A propósito de un comentario de un amigo (de derechas él) que me decía no hace mucho que en España se odia mucho a los ricos, a aquellos ricos que ostentan grandísimas fortunas y que ese odio no era sino envidia pura y dura.
Ante este comentario debo decir que en España no se odia a los ricos por el hecho de serlo y sí a aquellas gentes sin escrúpulos cargadas con inmensas fortunas, hechas en su gran mayoría gracias a beneficiarse de información privilegiada y de explotar a sus trabajadores pagándoles sueldos de miseria. Esas colosales fortunas se consiguen a base de pelotazos amparados por los políticos de turno, se consiguen despojando a gente humilde de su hogar, quedándose con sus viviendas y dejándoles aún así la carga de la hipoteca. Todas esas fortunas no son legítimas cuando se generan a través del sufrimiento de otros.
Para que esos ricachones parecieran mucho más simpáticos al resto de los mortales, su código ético debiera cambiar drásticamente. Primero erradicando de su ideario cualquier atisbo de egoísmo y segundo humanizándose un poquito, solo así comprenderían que hay un mundo mucho más desagradable a su alrededor en el que mucha gente lucha por sobrevivir día a día con miles de fatigas y buena parte de esa gente apenas lo consigue. Un mundo que le es ajeno por completo y que, o bien no saben que existe, o bien no quieren saber que existe.
Se ganarían el afecto de la gente si pagaran a sus trabajadores sueldos dignos para poder vivir una vida digna y no sueldos de asco que ni siquiera permiten a sus empleados llegar a fin de mes.
Y yo me pregunto: ¿Por qué los trabajadores de algunas de las principales empresas de este país como puedan ser Inditex, Endesa, Repsol, Telefónica, Mercadona, El Corte Inglés, etc. no participan, aunque sea en una pequeña parte, de los inmensos beneficios que generan esas empresas? Sería lo justo ya que al fin y al cabo, sin empleados esas grandes empresas no subsistirían y son sus trabajadores los que con su esfuerzo diario mantienen esas empresas haciéndolas cada día más prósperas y más ricos a sus dueños y accionistas.
Sé que pensar en que el gran empresario, el riquísimo, se convierta algún día en humano con sentimientos y con empatía hacia los demás, sobre todo hacia los que tienen menos resulta una auténtica quimera. Porque como dice el Papa Francisco: “El hombre de hoy en día adora lo material, el becerro de oro, en detrimento de las personas”. Y yo añado: “Sólo el más execrable egoísmo del ser humano ha construido el mundo que tenemos hoy día, tan lleno de injusticia y desigualdad”.
Esta es la cruda realidad de una sociedad que, con demasiada frecuencia, forja especímenes muy poco atractivos para el resto de los mortales. Así que no se odia al rico por ser rico, sino a estos especímenes en particular.
Termino con una frase de Mahatma Gandhi: "En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos".
Marco Atilio
5 comentarios:
Hola, todos.
Yo también creo que los ricos son egoístas insensibles.
Mucho dinero se gana explotando a los trabajadores.
Estoy de acuerdo que es una quimera esperarla humildad y sensibilidad de los explotadores.
Poco puedo añadir a lo ya dicho, ciertamente estamos en una sociedad excesivamente materialista y no creo que cambie mucho la cosa. Lo más curioso de todo y da para un nuevo post, son los nuevos ricos. Esos que tanto se quejan pero cuando dan el pelotazo son aún peores. El dinero cambia mucho a las personas, normalmente para mal; aunque hay excepciones, pocas pero las hay. Solo cabe desear que la excepción se convirtiese en regla, y entonces el mundo sería mejor.
Un saludo
A rauf Khaliulin: Pues sí rauf, es una quimera esperar la humildad y sensibilidad de los explotadores, porque el dinero obnubila sus mentes enfermas y solo viven para acumular dinero y más dinero a costa de quien sea, sin importarles lo más mínimo que ese dinero lo ganan gracias al esfuerzo de sus trabajadores a los que desangran con unas condiciones laborales cada vez más precarias. Es lo que se ha dado en llamar la esclavitud del siglo XXI. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
A Isabel Barrado Pablos: Lamentablemente sí que estamos en una sociedad materialista que raya casi en la paranoia por acumular riquezas. Hay otra riqueza mucho más agradable que no es otra que la riqueza interior, la de los valores y altos ideales. Esa otra riqueza pocos la poseen por desgracia y así nos va. En cuanto a los nuevos ricos estoy de acuerdo contigo, el dinero cambia mucho a las personas y aquellos que otrora se quejaban y despotricaban de los que tenían dinero cuando por el azar caprichoso o la veleidosa fortuna los convierte en millonarios pierden toda noción de lo que fueron y de donde salieron, en una palabra, pierden sus principios y se vuelven, en muchos casos unos auténticos tiranos. Ya lo dice el refrán: "Ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió". Gracias por tu comentario. Un saludo.
Todo está dicho ya y nada puedo añadir para mejorarlo. Estoy totalmente de acuerdo. Un saludo Marco.
Gracias E. María por tu comentario. Me congratula que estemos de acuerdo. Saludos.
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