Ahora que estamos pisando apenas las alfombras de un nuevo año, es razonable que formule unos deseos para este 2015 todavía infantil. Estos son:
Que en el alborear del año que ahora comienza se iluminen nuestros corazones y se llenen de tolerancia, respeto y comprensión hacia todos aquellos que caminen con nosotros durante este nuevo año.
Que los buenos deseos que hemos compartido con los demás por estas fechas no se queden atrás y se pierdan en el olvido hasta que de nuevo los recuperemos la próxima navidad, que nos acompañen durante nuestra travesía anual y se hagan extensivos también al resto del tiempo.
Disfrutemos del regalo de la vida e intentemos ser felices con aquello que tenemos sin renunciar por ello a mejorar nuestra situación sea la que sea, un fin tan lícito como encomiable, que una cosa no quita la otra.
Que la paz, la concordia y la armonía inunde nuestros hogares, nuestros lugares de trabajo y de ocio y todos los espacios y círculos por donde nos movemos. Intentemos hacer felices a todas las personas que dan vida a esos lugares, siempre y en todo momento. Porque nada hay más bonito que hacer felices a los demás.
Que el año que nace nos llene de venturas y que, a ser posible, se hagan realidad todos aquellos sueños por los que nos ilusionamos y vivimos.
Por último, que el año que ahora comienza nos lleve a galope tendido en pos de (ojalá) un horizonte lleno de esperanza.
Marco Atilio
4 comentarios:
Encomiables y bonitos deseos que comparto en su totalidad.
Gracias por tu comentario. Un saludo.
Loables deseos. Los hago míos.
Muchas gracias. Un saludo.
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