Autor de la foto: Antonio Urrutia Hidalgo
El
sol había caído lo suficiente como para alargar las sombras hasta el infinito.
En el marco incomparable del Paseo de las Murallas de Baeza, cuando la tarde se
escapaba casi con prisa, caminaba la “Julita”. Asida a mi brazo derecho y con torpe paso llevaba sus múltiples dolores, no solo los del cuerpo sino
también los del alma, con la resignación que dan sus 87 años y pico.
Sé
que estos días invernarles te ponen triste, te llenan de melancolía, de
añoranza, de recuerdos... de soledad.
Por
eso quería que disfrutaras junto a tus hijos de la especial calidez de esta
tarde de enero y del impresionante paisaje del Valle alto del Guadalquivir.
Porque el entorno y la tibia temperatura hacían muy agradable el paseo… aunque
tú no lo disfrutaras como nosotros.
Y
entiendo perfectamente a mi madre. Entiendo que cuando se han vivido tantos
años el interés y los anhelos se vayan perdiendo. Porque lleva sobre sus espaldas la pesada carga de
sus muchos años de vida, de unas alforjas demasiado llenas, llenas de vivencias,
de recuerdos de personas amadas que partieron hacia donde intuye que partirá
ella en no demasiado tiempo.
¡Ay
Julita! ¡Qué efímera es la vida! ¡Qué rápido se pasó el tiempo!
Llevas
ya demasiada experiencia acumulada. En tu largo camino por la vida se fueron
perdiendo las ilusiones y las esperanzas fueron menguando con el transcurrir
del inexorable paso del tiempo…
Con
paso lento y cansado aunque impaciente por llegar, cogida de mi brazo, nos
adentramos en las calles que rodean el Paseo de las Murallas en busca del coche
que la llevaría a la cálida paz de su hogar. Porque en su hogar se sentiría
bien, sola con sus soledades descansaría su cuerpo… y su alma.
Querida
madre: Disfrutaré todo lo que pueda de tu compañía en los años, que no han de ser
muchos, que todavía te queden por vivir. Porque me has dado mucho sin pedir
nunca nada a cambio, por todo el amor que me has dado y que sigues dándome te
digo…
¡Gracias!
Gracias
por sufrir conmigo y por alegrarte conmigo...
Gracias por ser mi madre…
Gracias por... por tantas cosas..., mi querida y adorada Julita.
Marco
Atilio
2 comentarios:
sin comentarios, no se puede decir nada mas.
la julita es un abuelita muy pequliar, pero es mas buena que el pan.
!!!ole mi abuela!!!
eltodopoderoso
Así mismo es.
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