Hace unos días se publicó la lista Forbes 2013 que da a conocer las personas más ricas del mundo, en la que por cierto se podía observar, que el empresario español fundador del grupo textil Inditex y dueño de Zara, Amancio Ortega se había encaramado a la tercera posición desbancando de ella al mismísimo Warren Buffett, conocido inversor estadounidense.
La lista de 2013 tiene un total de 1.426 nombres que poseen o superan los mil millones de dólares. Estos son los 20 primeros de la lista y sus respectivas fortunas:
Carlos Slim: 73.000 millones de dólares (México)
Bill Gates: 67.000 millones de dólares (Estados Unidos)
Amancio Ortega: 57.000 millones de dólares (España)
Warren Buffett: 53.500 millones de dólares (Estados Unidos)
Larry Ellison: 43.000 millones de dólares (Estados Unidos)
Charles Koch: 34.000 millones de dólares (Estados Unidos)
David Koch: 34.000 millones de dólares (Estados Unidos)
Li Ka-shing: 31.000 millones de dólares (Hong Kong)
Liliane Bettencourt y familia: 30.000 millones de dólares (Francia)
Bernard Arnault: 29.000 millones de dólares (Francia)
Christy Walton: 28.200 millones de dólares (Estados Unidos)
Steffan Persson: 28.000 millones de dólares (Suecia)
Michael Bloomberg: 27.000 millones de dólares (Estados Unidos)
Jim Walton: 26.7000 millones de dólares (Estados Unidos)
Sheldon Adelson: 26.500 millones de dólares (Estados Unidos)
Alice Walton; 26.300 millones de dólares (Estados Unidos)
Robson Walton: 26.100 millones de dólares (Estados Unidos)
Karl Albrecth: 26.000 millones de dólares (Alemania)
Jeff Bezos: 25.200 millones de dólares (Estados Unidos)
Larry Page: 23.000 millones de dólares (Estados Unidos)
Estas fortunas suenan casi a broma. ¿Cómo puede uno tener tal cantidad de dinero? Y aquí caben algunas interrogantes: ¿Es lícito que una sola persona posea semejante patrimonio? Bueno, supongo que es lícito pero ¿es ético? Sobre todo cuando muchos millones de personas pasan hambre en el mundo y otros muchos (y en países desarrollados), apenas tienen lo mínimo para subsistir.
Creo que se debería poner un tope a la riqueza. Nadie por encima de 100 millones de euros, (que ya es dinero). No creo que con semejante dineral (100 millones de euros) pueda nadie pasar hambre, ni él ni sus descendientes por los siglos de los siglos.
Todo el dinero que exceda esa cantidad se destinaría a erradicar el hambre en el mundo, luchar contra las desigualdades y las injusticias, conseguir que los salarios sean dignos para vivir una vida digna... Así, el mundo sería mucho más equitativo y por supuesto mucho más humano.
Esas descomunales fortunas, a partir de un determinado nivel de enriquecimiento, se consiguen a base de información privilegiada y favores políticos que pueden llegar a ser recíprocos: “tú me das y yo te doy”, así es como funciona el mundo del capital y así ha funcionado siempre.
No sería de extrañar que en muchas de las empresas de esa gente supermillonaria, haya empleados trabajando por 800, 900 ó 1.000 euros e incluso menos, cuando en realidad son esos mismos trabajadores los que, con su trabajo y esfuerzo, están manteniendo tales empresas y de paso ayudando a enriquecerse aún más a esos poderosísimos empresarios. Esos trabajadores, que son parte activa en el buen funcionamiento de la empresa deberían de participar también de sus beneficios, no olvidemos que sin trabajadores no habría empresas ni dinero que ganar con ellas por consiguiente resulta hasta lógico pensar que una parte tan importante de la empresa debería también de beneficiarse de su prosperidad. Al menos así lo creo.
Marco Atilio