Había una vez una enfermera que fue a cubrir una baja en el hospital en donde trabajo. Estuvo con nosotros alrededor de cuatro meses y con su presencia iluminó el servicio de una manera como jamás había visto hasta la fecha.
Una persona sencilla y modesta, rica en los tesoros más pequeños, dulce con los enfermos y agradable con los compañeros, siempre esbozando la mejor de sus sonrisas y, sobre todo, una estupenda profesional de la enfermería, responsable y trabajadora.
Desde el primer momento ganó con su bonita forma de ser el corazón de todos los que tuvimos el placer y el honor de trabajar a su lado. De sus magníficas cualidades he hablado con varias personas en el servicio y todas coinciden con mi apreciación y es que después de conocerla y conocer sus virtudes tanto personales como profesionales resulta difícil quedarse indiferente.
Desde aquí le deseo toda la suerte del mundo allá donde el destino la lleve, pero sea donde sea, siempre tendrá mi reconocimiento y admiración más sinceros.
Hasta pronto querida Gemma. Espero verte de nuevo.
Marco Atilio
2 comentarios:
Es casi imposible toparte con gente asi en la vida la mitad estan amargaos o van a amargarte la vida y no te dejan muchas veces que realices bien tu trabajo !OLE por la gente currante y que es feliz mientras que trabaja!
¡Qué razón tienes eltodopoderoso! Afortunadamente, (aunque pocas como bien subrayas) todavía quedan personas que te enriquecen y te hacen más llevadera la lucha diaria. Sin ninguna duda Gemma es una de esas personas.
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