Ahora
han visto la oportunidad propicia y, jugando hábilmente con las emociones
borreguiles de la gente, han salido a escena cual elefante en una cacharrería.
Y
lo que es más lamentable es que el PP, aunque de este partido no me extraña
tanto, y Ciudadanos, han hecho un guiño claro a pactar con un Partido que
recuerda tristemente a los años más oscuros de la dictadura franquista.
No
me puede extrañar que el PP se sienta más o menos cómodo con estos compañeros
de viaje porque, en definitiva, es el lecho donde descansaba Vox. Lo que no puedo comprender es como un Partido que
dice mirar al futuro, que quiere romper con las viejas políticas, un partido supuestamente
reformador como se define Ciudadanos, no niegue taxativamente cualquier
acercamiento a un Partido de Ultraderecha.
Como
tampoco puedo entender que haya gente, (trabajadores, desempleados, gente
humilde…) que no se sabe muy bien por qué, vayan a votar a un Partido contrario
a la Sanidad Pública, a la Educación Pública, que se decante por un sistema
mixto de pensiones con el último fin de privatizarlas..., contrario en
definitiva al Estado del Bienestar. Ideario que no precisamente favorece a ese
estrato de la sociedad. Sin embargo van a votar un Partido de extrema derecha
aunque les perjudique claramente.
Bueno,
en realidad sí puedo intuir por qué se puede producir esta paradoja:
Por
la falta de pensamiento crítico. ¡POR LA
INCULTURA!
Esta
frase mía publicada en Twiter define muy bien a lo que me refiero:
“A un
pueblo inculto es fácil manipular, adoctrinar, amaestrar, aborregar y, en
último término, subyugar”.
Ahí
tenéis la respuesta.
Marco
Atilio
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