Conozco a varias personas que se echan las manos a la cabeza por el hecho de pensar siquiera en internar a sus padres, cuando estos se hacen viejos y dependientes, en una residencia de ancianos. Critican que algunas personas lo hagan porque creen (erróneamente a mi juicio) que por ello los quieren menos y que de alguna manera los abandonan. Repito, no creo que esto sea así, más bien al contrario. Cuando la vorágine de la vida te impide cuidar de tus ancianos padres porque la falta de tiempo limita la dedicación que ellos merecen, lo mejor es buscarles un sitio en donde les atiendan debidamente, e insisto, esto no significa que los quieras menos ni que debas sentirte culpable por ello, en absoluto. Sería magnífico que nunca tuviéramos que decidir en tal sentido, es cierto, pero también es cierto que, lamentablemente, eso no siempre será posible y todo dependerá de su estado físico y psíquico y del grado de dependencia que alcancen cuando lleguen sus años de ancianidad. ¿Una decisión difícil? por supuesto, pero por desgracia a veces no menos necesaria.
La vejez es una etapa de la vida a la que todos nosotros quisiéramos llegar en las mejores condiciones posibles, si esto es así y por suerte no somos dependientes de otras personas y no hemos perdido nuestra autonomía para valernos por nosotros mismos, nuestro periodo de senectud será placentero porque seguiremos en contacto con todo aquello que queremos, con todo aquello que forma parte de nuestras vidas, seguiremos sintiendo el calor de nuestros hijos durante todas las horas del día todos los días, seguiremos apegados a los objetos que nos harán recordar vivencias de otros tiempos (fotos, regalos… recuerdos) y nuestro día a día será mucho más agradable. Esto que cualquiera firmaría para sí mismo, no siempre es posible, y en algunos casos nuestra salud, tanto física como mental, se deteriora tanto que nos hace totalmente dependientes de otras personas (nuestros hijos en la mayoría de los casos), pero por desgracia para nosotros, nuestros hijos a menudo tienen sus propias vidas, sus propias familias que atender, están atados a un horario para poder subsistir, tienen sus propios problemas en definitiva y como consecuencia no podrían atendernos debidamente sin poner en riesgo su propia sobrevivencia. Esto que parece un poco egoísta no lo es en absoluto, esto es simplemente ley de vida y la vida en el mundo de locos en que estamos inmersos exige mucho para poder salir triunfante en la batalla que nos plantea la existencia a diario.
Por suerte, existen instituciones que favorecen el que nuestros mayores tengan una vejez digna, donde los cuidan y donde les proporcionan un nivel de bienestar y seguridad que nosotros con nuestras prisas y obligaciones no podríamos darles.
Lo idílico en fin sería que no tuviéramos nunca que abandonar nuestro hogar y que nunca tuviéramos que separarnos de nuestro entorno, de nuestras cosas. Eso sería lo ideal pero no siempre es posible. Una verdadera lástima.
Marco Atilio
7 comentarios:
¿Una decisión difícil? Y tan difícil. Es verdad que nunca debiéramos llegar a la necesidad de tomarla señal de que nuestros padres pueden valerse por sí mismos pero la vida no siempre es de color de rosa. Yo cuando sea vieja no quisiera ser una carga para mis hijos ni tampoco me gustaría hipotecarles sus vidas con mi cuidado asi que la idea de la residencia para mayores no me parece nada descabellada y sí a veces necesaria.
Pues sí, como dices en el final de la entrada, "una verdadera lástima". Me da mucho miedo pensar que puedo ser dependiente de otras personas y que me tengan que cuidar. ¡Menuda carga para mis hijos! Por otra parte no me gustaría pasar mis últimos años en una residencia de ancianos alejada de todo aquello que ha sido mi vida... mis recuerdos. ¡Menudo dilema! Vaya Marco Atilio ¿por qué demonios has tenido que escribir esta entrada?
Ojalá no tengamos que vernos nunca en esa tesitura.
No me gustaría en absoluto que mis hijos me metieran en una residencia para mayores cuando sea viejo. Llámame egoísta y todo lo que quieras pero no me gustaría. Ni ellos creo que lo hagan. Siento no estar de acuerdo contigo en esta ocasión Marco. SAludos.
Cada uno tiene su opinión tan respetable como cualquier otra. Lo único que digo es que no tenemos derecho a hipotecar la vida de nuestros hijos y poner en riesgo su sobrevivencia en el hipotético caso de que tengan que cuidarnos porque seamos dependientes de ellos.Tal y como está montada la sociedad de nuestros dias, no se nos permite prescindir de nuestro trabajo que es el que nos mantiene a flote en este mundo de asco. Ya sabes, si te paras te devoran y no seré yo quien ponga en riesgo la supervivencia de mis hijos. Saludos T.J.
Yo estoy de acuerdo contigo Marco. No tenemos derecho a que la vida de nuestros hijos esté consagrada a nuestro cuidado. Ya la vida exige mucho como para que además les echemos esa pesada carga. Ojalá cuando lleguemos a viejos no tengamos que depender de nadie y seamos totalmente independientes y autosuficientes, de lo contrario una residencia para personas mayores no es ninguna mala opción para pasar nuestros últimos años de vida. No es que sea la panacea pero sí un retiro totalmente digno.
En estos días debo internar a mi madre en un hogar de ancianos. Ya ni puedo dormir de noche con la decisión. Además es una alternativa muy cara para nosotros. Pero tiene demencia, ya no se vale por si misma, y tiene dos empleadas en su casa. Es triste pero es real. Todos trabajamos y no hay otra solución.
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