futuro se desdibuje, todavía puedo caminar… todavía.

martes, 16 de septiembre de 2025

La tarde de Baeza y el puñal de tu ausencia

 

El sol había caído lo suficiente como para alargar las sombras hasta el infinito. En el marco incomparable del Paseo de las Murallas de Baeza, cuando la tarde se escapaba casi con prisa, caminaba la «Julita». Asida a mi brazo derecho, avanzaba con paso torpe, cargando, no solo los dolores del cuerpo, sino también los del alma, con la resignación que le daban sus 87 años y pico.

Sé que estos días invernales te ponían triste, te llenaban de melancolía, de recuerdos, de soledad. Por eso quise que disfrutaras junto a tus hijos de la tibia calidez de aquella tarde de enero y del impresionante paisaje del Valle alto del Guadalquivir. El entorno era hermoso y la temperatura agradable... aunque tú ya no lo disfrutabas como nosotros.

Y te entendía. Entendía que, después de tantos años vividos, los anhelos se fueran apagando. Que tus alforjas estaban demasiado llenas de recuerdos, de ausencias, de seres queridos que partieron antes que tú hacia donde intuías, que habrías de ir también en no demasiado tiempo.

¡Ay Julita! ¡Qué efímera es la vida! ¡Qué rápido se pasó el tiempo! Tus ilusiones fueron menguando con el inexorable paso de los años y, aunque no querías morir, sí que estabas cansada de vivir.

Con paso lento, aunque impaciente por llegar. Cogida de mi brazo, nos adentramos en las calles que rodean el Paseo de las Murallas en busca del coche que la llevaría a la cálida paz de su hogar. Porque en su hogar se sentiría bien, sola con sus soledades descansaría su cuerpo… y su alma.

Querida madre: prometo disfrutar al máximo de tu compañía en los años, que sabíamos escasos, que aún te quedaban.

Porque me has dado mucho sin pedir nunca nada a cambio, por todo el amor que me has brindado te digo:

¡Gracias!

Gracias por sufrir conmigo y alegrarte conmigo, por cada gesto de ternura, por tu alegría contagiosa, por tantas cosas… ¡mil gracias, mi querida y adorada Julita!

  **********  


Seis años, nueve meses y dos días habían pasado desde aquel 10 de enero de 2019, aquella tarde tibia de invierno en que paseaste junto a tus tres hijos por el Paseo de las Murallas de Baeza, hasta que, el 12 de septiembre de 2025, exhalaste tu último suspiro.

Casi siete años en que aún nos regalaste tu presencia, tu gracia y tu buen humor. Poco a poco tu cuerpo se fue desgastando y las ilusiones se fueron perdiendo en el largo túnel del tiempo. Sin prisa pero sin pausa, la felicidad se te escapaba bajo el peso insoportable de los años.

Le agradezco a Dios que te dejara ver la boda de tu nieto y conocer a mis dos nietos, tus bisnietos. Pero el tiempo sopla como un viento demasiado fuerte, y al fin pudo contigo, mi amada Julita, que hace apenas cuatro días, te arrastró hacia el frío y eterno abrazo de la muerte.

Aunque tu partida ha sido un puñal en las entrañas, me queda el consuelo de que nunca más sentirás dolor, ese dolor cruel que tanto te martirizó en los últimos días de tu vida. Hoy, al fin, descansas.

Madre querida, aunque ya no estés, la luz de tu sonrisa sigue aquí, conmigo. Y seguirá para siempre. Tu ausencia duele, pero tu amor me sostiene.

Gracias por indicarme el camino, por ayudarme a vivir, por cada enseñanza, cada abrazo, cada palabra que me hizo más fuerte, por acompañarme siempre, por dejarme la certeza de que nunca me faltará tu luz.

Adiós mi tesoro, mi madre adorada. Hoy el cielo está de enhorabuena, aunque nosotros estemos desgarrados por el dolor de tu marcha. Hoy brilla una nueva estrella en el firmamento: la tuya, Julita, que me guiará hasta el día en que volvamos a encontrarnos.

Descansa en paz, mi ángel, mi queridísima madre. Siempre vivirás en mi corazón.

¡Adiós, mi entrañable Julita!

sábado, 6 de septiembre de 2025

A Valeria, mi pequeña golondrina

 

Duerme Valeria, mi estrella,
cierra tus ojos de flor,
que tu abuelo te contempla
y te canta con amor.

