Por la ineptitud de nuestros políticos nos vemos
abocados a unas nuevas elecciones. En cuatro meses, nuestros representantes no
han sido capaces de llegar a un mínimo entendimiento para posibilitar un
gobierno.
La ocasión era propicia para haber roto con las
políticas que durante cuatro años tanto daño han hecho a la gran mayoría de las
clases trabajadoras de este país, impulsadas por el gobierno conservador que ha
campado a sus anchas y que, gracias a su mayoría absoluta, ha desarrollado
leyes a golpe de decretazo que han dejado a algunos segmentos de la sociedad
casi en la indigencia.
También era propicia para abordar una
regeneración democrática, a todas luces necesaria y que tanta falta hace en
este país de asco. Y propicia también para luchar contra la corrupción, de la
que tanto saben el PP y el PSOE.
Estas políticas neoliberales se hubieran podido
desterrar a poco que hubiera habido un poco de voluntad por parte de los
distintos actores de este cuento.
No sé quién o quiénes han sido los culpables
para que no haya podido producirse un pacto de gobierno, ni sé los motivos que
han llevado a unos y a otros a no entenderse. Bueno, en realidad si lo sé, o al
menos lo atisbo, pero me lo voy a reservar. No quiero que nadie me tache de
partidista y de tomar partido (perdón por la redundancia) por unos o por otros,
aunque en estos terrenos me considero un librepensador como ya sabéis y me
muevo sobre la lógica y la capacidad crítica para conformar mis ideas.
En fin, el 26 de junio los ciudadanos tendremos
que pasar otra vez por las urnas para elegir de nuevo a nuestros
representantes, y tenemos, aunque en algunos casos nos cueste hacerlo, que volver
a votar y ejercer nuestro derecho democrático de nuevo. Creo que sería un error
no hacerlo porque un porcentaje elevado de abstención favorecería, mucho me
temo, volver a sufrir políticas de marcado corte neoliberal que se han
demostrado totalmente ineficaces para sacarnos de esta crisis que nos golpea
durante hace ya tantos años.
Porque en mi opinión, y digan lo que digan sus dirigentes, el “milagro económico” del
PP, con su política social y su nefasta
Reforma Laboral, entre otras cosas ha conseguido que la desigualdad crezca de
forma más que alarmante, ha conseguido que los empleos que se crean sean
empleos precarios, ha conseguido que haya trabajo esclavo, bajos salarios,
falta de futuro, empobrecimiento de la población…
Todas esas malas praxis, que han derribado de un
“tortazo” descomunal a una gran parte de la sociedad, se hubieran podido
corregir a poco que nuestros “queridos” representantes políticos se hubieran
puesto de acuerdo para conformar un gobierno de cambio y regenerador de nuestra
democracia.
La ciudadanía expresó de manera clara con su
voto el pasado 20 de diciembre que las distintas fuerzas políticas tenían que
entenderse. Castigó con dureza al PP por sus políticas de evidente carácter
antisocial y por sus casos de corrupción porque, aunque los conservadores
ganaron las elecciones, perdieron más de tres millones y medio de votos. Tampoco
el PSOE salió bien parado del envite consiguiendo el peor resultado de su
historia, acaso porque su electorado está cansado de mentiras, de decir una
cosa en campaña y de hacer otra muy distinta cuando han gobernado y sobre todo,
de poner en práctica políticas con un manifiesto “tufo” neoliberal cuando han
llegado al poder. No se nos puede olvidar que fue Zapatero el que inició la
política de recortes cuando cobardemente se “bajó los pantalones” ante la
señora Merkel y que fue él quien en connivencia con Mariano Rajoy y el PP
reformaron el famoso artículo 135 de la Constitución Española por la vía de
urgencia, anteponiendo a cualquier otra situación (educación, sanidad,
pensiones…) el pago de la deuda y todo ello sin contar con el refrendo del
pueblo español.
Por las nefastas políticas de estos dos partidos
surgieron otros, léase Podemos y Ciudadanos, que vinieron a dar esperanza de
nuevo a esa gran parte de la sociedad despreciada y vilipendiada por los dos
grandes partidos de nuestro panorama político. Una sociedad desencantada y
harta de sus gobernantes y de sus políticas que, evidentemente, no han estado a
la altura del pueblo que los votó.
La gente votó el pasado 20 de diciembre para
acabar con el bipartidismo, votó para que otras voces se oyeran en nuestro Parlamento,
y dio su confianza a unos representantes que tenían la obligación de llegar a
acuerdos para acabar con la rémora de unas políticas ineficaces y antisociales,
para acabar con la corrupción, para iniciar un proceso de regeneración
democrática. No han sido capaces. Ahora todos se culpan mutuamente del fracaso
pero lo cierto es que los sufridos españoles tendremos que volver a votar por
la ineptitud, ineficacia, prepotencia, inmovilismo y sesgo partidista de
nuestros estúpidos representantes.
Me entran muchas ganas de mandarlos a todos a
hacer puñetas y abstenerme, pero mi conciencia me dicta que tengo que votar,
porque sé que esa es la decisión más responsable y más democrática y porque si
quiero que cambien las cosas no ejercer mi derecho al voto sería perpetuar una
forma de hacer política que desprecio profundamente. Además, si no voto tampoco
luego me podría quejar por la política que tal o cual gobierno hiciera. Por eso
la participación en las elecciones la considero esencial.
