Ayer
fue un día de luto para el arte, la cultura y la belleza del mundo. La Catedral
de Notre Dame en París ardía por un fuego accidental del que a fecha de hoy no
se conocen las causas.
La
aguja de la catedral y el techo colapsaron y tanto el espacio interior como
muchos de los artefactos que albergaba fueron gravemente dañados. Las llamas
envolvieron la parte superior de la catedral, incluyendo sus dos campanarios y
la torre central, con el techo y la aguja que se derrumbó. La estructura
primaria, incluidas las dos torres, y un tercio del techo, no resultaron
dañados.
Las
principales obras de arte y reliquias de Notre Dame pudieron salvarse del
incendio. La Corona de Espinas, un fragmento de la Cruz Verdadera, uno de los
Santos Clavos, las estatuas de bronce de los doce apóstoles y la túnica de San
Luís están ahora en un lugar seguro según la alcaldesa de París Anne Hidalgo.
A
mí, como amante del arte y de la cultura, el siniestro me ha producido un gran
pesar. Siglos de historia se han consumido en unas horas en el monumento más
visitado de Europa y uno de los más visitados del mundo. Edificio
arquitectónico emblemático de París y de Francia entera. Muy querido por los
franceses y seguramente también por todos aquellos que hayan podido disfrutar de
su contemplación alguna vez en su vida.
Yo
no he tenido el privilegio de visitar Notre Dame en ninguna ocasión pero, como
he dicho antes, como amante del arte, de la cultura y de la belleza en general,
estoy profundamente afectado por este desgraciado suceso. Una pena que en unas
horas se hayan destruido tantos siglos de historia. Día de luto para la cultura
mundial.
¡Una
lástima, una verdadera lástima!
Marco
Atilio
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