BIENVENIDOS A YUMYS GALAXY, EL RINCÓN DE F.J.M. (MARCO ATILIO).

lunes, 5 de noviembre de 2012

La muerte, ese gran arcano lleno de dolor

No quiero morir

Ahora que acaba de pasar el día de los difuntos, una fecha en donde se rinde homenaje a todos los que se fueron porque la muerte los arrebató de nuestro lado (algunos porque la senectud les llevó al final del camino y otros prematuramente, cuando todavía les quedaba mucha vida por vivir), no me resisto a publicar unos poemas que escribí hace tiempo relacionados con el tema de la muerte.
 
Un tema sin duda misterioso y que produce en nosotros cierto desasosiego. Nadie quiere morirse y, sin embargo, todos hemos de hacerlo algún día. Cuando todavía somos jóvenes la muerte no nos preocupa porque simplemente no pensamos en ella; a medida que nos hacemos viejos no podemos evitar que oscuros pensamientos relacionados con ese trance inevitable se cuelen en nuestra mente. Procuramos rechazarlos de inmediato pero a menudo vienen a nosotros y supongo que su asiduidad estará en proporción directa a la edad que tengamos.
 
Afortunadamente no he sufrido aún la pérdida de mis padres (aunque ya están muy viejitos), pero sí pude vivir la muerte de mi suegro y pude comprobar el dolor de mi queridísima Isabel y cómo la muerte de su padre le desgarró el alma. Con motivo de ese trágico suceso escribí este poema titulado “La Muerte”. Me inspiró el ver su cuerpo yacente en la “Losa” del mortuorio en una noche “fría” de hospital… Me inspiró su aterradora soledad cuando dejamos solo el cadáver a la espera de la funeraria… Me inspiró las preguntas que uno debe hacerse cuando todo ha concluido y no te das cuenta de tu nueva situación hasta que pasa un tiempo indeterminado, sobre todo los que como yo, creemos en que aquí no termina el viaje (en otra ocasión hablaré sobre este tema)… Me inspiró todas las dudas, las preguntas y las reflexiones que vienen a la mente cuando ocurren muertes en tu entorno más cercano… El poema en cuestión es el siguiente:
 
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...a la memoria de Sebastián, padre de mi amada Isabel.

 

LA MUERTE


 ¿Por qué se han callado los niños...?

¿Por qué ya no cantan los pájaros...?

¿Dónde está el cálido rayo de sol

que calentaba mi cuerpo...?

 ¿Dónde están las flores del campo...?

Y mis verdes olivos...

¿dónde se encuentran...?

¿Por qué ya no los veo...?

 

Ya no hay lluvia...,

 ni viento...,

 ni calma...,

 ni sol...

 

¿Por qué ya no hay nada?

 ¿Y mi mujer y mis hijos...?

 ¿Dónde se fueron...?

 ¿Por qué ya no hay nadie...?

 ¿Por qué me han dejado tan solo...?

 ¿Por qué siento este frío tan intenso...?

 ¿Y por qué esta negra oscuridad

que lo inunda todo...?

 ¿Por qué no puedo moverme

y por qué siento tanto miedo...?

 

¡Y esta sensación de vacío

que envuelve todo mi ser...!

 

¡Dios..., maldito frío

que cala todos mis huesos!

 

¡Necesito tantas respuestas...!

 

Pero solo escucho silencio, 

solo el silencio.


El silencio... 

solo el silencio... 

el silencio... 

el silencio... 

el silencio.


El otro poema en relación a la muerte de mi suegro lo titulé “La tarde trajo la noche” y es el reflejo de la lucha contra la enfermedad, el triste desenlace y las emociones de su familia en aquellas terribles horas:
 
noche

LA TARDE TRAJO LA NOCHE


La tarde trajo la noche,

la noche más desgraciada,

Sebastián cerró los ojos,

la muerte se los cerraba.

 

Luchó fiero por la vida

aferrado a una esperanza,

la enfermedad y la muerte

le ganaron la batalla.

 

Su esposa llora en silencio,

sus hijos tienen el alma

traspasada por la flecha

del dolor y de las lágrimas.

 

Desnudos los corazones

en la noche solitaria,

sus familiares y amigos

elevan una plegaria.

 

¡Adiós mi querido esposo!

dice su esposa enlutada,

te llevas mi amor contigo,

mi corazón y mi alma.

 

De las miserias del mundo

Sebastián por fin descansa,

halló paz en el espíritu

en la noche desgarrada.


El tercer y último poema titulado “Cuando voy a un cementerio” lo escribí hace mucho tiempo, cuando comenzaba a recorrer mi etapa adolescente y germinaba en mí la afición por la poesía. Son las sensaciones, las interrogantes y las reflexiones que me provocaba la visita a un cementerio, es el siguiente:
 
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CUANDO VOY A UN CEMENTERIO

 

¡Qué extraña sensación,

extraña melancolía,

que extrañeza, que misterio,

me produce un cementerio!


