Duerme Valeria, mi
estrella,
cierra tus ojos de flor,
que tu abuelo te contempla
y te canta con amor.
Golondrina pequeñita,
de plumitas de algodón,
en mis brazos tú descansas
como un rayo de ilusión.
Sueña haditas y duendes,
campos verdes y azul mar,
ositos blancos que juegan
y conejitos de azahar.
Duerme tranquila, mi niña,
golondrina en mi balcón,
que en tu vuelo siempre
encuentres
refugio en mi corazón.
Cuando se encienda la
aurora
y el sol vuelva a
despertar,
el susurro de mi nana
te seguirá donde vas.