Este
artículo es fruto del hartazgo, de la gota que colma el vaso hacia una
determinada clase de conductas en personas que van enarbolando la bandera de
sus supuestos derechos, avasallando a cualquiera que ose deslegitimarlos y que
ponga en duda su supuesta razón.
Me refiero concretamente al comportamiento de esos individuos que entran en cualquier establecimiento o institución con el hacha levantada, dispuestos a asestar el golpe ante el menor atisbo de discrepancia. Aquellos que, ante el trato amable recibido, su respuesta es agredir verbalmente (a veces incluso físicamente) a la persona que les atiende porque su percepción paranoica está tan alejada de la realidad, que ven un supuesto maltrato, engaño o discriminación hacia ellos. Son personas que buscan constantemente el enfrentamiento, viven y conviven con él. Su falta de empatía es evidente y enfermiza. Son egocéntricas en grado superlativo y no respetan normas. No tienen obligaciones, solo derechos, y para ejercerlos, pasan por encima de quien haga falta sin reparar en el daño que puedan hacer con su patológica actitud.
Supongo que os habéis encontrado con energúmenos de esta calaña alguna vez en la vida. Yo sí que lo he hecho, los he visto en acción e incluso los he sufrido en primera persona cuando trabajaba en el hospital.
Solo una buena educación desde la infancia podría poner remedio a estos comportamientos tan cafres. Lamentablemente, esos individuos carecen de las más elementales normas de convivencia, o bien porque no se las han transmitido, o simplemente porque no han querido aceptarlas. Sería bueno para la sociedad poder erradicar de algún modo esas conductas tan patológicas.

2 comentarios:
Lo mejor para este tipo de gente es dejarlos a su bola que con el paso del tiempo yo te diré en lo que queda este tipo de gente.
eltodopoderoso
Como son personas que no atienden a razones supongo que será mejor dejarlos a su bola como tú dices. Sin embargo, a veces está bien pararles los pies.
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