Mañana
se cumplirá un año en que algunos de mis compañeros y compañeras del hospital
me brindaron uno de los momentos más maravillosos de toda mi vida. Me
organizaron una entrañable fiesta de despedida con motivo de mi jubilación
(forzada por enfermedad) en donde Carmen, una de las enfermeras de mi querido
servicio de quirófanos, me dedicó unas palabras que jamás olvidaré. Lo más bello que sobre mí haya dicho
nadie en mis ya bastantes años de vida.
Desde
el momento en que conocí a Carmen, hace ya muchos años, sabía que estaba ante
una gran profesional, porque PROFESIONAL lo es con mayúsculas, como una
montaña. Afortunado puede sentirse el enfermo al que Carmen preste sus eficaces
cuidados. Porque todo lo que hace en su día a día hospitalario lo hace a conciencia,
con rigor, con eficacia y con responsabilidad.
Su
máxima prioridad es el enfermo, como debe ser. En esto estamos completamente de
acuerdo porque los profesionales de la sanidad prestamos nuestros servicios por
el bien del enfermo, para paliar su dolor en la medida de lo posible, para
insuflarle confianza y, ¿por qué no?, para arrancarle una sonrisa que acaso le
abstraiga, siquiera sea por unos instantes, de su padecimiento.
Por
si fuera poco todo lo anterior, Carmen sabe expresar emociones como nadie. No
creo que me aleje mucho de la realidad si digo que estoy ante una gran
escritora. Una escritora de una sensibilidad ciertamente notable, que maneja el
lenguaje con gusto exquisito y que sabe llegar a lo más hondo del alma con su
ágil y fácil verbo.
¿Qué
me recuerda? ¿Una balada? ¿Una puesta de sol? ¿El rocío de una mañana de primavera…?
Y es que Carmen rezuma sensibilidad por los cuatros costados.
Siempre
me ha llamado la atención su cultura, su refinado trato al lenguaje.
Como
podéis observar os estoy describiendo a una mujer de categoría, y podéis darle
a la palabra categoría toda su más amplia significación… ¡Acertaréis!
Pues
bien, como he dicho al principio, esta compañera y amiga, en mi fiesta, me
dedicó unas palabras que voy a transcribir a continuación. Pero antes tengo que
deciros que algunas cosas de las que dice quizá no las entendáis, es normal,
hay que conocer el contexto de nuestra mutua relación para hacerlo pero, no
importa, la esencia de sus palabras sí que se entenderán perfectamente. El
discurso que me dedicó es el que sigue:
“Mi
querido y bien ponderado Sr. Jumillas, noble Marco Atilio, vuestra ilustrísima,
que algún cargo Vaticano debe ostentar Vuesa Merced, pues está tan al día del
santoral, vamos que ni el mismísimo Santo Padre sabe mejor que Vos en el Santo
que vive y mucho menos los refranes asociados…
Currículum
Vitae abultado el suyo Sr. Jumillas, queridísimo Paco nuestro, creador de ese
grupo de WhatsApp delirante (por activo) que como no podía ser de otra forma
bautizaste como “LOC@S DE ATAR”, porque sabes muy bien que “A veces hay que
inyectarse fantasía para no morir de realidad” y que “El Amor y la Locura son
los motores que hacen andar la Vida” y la tuya va de Amor. Pero sigamos con tu perfil.
Quizás
desconozca el SAS, que no nosotros, que ha tenido en sus filas a un hombre
prolífico, a un autodidacta, versado en numerosas materias, léase: Astronomía,
Filosofía, Séptimo Arte, Informática, Deportes varios ¡claro que con mayor
énfasis en el balompié!, Psicología aplicada, Tecnología también aplicada al
preciso montaje de la Mesa de Tracción, perneras y demás útiles necesarios para
el desarrollo y la correcta culminación de ese Trabajo tuyo que con tanto
esmero y cariño has sabido realizar, en un día a día que a veces no te ha
resultado fácil, pero has sido Querido Paco, esa persona que ha logrado hacer
fácil lo difícil, como reza la frase en la pizarra del quirófano 5, donde has
dejado como aportación inestimable, tus excelsos aforismos.
Has
acudido raudo cuando se te necesitaba: ¡Paco! ¡Voy! Y ya venías… pero con la
solución.
“Cambiar
el mundo amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia”
No has
traído y llevado pacientes, has acompañado a personas que pasaban por momentos
delicados, momentos en los que el miedo y la angustia nos invaden y tú, has
sabido gestionar esa situación con tu varita de prestidigitador, con tu palabra
acertada y tu sonrisa tranquilizadora.
Has sido
un Magíster, Antonia, tu última discípula (que te admira y quiere) y muchos,
pueden dar fe de ello. Ejerciendo tu profesión con paciencia, elegancia, fino
sentido del humor, respeto y con una lealtad inquebrantable al paciente.
Y has sido
mucho más… (imposible de resumir), “porque el que lee mucho y anda mucho, ve
mucho y sabe mucho”.
Pero entre
todas las tareas de Amor (ya dije que en esto eras un Experto), hay una que
resalta y esta obra es Tu Familia: Isabel, tus hijos David y Javier, tus
padres, tu hermana… ahí Sr. Jumillas está tu éxito.
Gigante,
Gladiator, Con un lugar en el SAS, La Misión y Los Horizontes de Grandeza y Solo
ante el peligro, El hombre tranquilo, En los mejores años de nuestras vidas,
con La Buena Estrella y Con la Prisa en los talones, En busca de la pernera
perdida, ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, aunque hay Milagros Inesperados,
Recuerda, Qué bello es vivir, porque el Viento se llevó la Psicosis y Los
ataques de nervios, La guerra de las galaxias, Mejor imposible, Hablé con ella
y de Aquí a la Felicidad.
Compañero,
¡Siempre nos quedará París! Continúa acompañándonos y ayudándonos, te
necesitamos para saber a qué hora sale el sol, a cuál se pone; para comenzar la
jornada con un paisaje espectacular y un Buenos Días en cualquier idioma e
irnos a dormir tras la dura faena bajo un manto de estrellas, de Auroras
boreales, de constelaciones cuyos nombres tan bien conoces. Sigue Trabajando en el Amor, una tarea en la que no hay jubilación posible.
Salud
y Suerte Amigo y Compañero.”
¿Qué
decir cuando uno escucha cosas como estas? Pues una gran emoción, como ahora
que las estoy rememorando de nuevo. Y es que, por muchos años que pasen,
siempre recordaré que en mi vida hubo
una persona que me dedicó las palabras más bonitas que haya dicho nadie sobre
mí.
Carmen, sinceramente…
¡GRACIAS…!
¡MI COMPAÑERA…!
¡MI AMIGA!
Marco
Atilio
6 comentarios:
Alguien que escribe algo de alguien es porque tiene buenas razones para hacerlo. Muy bonitas palabras que sin duda mereces Marco.
Gracias Juanca por tu comentario. No sé si merezco esas palabra o no, pero mi paso por el hospital ha dejado una profunda huella en mi corazón, porque me he rodeado de gente maravillosamente encantadora. Como Carmen.
Yo estuve presente y me pareció un discurso bonito, emotivo y hecho desde el cariño que te tienen todos tus compañeros y compañeras del hospital. También tu discurso fue emocionante. A ver si lo publicas en el blog.
Puede que lo publique algún día
Bonito homenaje Marco.
La verdad es que sí, gracias.
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