En España, amparada por la crisis y las
políticas tan nefastas que se han hecho en este sentido, la esclavitud laboral
ha llegado para quedarse. Bajos salarios, jornadas laborales maratonianas,
derechos perdidos... Incluso si quieres trabajar necesitas una salud a prueba
de bombas y ser poco menos que irrompible pues te pueden despedir, y de hecho
lo hacen, por faltar al trabajo… por una gripe, por una operación de hernia, por
una apendicectomía, por quedarte embarazada en el caso de las mujeres… y por supuesto
no te fractures ningún hueso, ni te rompas ningún ligamento… A la calle sí o
sí.
Vacaciones: Aunque te pertenecen 30 días te
ofrecen una semana, dos como mucho. Sueldo: 800 euros pagas incluidas (en el
mejor de los casos) por jornadas de 10 u 11 horas. ¿Lo tomas o lo dejas?
Y lo tomas porque no tienes más remedio; lo
tomas aunque pierdas tu dignidad, tu autoestima; aunque ves que te van a
explotar; aunque ves que será un empleo sin ningún tipo de futuro; aunque ves
que eres moneda de cambio; aunque ves que se aprovecharán de tu precariedad
existencial; aunque ves que, aunque te partas el alma en el trabajo, cuando se
acaben las condiciones favorables para el empresario por contratarte te echarán
a la calle, sin el más mínimo miramiento, sin remordimientos, y los empresarios
seguirán comerciando con la carnaza que eres tú, seguirán aprovechándose de
mano de obra muy barata. Claro que lo
tomas, por supuesto que lo tomas, para no morirte de hambre.
¿Es esto esclavitud o no?
Esto está pasando en España y el que no quiera
verlo es que vive en una burbuja aislado de la realidad social que vive este
país.
Solo la codicia humana, la falta de empatía con
los demás, el egoísmo más execrable, puede hacer que se estén cometiendo estos
atropellos con la gente más humilde, con aquellos que necesitan de un trabajo
para poder vivir, aunque con esas condiciones apenas se sobreviva. Hemos
llegado a la gran paradoja de que aún estando trabajando eres pobre de pedir.
¡Que pena!
Las empresas debieran tener a sus trabajadores
como un bien activo porque, en definitiva, las empresas sin trabajadores que
con su lucha diaria dentro de ellas las levanten y las mantengan no podrían
subsistir. ¿Qué sería de Zara sin sus trabajadores y trabajadoras? ¿Qué sería
de El Corte Inglés, de Carrefour, de Mercadona, de Seat, de Renault... etc,
etc, etc? No serían nada, ni siquiera existirían.
Al final, los trabajadores de esas empresas, si
los despiden, se quedan tan pobres como cuando entraron en ellas, en cambio los
empresarios acumulan verdaderas fortunas que no gastarían ni aunque vivieran
eternamente por sí y por sus descendientes. ¿Hay derecho a esto? ¿Esto es
justo? Ya sé que el empresario invierte su dinero para iniciar su andadura
empresarial y que arriesga mucho en ello, pero sin la ayuda inestimable de sus
trabajadores no podría, de ninguna manera, seguir con el proyecto, con un
proyecto que en muchos casos lo hará riquísimo…, rico…, o al menos vivir
bastante, pero bastante mejor que el trabajador al que paga 800 euros de
miseria.
Si hemos de ser justos, pienso que los
trabajadores deberían recibir de las empresas una parte de los beneficios, un
porcentaje pactado cuya cuantía dependerá del nivel de beneficios que genere la
empresa en cuestión porque, como he dicho antes, los trabajadores son
fundamentales para que las empresas perduren y tengan razón de ser porque,
repito, sin trabajadores no puede haber empresas.
Aunque para las cuentas empresariales los
trabajadores en nómina sean considerados como un gasto, deberían ser tratados
como un activo inestimable y las empresas deberían poner en práctica políticas
de personal como si sus empleados fueran lo más importante que tienen. Está más
que demostrado que cuanto mejor se trata a los trabajadores de una empresa y
estos se sientan felices dentro de ella mejor será su rendimiento y por ende
serán mucho más productivos con lo que la empresa será mucho más competitiva.
En nuestro país, por desgracia, no hay muchas
empresas que valoren a su personal y lo vean como un activo que hay que administrar
y mantener como cualquier otro activo de la empresa; muy al contrario, la gran
mayoría de nuestras empresas y empresarios ven a sus trabajadores como algo
necesario pero de poca importancia, lo ven solo como un gasto más de la empresa
y además lo perciben como algo reemplazable en el momento que se quiera, porque
no funcione o simplemente porque sí. Y es que la estupidez humana y, sobre
todo, el egoísmo y la avaricia, en muchos casos no tienen parangón. Al final,
estos empresarios caciquiles, no hacen sino tirar piedras contra su propio
tejado porque, además de su tiranía no dejan de ser unos auténticos imbéciles.
Marco Atilio
2 comentarios:
Lo que veo en España hay muchos empresarios que teabajan muchísimas horas junto con los empleados, sobre todo lo hacen los autónomos.
Es cierto que en España hay muchos empresarios, sobre todo autónomos como bien dices, que trabajan muchas horas junto con sus empleados pero... al final esos empresarios, que en muchísimos casos se están aprovechando, y de qué manera, del esfuerzo de sus trabajadores a los que pagan sueldos de miseria y con poquísimos derechos laborales, poco a poco, y si la empresa va bien, acumulan más riqueza en pocos años que el trabajador pueda acumular (que no lo hace porque no le llega ni para terminar el mes) en toda su vida laboral. Es así en un (demasiado) altísimo porcentaje.
Cuando una persona monta una empresa debe saber que, si tiene que contratar personal porque así lo necesite, a ese personal tiene que pagarle un sueldo digno, con todos los derechos laborales que sea menester. No es legítimo, ni ético, ni por supuesto legal, la explotación del ser humano. Si uno invierte su dinero en montar una empresa, que no pretenda levantarla con el esfuerzo sin recompensa de otros. Y si las cosas van mal para la empresa, perdería el empresario es verdad, pero también perderían los empleados que se verían en la calle y muy posiblemente con varias mensualidades sin cobrar.
Uno no puede pretender hacerse rico con el esfuerzo de los demás así que termino diciendo que: "Si para ser felices provocamos que no lo sean otras personas, sería mejor no haber nacido, así librábamos al mundo de nuestra apestosa presencia".
Por otra parte "maldigo a todos aquellos que aprovechando cualquier posición de poder, vilipendien, agravien, humillen, tiranicen, denigren, exploten o atenten contra la dignidad de las personas en una u otra forma".
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