Dolor, dolor y dolor. No hay rumbo, solo un vaivén continuo que destroza los sentidos.
¡Vacío! Lo siento… aterradoramente cercano.
El hastío de la cotidianidad me derrota.
Las personas, sus actos, me decepcionan. Gigantesca hipocresía, vanidades patológicas, desmesurado egoísmo, envidias, rencores, fanatismos…
¡Desilusión a raudales!
Mi modelo de mundo solidario y tolerante, de respeto y generosidad… ¿Es una fantasía?; ¿una quimera?; ¿un espejismo?; ¿una ficción?; ¿acaso está obsoleto?; ¿ha existido alguna vez?
El camino de los sueños se torna a cada paso más áspero y accidentado. El horizonte de la esperanza está cada vez más lejos.
Y el dolor… siempre el dolor. Sé que pasará la noche y seguirá conmigo… y mañana… y ayer… dolor, dolor y dolor.
7 comentarios:
No hay Fin, ¡solo derrota!
Me atrevería a decir que todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido así. De igual manera te digo, que ese mundo de solidaridad, tolerancia y generosidad no está obsoleto, y que hay que seguir persiguiendo los sueños y luchar, luchar por ello. Nunca darse por vencido, y seguir soñando con un mundo mejor.
Saludos y que nunca te roben tus sueños. Saludos.
A rauf Khaliulin: Eso quisiera creer, aunque ahora mismo me cueste hacerlo.
A Isabel Barrado Pablos: Este post es una especie de metáfora en donde mezclo dolor físico con dolor espiritual.
Hace tiempo que vengo sufriendo las reliquias de un accidente de tráfico que ocurrió hace 30 años y que me está pasando factura en forma de artrosis, principalmente en la rodilla derecha. Según los médicos todavía soy joven para operarme y ponerme una prótesis porque corro el peligro de que esta se deteriore demasiado pronto llevando una vida activa. A este dolor de la rodilla se me une una hernia de cervicales, dolor intensísimo de espalda y un largo etcétera de otros dolores que no voy a enumerar aquí porque la lista sería demasiado larga.
Todos estos dolores hacen que, a veces, me asalte la melancolía y la depresión ya que pienso que muy posiblemente tendré que jubilarme anticipadamente por estos problemas físicos, los cuales me impiden desarrollar mi trabajo (al que adoro) con normalidad, mermando mi rendimiento. Esto me produce impotencia porque poco puedo hacer para remediarlo y entonces "me como el coco" pensando en una vejez prematura y nada halagüeña.
Si a todo esto le unimos que mi idea de mundo solidario no la encuentro por ninguna parte. Que muchas personas de las que me rodeo a diario me decepcionan con su comportamiento egoísta y muchas veces paranoico y egocéntrico, la cosa pinta muy mal para mí.
De cualquier manera no me gustaría que te llevaras una falsa idea de mí. A pesar de los pesares sigo siendo una persona alegre que disfruta con su trabajo y de la vida. Porque aunque muchos dolores tenga yo soy como mi abuela que unos instantes antes de morir me estaba contando un chiste. Esto es totalmente cierto Isabel. Pues yo debo tener mucho de mi abuela en ese sentido aunque en momentos puntuales me asalte cierta melancolía y fruto de ella nazcan post como este. Gracias por tu comentario. Saludos.
"Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento".
No sé de quien es esta frase, pero qué razón tenía. Parece que viene muy bien en respuesta al post... ¿no crees Marco?
Sí, la verdad es que sí, y yo intento por todos los medios afrontar ese dolor con la mejor de las disposiciones, aunque a veces me cueste tengo que confesar.
Por cierto, la frase es de Viktor Frankl, un neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la Logoterapia.
Vaya Marco Atilio, siento mucho tu estado de ánimo y lo único que se me ocurre decirte es que las cosas mejoren para tí. Saludos.
Muchas gracias por tu comentario y tus palabras de ánimo. Un saludo.
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