Todos los que allí reposan

han vivido como yo,

cada uno fue una historia

del mundo en la memoria.


Allí yacen pobres, ricos

y todas las clases sociales,

los que odian, los que aman,

al final la misma cama.


Cuando voy a un cementerio

y camino entre las cruces,

me siento como atrapado

y de palabras colmado.


De palabras que me dicen:

"al final has de venir,

con nosotros a reunirte,

con nosotros a pudrirte".


En verdad que esas palabras

las oigo por todas partes,

y me llenan de extrañeza,

de misterio y de tristeza.


¡Qué mala cosa es la muerte

que mil lágrimas arranca,

que nos llena de hastío

y sensación de vacío!


Por eso y por muchas cosas,

cuando voy a un cementerio,

vuelvo triste y asqueado

y hasta un poco trastornado.


Que esta vida que vivimos

tan bonita de vivir,

no es, sino un segundo,

en el devenir del mundo.


“La muerte está tan segura de ganar que nos da toda una vida de ventaja”. (Francisco de Quevedo).









8 comentarios:

Thanos de Titan dijo...

La muerte forma parte y es una consecuencia de la vida..., la muerte nos acompaña, nos persigue, nos obsesiona. Es nuestra eterna compañera. No podemos escapar a ella, quien viva sin tener presente la muerte como algo esencial en su vida, jamás alcanzará la plenitud como persona y su felicidad será tan inestable como ficticia.
La muerte no discrimina, nos despoja de todo, la fama, la riqueza y el poder son absolutamente inútiles en el estado de indiferencia total de los últimos momentos de nuestra vida.
Dicen que para morir bien, uno tiene que haber vivido bien, la muerte puede llegar como un descanso reconfortante, como un sueño bien ganado después de un día de gratos esfuerzos.
Acaso alguien puede decir, si lo que llamamos muerte no es sino vida; y la muerte, es en cambio lo que conceptuamos que es vida.

F.J.M. (Marco Atilio) dijo...

"¿Acaso alguien puede decir, si lo que llamamos muerte no es sino vida; y la muerte es en cambio, lo que conceptuamos que es vida?" Una gran reflexión Thanos que suscribo enteramente. Estoy convencido que el alma sufre muchísimo con cada reencarnación a la que se ve sometida y en muchos casos se niega a pasar por ese trance. Aunque no tiene más remedio que hacerlo porque tiene que evolucionar. Esa es la meta, evolucionar hasta conseguir la máxima pureza de nuestro ente espiritual.

T.J. dijo...

La muerte es misteriosa por desconocida, es un camino que todos (como bien dices) tenemos que recorrer tarde o temprano. No sabemos lo que ha al otro lado, ni siquiera sabemos si hay algo o si todo acaba aquí. Si no hubiera nada más la vida sería demasiado simple y quizá demasiado injusta para muchísimos millones de personas por tanto, yo me aferro a que aquí no acaba esto y que encontraremos otra vida mucho más justa allá a donde quiera que esté. Sería lo ideal. Estupendo artículo y muy buenas las poesías, con una gran carga emocional.

Anónimo dijo...

Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.

Jorge Manrique.

Anónimo dijo...

A mi también me agobian los cementerios a los que procuro ir solo cuando no tengo más remedio. Buen post y bonito blog.

Astinos dijo...

No creo que haya vida después de la muerte. Creo que aquí acaba nuestro camino y que cuando te mueres estarás muerto por toda la eternidad. ¿Que resulta desesperanzador? Según como se mire, porque cuando uno está muerto ya no siente nada, por lo tanto deja de sufrir (también de gozar) ¿pero qué importancia puede tener ya? En realidad no todo muere, porque los átomos que componían tu cuerpo pasan a formar parte de la naturaleza, del universo en definitiva que es de donde hemos salido.

fernando dijo...

Este texto y poemas que has redactado con tanto ainco me hacen reflesionar sobre los momentos de la vida en la que vivimos y me hacen ver que los momentos buenops son los que hay que buscar puesto que los malos no avisan y la vida es maravilosa.

F.J.M. (Marco Atilio) dijo...

Gracias fernando por tu comentario. Es cierto que la vida es maravillosa, y además está llena de placeres y de pequeños momentos que hay que disfrutar. En este punto me viene a la memoria una frase que acuñé hace algún tiempo y que dice: "La dicha en la vida se compone de pequeños momentos, momentos indefinidos que nos ayudan a ser felices, que enriquecen nuestra existencia y nos hacen más llevadera la lucha diaria". De cualquier modo, a medida que las personas van cumpliendo años, la idea de la muerte y el pensar en el ¿triste? final es un pensamiento recurrente en mayor o menor medida.

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