 Golondrina pequeñita,
de plumitas de algodón,
en mis brazos tú descansas
como un rayo de ilusión.

 Sueña haditas y duendes,
campos verdes y azul mar,
ositos blancos que juegan
y conejitos de azahar.

 Duerme tranquila, mi niña,
golondrina en mi balcón,
que en tu vuelo siempre encuentres
refugio en mi corazón.

 Cuando se encienda la aurora
y el sol vuelva a despertar,
el susurro de mi nana
te seguirá donde vas.

jueves, 4 de septiembre de 2025

Un suspiro en la infinitud del tiempo

 

Somos apenas un suspiro en la inmensidad del tiempo cósmico, apenas luz que cruza la noche, viento que pasa. Breves, pero ardemos con la intensidad de un universo que llevamos  dentro.

Somos un simple parpadeo, mientras la Tierra respira lenta, indiferente a esta existencia fugaz. Un susurro que se pierde en la bruma, fuego breve, un latido de luz en la sombra.

Todo lo que fuimos –lo que amamos y odiamos, lo que nos hizo felices o nos hirió– cabe en un instante, y solo permanece en la memoria.

Pequeños y diminutos en el océano del tiempo, aun así brillamos como estrellas fugitivas en la oscuridad. Pasamos creando belleza, o pasamos arrasándola.

Somos la tempestad o la calma, la herida y el consuelo, la belleza y la devastación en la noche del universo.

Somos suspiros en la historia. El eco de lo que fuimos lo arrastrará el viento, y solo quedará un instante temblando en el recuerdo, antes de disolverse en la infinitud del tiempo.

lunes, 25 de agosto de 2025

Allí no estaré

 

Cuando dentro de unos años, o quizá dentro de unos meses, o tal vez mañana, me encuentre en un abrazo eterno con la parca… Cuando al cabo me den sepultura entre quizá unos cuantos lloros y suspiros, y depositen mi cuerpo en un hueco vacío y frío… no vayas después a llorarme ni a llevarme flores, porque allí no estaré. Allí solo hallarás silencio y una forma corpórea en descomposición que nada tiene ya de mí. En aquella fría tumba solo encontrarás despojos y podredumbre. Algo que no querrás ver.

Lo que fui se apagó con mi último suspiro. Mis alegrías y mis tristezas se fueron conmigo; pero créeme, allí no las hallarás. En aquella tumba fría nunca las encontrarás.

Donde sí estaré será en la lluvia otoñal, en el viento que acaricie tu rostro, en las olas del mar al atardecer, en la brisa suave de la madrugada. Estaré en el rocío primaveral y en la escarcha invernal, en veredas y caminos, en vuelos de gorriones y en trinos de golondrinas. Estaré en procesiones de Semana Santa, en cenas de Nochebuena y en cabalgatas de Reyes. Estaré, en definitiva, en la memoria que conserves de mí.

Donde seguro no estaré será en aquel lugar donde dejaste mi cuerpo yerto por última vez. No, allí no estaré.

viernes, 22 de agosto de 2025

Nana para Adrián

 

Duerme mi niño
duerme Adrián,
con tu abuelito
te dormirás.

 Duerme mi cielo,
duérmete ya,
«señora vaca»
te cantará.

Y si sonríes,
me alumbrarás,
como un lucero
que brilla más.

En tus ojitos
yo soñaré,
tus dulces sueños
yo velaré.

 Duerme mi niño
duerme Adrián,
con tu abuelito
te dormirás.


A mi nieto

 
Yo contigo y tú conmigo
desde la noche hasta el alba.
Tus pasos que van naciendo,
mi amor que siempre los guarda.

 En mis brazos soñarás
un mundo de fantasía,
de peluches, de muñecos,
y juguetitos que silban.

 A lomos de nubes blancas,
de algodón y de magia,
soñarás con mundos nuevos
y hermosos cuentos de hadas.

 Vendrán volando los «pipis»
 a velar tu lindo sueño,
pajarillos de colores
te cantarán un te quiero.

 Y Adrián despertará,
y el abuelito le canta,
susurrando despacito,
le canta «señora vaca».

 Y me mirarás atento,
con esa sonrisa clara,
con esos ojitos vivos
que me iluminan el alma.

Siempre a tu lado tesoro,
mi mano te guiará,
por veredas y caminos,
por senderos en el mar.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...