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BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY

jueves, 7 de octubre de 2021

Mensaje grouchiano

 

A veces yo mismo me sorprendo de las cosas que puedo llegar a decir y/o escribir. Cosas surrealistas que me provocan una sonrisa y acaso una expresión de asombro.

Tengo varios ejemplos de ello pero el más reciente es este mensaje de whatsapp que le escribí a Isabel mientras la aplicación permanecía colgada hace unas cuantas fechas. Se lo escribí para que cuando la aplicación volviera a estar operativa pudiera leer esta perorata grouchiana en mi noble intento de arrancarle una sonrisa. Le escribí lo siguiente:

«¡Oh esposa mía! Estamos desguasados, así que este mensaje te llegará luego…, después…, más tarde.

¡Oh mi esposa adorada! ¡Quisiera decirte tantas cosas que no sé por dónde empezar! Y como no sé por dónde empezar pues… mejor no empezar. Te lo diré más tarde, cuando tenga tiempo, cuando sepa por dónde empezar.

Lo siento amor mío que no sepa por dónde empezar. ¿Lo sabré algún día? 

¡Sí y mil veces sí!

Es que uno ya piensa más despacio, compréndelo bollete tierno.

¡Voto a Dios que sois osada!

Bueno, no te lo tendré en cuenta mi tierna corderuela.

¡Adiós, adiós! No te apenes mi pequeña mariquita. Volveré a volar junto a tu grácil figurilla.

Bye bye mi tiernecito croissant. Cuando volvamos a tener guásah te diré todo lo que ahora no me sale.

¡Es que no me acuerdo de lo que tengo que decir cervatuela! 

¡Y yo qué culpa tengo!

¡Adiós, adiós! 

¡Arrivederci!».

En fin… sin comentarios.


domingo, 3 de octubre de 2021

Incivismo

 

Este artículo es fruto del hartazgo, de la gota que colma el vaso hacia una determinada clase de conductas en personas que van enarbolando la bandera de sus supuestos derechos, avasallando a cualquiera que ose deslegitimarlos y que ponga en duda su supuesta razón.

Me refiero concretamente al comportamiento de esos individuos que entran en cualquier establecimiento o institución con el hacha levantada, dispuestos a asestar el golpe ante el menor atisbo de discrepancia. Aquellos que, ante el trato amable recibido, su respuesta es agredir verbalmente (a veces incluso físicamente) a la persona que les atiende porque su percepción paranoica está tan alejada de la realidad, que ven un supuesto maltrato, engaño o discriminación hacia ellos. Son personas que buscan constantemente el enfrentamiento, viven y conviven con él. Su falta de empatía es evidente y enfermiza. Son egocéntricas en grado superlativo y no respetan normas. No tienen obligaciones, solo derechos, y para ejercerlos, pasan por encima de quien haga falta sin reparar en el daño que puedan hacer con su patológica actitud.

Supongo que os habéis encontrado con energúmenos de esta calaña alguna vez en la vida. Yo sí que lo he hecho, los he visto en acción e incluso los he sufrido en primera persona cuando trabajaba en el hospital.

Solo una buena educación desde la infancia podría poner remedio a estos comportamientos tan cafres. Lamentablemente, esos individuos carecen de las más elementales normas de convivencia, o bien porque no se las han transmitido, o simplemente porque no han querido aceptarlas. Sería bueno para la sociedad poder erradicar de algún modo esas conductas tan patológicas.

viernes, 1 de octubre de 2021

¿De derechas..., de izquierdas?

 

Algunas personas me creen de derechas porque me gusta todo lo que huela a España, porque me siento español por los cuatro costados. Por este motivo me resulta abominable que los independentistas catalanes quemen banderas españolas y que odien tanto todo lo que se llame España. Y es que me repugna el independentismo catalán al que considero intolerante y excluyente y totalmente deslegitimado. Pienso que el separatismo es una lacra como cualquier otra que hace mucho daño a los pueblos y a sus gentes. Cataluña históricamente ha sido España y España ha sido Cataluña; así que, a la sombra de la historia, no encuentro ningún motivo por el que Cataluña y el resto de España tengan que separarse.

Dicen que soy de derechas porque no me opongo a la tauromaquia, una tradición arraigada por siglos en España. El que me gusten o no las corridas de toros no quiere decir que tenga que estar en contra de ellas. Dicen que soy de derechas porque me emociono con los actos militares, con sus canciones, con sus desfiles, con sus símbolos (la bandera, el escudo, el himno de España) con los que me siento totalmente identificado y representado.

Y dicen que soy de derechas porque me gusta mucho que se conserven y respeten las tradiciones. Porque me gusta la Semana Santa, las tallas de Cristos y Dolorosas y sus desfiles procesionales. Porque me gustan las iglesias y entro en ellas con relativa frecuencia, sobre todo cuando están vacías (soy creyente pero no practicante). El silencio propio de los templos me produce una sensación de paz y de bienestar. Ah, y me gustan las bodas por la iglesia, en esto soy muy tradicional. Por todas estas cosas dicen que soy de derechas (?).

Otras personas dicen que soy de izquierdas porque me gusta que haya una sanidad y educación públicas de calidad; porque haya unas pensiones dignas; porque haya unos sueldos decentes que permitan vivir con dignidad; porque me resultan abominables la homofobia, la xenofobia y el racismo; porque no me gusta que haya trabajo esclavo; porque quiero una España en donde la gente pueda labrarse un futuro, con igualdad de oportunidades para todos y poder vivir en paz. Dicen que soy de izquierdas porque me gustan las palabras libertad, justicia, igualdad, empatía, tolerancia, respeto, generosidad, altruismo, solidaridad… y porque no me gusta que se explote a ninguna persona aprovechándose de su vulnerabilidad. Por estas otras cosas dicen que soy de izquierdas (?).

En fin, que cada uno piense lo que quiera. Yo particularmente me considero un librepensador. Alguien que no está atado a ninguna corriente ideológica en particular y que, cuando vota, lo hace sopesando muy bien lo que está haciendo y no dejándose llevar por fanatismos ni ideas preconcebidas.

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