Mi
situación y la de mi familia es precaria. No pasamos hambre, pero no podemos
permitirnos ciertos «lujos»: irnos de vacaciones, comprarnos un coche nuevo –el
nuestro se cae a pedazos–, poner aire acondicionado en casa, o comer en un
restaurante, aunque sea de vez en cuando.
Si nos sobreviene algún contratiempo económico, derivado por ejemplo de un problema de salud, tenemos que pedir ayuda a familiares o amigos que nos presten el dinero para poder salir del paso.
A pesar de tener trabajo, mi sueldo –poco más de mil euros– apenas me da para llegar, a duras penas, a fin de mes. Y eso recortando muchos gastos, algunos muy necesarios pero que simplemente no podemos permitirnos.
Sin embargo, y pese a todo ello, cuando llegan las elecciones votamos a quien sabemos que no nos dará de comer; votamos a quien no aliviará nuestra precaria situación; votamos a quien recortará nuestros derechos sociales y laborales, y se opondrá a cualquier subida significativa de los salarios. Votamos, en definitiva, a quien no apostará por una educación ni una sanidad públicas fuertes y de calidad, que nos harían, siquiera, un poco menos pobres.
De todas formas, yo soy muy patriota. Me han dicho que hay partidos que no lo son tanto… bueno, tampoco he profundizado mucho en eso. De todas maneras, yo siempre votaré a quienes lleven la marca España por bandera, aunque perjudiquen mis intereses. Sin embargo, yo, que tengo una cultura más bien limitada, no lo percibo así.
En cualquier caso, desde mi inculta perspectiva, es mucho más importante ensalzar y vitorear la España de mis abuelos, aquella que era «Una, Grande y Libre», que aspirar a una situación económica más o menos buena. Ya cambiará mi suerte. Lo que no cambiará será el sentido de mi voto, mis convicciones y mis ideas son sagradas… aunque nos muramos de hambre.
A fin de cuentas, yo soy un idiota, así que…
P.D.: Según un estudio del «Ragnar Frisch Centre for Economic Research» (Noruega) publicado en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences», desde 1975 la inteligencia humana no ha dejado de menguar, haciéndolo al menos siete puntos por generación. Investigaciones similares en Dinamarca, Reino Unido, Francia, Países Bajos, Finlandia y Estonia han demostrado una tendencia similar a la baja en los resultados del coeficiente intelectual.

No hay comentarios:
Publicar un comentario