BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY, EL RINCÓN DE F.J.M. (MARCO ATILIO)

lunes, 10 de marzo de 2025

Un gran talento perdido

 

A menudo vienen a mi mente recuerdos de mi abuelo Marcos, el padre de mi madre. Un hombre cultísimo, cultura adquirida de una forma totalmente autodidacta (a la fuerza ahorcan), en eso me parezco mucho a él. Supongo que mi amor por la lectura, por la astronomía, por la literatura, por la historia… por la cultura, me viene heredado de mi abuelo.

Él, por ejemplo, fue el primero que me enseñó a mirar el cielo nocturno y a saber lo que estaba viendo cuando yo era todavía un infante de corta edad. Me enseñó a conocer los nombres de los planetas, de las estrellas, de las constelaciones, a saber que esa banda brumosa que se extiende a través del cielo era parte de la Vía Láctea, la galaxia en donde se encuentra el Sistema Solar.

Él fue el primero que me habló de un tal Cervantes y de su novela «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha», novela que mi abuelo me leyó, con aquella voz grave y modulada, en muchas ocasiones. Por cierto, la biografía de Cervantes fue el primer libro que leí (me lo regalaron los Reyes Magos) cuando tenía 9 años…, ¡me encantó! supongo que mucho tuvo que ver mi abuelo (con su lectura del Quijote) para que me gustara tanto la biografía de tan insigne escritor.

De mi abuelo Marcos, que murió cuando yo tenía 27 años, conservo muchos recuerdos aunque, por desgracia, vivíamos en pueblos distintos y no me era posible visitarlo con la frecuencia que yo hubiese deseado. De cualquier manera era un hombre admirable que encontró en los libros mucha de la erudición que atesoraba, aumentada, eso sí, por sus experiencias vitales. Todo ello unido hizo de mi abuelo un gran talento, perdido por desgracia entre los surcos y las tierras labrantías de su Torreperogil natal.

Lástima que no tenga ninguna foto de él para poder ilustrar estas reflexiones.

viernes, 7 de marzo de 2025

Hipocresía y rechazo al inmigrante

 

A propósito de aquellos que rechazan a los inmigrantes por el mero hecho de serlo y que, curiosamente y en general, se consideran «buenos cristianos» porque asisten a misa los domingos y fiestas de guardar.

En el evangelio de San Mateo, capítulo 2, versículos 13 y 14 se puede leer:

«El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; allí estarás hasta que te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre, y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes».

Así pues, Jesucristo tuvo también que emigrar a Egipto por la envidia de un tirano, y su familia estuvo unos cuantos años acogida en un país extraño.

En el capítulo 25 versículos 41 al 43 del evangelio de San Mateo se puede leer:

«Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis».

Parece ser que Jesús no rechazaba a los inmigrantes como bien se puede ver.

Hay una palabra en el Nuevo Testamento que Jesús repite hasta la saciedad. La palabra es «HIPÓCRITA». Todos sabemos lo que significa pero recordemos como la define el Diccionario de la RAE:

HIPÓCRITA: «Que actúa con hipocresía».

HIPOCRESÍA: «Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan».

Es decir, ser un hipócrita es ser «más falso que el alma de Judas».

Y aquí lo dejo, que cada uno saque sus propias conclusiones.

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