Un compañero de trabajo, celador como yo del hospital San Juan de la Cruz, me pidió hace algunos años que escribiera un poema a la Virgen de Gracia de Úbeda, la que procesiona la noche del Lunes Santo y a la que tanto amaba, con ocasión del 15 aniversario de la fundación de la Cofradía de la que él era directivo. Desgraciadamente, aquel querido compañero murió el pasado 1 de noviembre a los 59 años. Ahora que estamos en Semana Santa, y como pequeño homenaje, he querido dedicarle aquel poema que me encargó y que tuve ocasión de leer en un acto celebrado con motivo de aquel aniversario de la Cofradía de Nuestra Señora de Gracia de Úbeda. Aquel poema le gustó especialmente y así me lo transmitió en repetidas ocasiones así que:
Querido Rafa, va por ti:
al tronar de una llamada,
las puertas del templo se abren,
sale la Virgen de Gracia.
entre vítores y palmas,
traspasada ya la puerta,
¡hasta el cielo la levantan!
por las calles la acompañan,
tambores y timbalinas
rompen el silencio y la calma.
de suspiros y plegarias,
de luces y de misterio,
de perfumes y fragancias.
de soledad y esperanza,
de olor a cera y a incienso,
de aroma de flores blancas.
que pidieron por su alma,
y llevan la penitencia
de las promesas lejanas.
que resuena en la garganta,
manantial de sensaciones
que en el aire se derraman.
el trono en silencio pasa,
y arranca de lo más hondo
emociones y palabras;
en el fondo de mi alma,
al ver pasar la Señora,
Nuestra Señora de Gracia.
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