Votaré con responsabilidad, con capacidad
crítica y elegiré aquel programa político que más se acerque a mi idea de
sociedad. Una sociedad más justa, equitativa y solidaria en donde muchos de los
derechos arrebatados vuelvan a recuperarse. Una sociedad en donde se pueda encontrar
trabajo digno, con sueldos dignos que permitan vivir con dignidad.
Una última cosa: No deja de sorprenderme
sobremanera que siga habiendo gente que vote a un Partido que debido a los numerosos
casos de corrupción aparecidos en sus filas lo deslegitiman ante la sociedad para representar
a la ciudadanía, no creo que sea ni ético ni
honesto hacerlo, al menos no hasta que se produzca una profunda regeneración
dentro de su organización. Porque la corrupción dentro de este Partido está
institucionalizada, como bien se ha demostrado, y parece que sea algo intrínseco
a su propia idiosincrasia.
Por supuesto si se vota a un partido (me da
igual del signo que sea) en donde los escándalos de corrupción sean o hayan
sido una práctica habitual durante años, será uno cómplice de esa
corrupción porque la estará amparando con su voto. Eso pasa en este país con demasiada frecuencia y mucha gente vota de manera un tanto frívola, irresponsable y despreocupada. Y es que España es
diferente, falta muchísima cultura política en muchísima gente y por desgracia hay muchos individuos aborregados y convenientemente
amaestrados que no ven más allá de sus propias narices y que no tienen el más
mínimo atisbo de capacidad crítica.
De verdad, España no tiene arreglo y así nos va.
Marco
Atilio
6 comentarios:
Esta es la primera vez que comento en tu blog aunque lo sigo desde hace tiempo. Tengo que decirte que me ha gustado mucho esta entrada. Pues sí, otra vez a votar pero creo que la culpa de que se repitan las elecciones la tiene el PSOE que eligió como compañero de viaje a Ciudadanos y no quiso pactar con las opciones de izquierdas. Se demostró de esta manera que los socialistas tienen de iquierdas lo que yo de cura y es que es un partido al que yo he votado en alguna ocasión pero que ya no le aguanto que me tomen el pelo ni una vez más. Ahora votaré de nuevo a Podemos porque creo que son los únicos que de verdad se preocupan por la clase trabajadora de este país. Además, me reafirmo en mi decision cuando veo a la caverna mediática conservadora sacar trapos sucios infundados contra Podemos intentando desprestigiar a un partido que se alza contra los poderes económicos de este pais y que por tanto le viene muy mal para sus intereses. Cuanto más lo critiquen esos poderes económicos más me reafirmo en que mi voto por Podemos es un voto acertado. Un saludo
Hola Tramoyista, bienvenido a esta tu casa. Una reflexión interesante la tuya, esa es tu opinión y probablemente no andes muy desacertado. Estoy de acuerdo contigo en lo de la caverna mediática, es preocupante que ataquen tanto un proyecto político que es tan legítimo como cualquier otro. Algún tipo de miedo debe de haber cuando se ceban tanto con un Partido que ha traído aire fresco a nuestro panorama político. Recuerda que a propósito del 11 M, los políticos conservadores en el poder decían que esa no era manera de arreglar las cosas, que las cosas se arreglaban desde el Parlamento pues bien, ahora que se han constituído muchos de los integrantes de aquel movimiento en partido político se les ataca con todas las armas (que son muy poderosas) de las que dispone la clase más conservadora de este país. La verdad es que no entiendo algunas actitudes. Supongo que le estarán viendo las orejas al lobo y se defienden como "gato panza arriba". Saludos
De acuerdo en todas tus reflexiones Marco Atilio. Fíjate si habrán sido malas las políticas llevadas a cabo por el PP durante los últimos cuatro años, que incluso el ministro García Margallo en unas declaraciones hechas ayer, ponía en duda las políticas de austeridad llevadas a cabo diciendo que se habían pasado cuatro pueblos con su implantanción. Hoy mismo ha matizado que se refería a la Comisión Europea pero él sabe que también se refería al gobierno del que él ha formado parte. No somos tontos para intuir eso. Otra razón más para no votar a partidos que defienden el neoliberalismo como forma de hacer política y que tan dañina es para los intereses de los trabajadores. Sludos
Totalmente de acuerdo con tu comentario E. María, por cierto, bienvenida de nuevo por aquí después de cierto tiempo. Un saludo.
Buenas, yo aunque soy muy joven y no he vivido otra cosa veo y creo que este sistema se va al garete puesto que unas nuevas elecciones nos cuestan los dineros a todos .
Ya están pensando en hacer recortes en carreteras y en servicios como el de tren, yo creo que ya hemos llegado a un límite muy feo donde deberíamos nosotros como pueblo saber poner cada uno donde corresponda, y el día del voto tener muy claro a quién votar ya que después nos quedaran otros cuatro años para decir “si hubiera votado a los otros que”.
eltodopoderoso
Por eso el voto hay que realizarlo con la necesaria capacidad crítica y pensando muy bien lo que nos conviene a nosotros y a la sociedad en general. Y eso sí, hay que ir a votar y ejercer nuestro legítimo derecho democrático, no hacerlo sería una gran irresponsabilidad para la sociedad en su conjunto y para nosotros mismos. Gracias por tu comentario.
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