Alguien dijo alguna vez (y yo lo suscribo) que “el miedo, la falta de autoestima, el ego destruido, los complejos y la íntima batalla entre la moral y los instintos básicos de la especie, causan todas las desvirtudes del hombre”. Eso se traslada a la sociedad en su conjunto y de ahí vienen las dificultades de convivencia.
Lo que sí parece claro es que la envidia, la avaricia, el rencor, la ira, el orgullo, el egoísmo, la prepotencia, el fanatismo, la tacañería, los celos, la arrogancia, la soberbia, la crueldad, la intolerancia… son manifestaciones negativas de la personalidad, puedes tener una, dos, tres, incluso todas estas lacras pero indiscutiblemente todos “atesoramos” alguna.
Prácticamente en todas las personas encontramos algún desequilibrio, este puede ser emocional, mental, psicológico… que nos impide crecer y evolucionar espiritualmente y que de alguna manera perjudica a las demás personas cuando sale a relucir ese lado negativo. Esto, insisto, lastra nuestra normal evolución como individuos y nos hace seres desequilibrados en mayor o menor medida. Para encontrar el deseado equilibrio deberíamos trabajar el crecimiento personal, la confianza en uno mismo y en sus capacidades positivas. Estando bien en lo interior se evitan las iras, las ambiciones desmedidas, los celos, las envidias… y todas las patologías a las que me he referido antes que desequilibran conductual e intelectualmente.
Sería magnífico encontrarse a menudo con personas que, independientemente de su escala social o profesional, trataran con respeto y con cariño a sus semejantes.
Que sean sencillas y humildes.
Que a pesar de los problemas personales que puedan tener, siempre te regalen una sonrisa. Verdaderamente ¿Qué culpa tienen los demás de sus preocupaciones?
Que atesoren un deseable equilibrio emocional, sin altibajos en su comportamiento… Hoy me río y tienes que reír conmigo, mañana soy un ser odioso que ataca con su descortesía a todos cuantos se pongan a tiro… Hoy te digo buenos días y mañana te vuelvo la cabeza. Realmente cuesta el mismo trabajo ser descortés que ser amable.
Que no se miren tanto el ombligo con su egocentrismo y se sacrifiquen alguna vez por los demás.
Que sean justos y solidarios.
Que no se aprovechen del esfuerzo ajeno en su propio beneficio.
Que sean sensibles al dolor de las personas.
Que, en definitiva, no quieran para otros lo que no quisieran para ellos mismos.
Todo esto parece una quimera, encontrar personas así es cada vez más difícil y, sin embargo, poseer todas esas cualidades es algo por lo que deberíamos luchar a diario para así conseguir el perfecto equilibrio en nuestra personalidad y comportamiento. Buscar la paz interior debería ser una de nuestras principales metas.
Es cierto que el momento de la historia que estamos viviendo, individualista, personalista, materialista... hace que las personas se vuelvan mas egoístas y los "malos" estén ganando la batalla. Pero para cambiar esto hay que empezar por uno.
Tampoco quiero engañarme, todas las lacras a las que me he referido al principio, son algunas de las muchas características que nos definen como humanos. ¿Cómo evitarlas? Dejando de ser humanos, lo cual solo se puede conseguir si las personas dejan de existir ya que carecemos de los conocimientos necesarios para modificarnos genéticamente hasta el punto de erradicar esas emociones.
Por tanto, la única forma que tenemos de evitar esas imperfecciones es que algo nos aniquile como raza. ¿Un meteorito gigante que impacte contra la Tierra y la esquilme de vida? Mira, esa puede ser una solución para deshacernos de esos defectos. Lo demás no son más que vagos sueños de una Humanidad Perfecta que muchos calificarán de encomiables, pero que son tan utópicos como conseguir erradicar el hambre y restablecer en todo el mundo la paz, la solidaridad y la justicia social.
De cualquier manera tampoco cuesta mucho soñar y yo sueño con el día en que la humanidad sea un poquito más humana.
Marco Atilio
7 comentarios:
¿Tan malos somos? También hay mucha gente buena en el mundo aunque los malos hacen mucho más ruido. Rompo una lanza por el ser humano que a pesar de sus imperfecciones también posee muchas virtudes. Un saludo.
En mayo o menor medida todos tenemos ese lado negativo que aflora en determinadas situaciones y que nos hace a veces tan poco atractivos. Tienes que poseer un superdesarrollado equilibrio emocional, moral, psicológico, para no caer en esas lacras a las que me refiero en el artículo. Cabe preguntarse si en el mundo existen personas así, puede que las haya, no quiero ponerlo en duda, pero deben ser demasiado pocas porque si hubiera muchas el mundo no marcharía por los derroteros tan nauseabundos por los que marcha.
Marco, estoy de acuerdo prácticamente con todo lo que dices en esta entrada, pero es que muchas eminentes personas a lo largo de la historia, han compartido las ideas que expresas en tu artículo. Para corroborar lo que digo aquí tienes cuatro frases pronunciadas por el novelista británico de origen polaco Joseph Conrad, el poeta, autor satírico y crítico austriaco Karl Kraus, el escritor romano Plinio el Joven y el escritor británico Gilbert Keith Chesterton respectivamente. Estas son las frases pronunciadas por estos grandes personajes.
“La creencia en algún tipo de maldad sobrenatural no es necesaria. Los hombres por sí solos ya son capaces de cualquier maldad”.
“El diablo es optimista si cree que puede hacer más malo al hombre”.
“El mayor número de los males que sufre el hombre proviene del hombre mismo”.
“¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de mí todos los demonios”.
Estoy totalmente de acuerdo contigo Marco, todos es mayor o menor medida tenemos alguna disfunción que nos hace seres no totalmente evolucionados. Estamos demasiado apegados a lo material y eso nos resta atractivo como personas. Deberíamos desposeernos sobre todo del egoísmo para que pudiéramos evolucionar en nuestra escala de valores. Muy buen artículo del que comparto toda su esencia. Un saludo.
sea quien fuere el que nos puso en el mundo cometió la mayor turpeza de la historia. Vaya cagada tú, vaya cagada.
Los 4 acuerdos toltecas
1. No supongas.
* No des nada por supuesto.
* Si tienes duda, aclárala.
* Si sospechas, pregunta.
* Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan tu alma y que NO TIENEN FUNDAMENTO.
2.- Honra tus palabras.
* Lo que sale de tu boca es lo que eres tú.
* Si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo; si no te honras a ti mismo, no te amas.
* Honrar tus palabras es honrarte a ti mismo, es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces.
* Eres auténtico y te hace respetable ante los demás y ante ti mismo.
3. Haz siempre lo mejor que puedas.
* Si siempre haces lo mejor que puedes, nunca podrás recriminarte nada o arrepentirte de nada
4. No te tomes NADA personal.
* Ni la peor ofensa.
* Ni el peor desaire.
* Ni la más grave herida.
* Quien te ofende tiene un veneno que descarga contra ti, por no saber cómo deshacerse de él.
* En la medida que alguien te quiere lastimar, en esa medida ese alguien se lastima a sí mismo. Pero el problema es de Él y no tuyo.
Según la tradición Tolteca, poniendo en práctica estos 4 acuerdos “tu vida puede cambiar, siempre y cuando seas impecable con ello”.
La maldad es inherente al ser humano, tendrían que volver a crearnos para que esto no fuera así. Es por eso por lo que no confío en que el mundo de las personas cambie y que, sobre todo el egoísmo, sea desterrado de la faz de la Tierra. Saludos.
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