Esto
que sigue es un artículo de agradecimiento y de paso, aprovecharé también para
describir brevemente una magnífica experiencia.
Mi
vida ahora mismo no pasa por uno de sus mejores momentos, principalmente debido
al dolor en la rodilla tras la prótesis que me implantaron hace poco menos de
un año. Por eso, y pese al dolor de la pierna, cuando se me presentan ratos
buenos intento no desaprovecharlos en la medida en que me deje el dolor
asqueroso que padezco.
Uno
de esos ratos que presuponía buenos, y así fue en efecto, tuvo lugar el pasado domingo
7 de mayo, una comunión en Vera (Almería). Una fiesta a la que me invitaron
casi por sorpresa. Al menos no la teníamos programada en absoluto. Pues bien,
he de decir que la celebración a la que asistí junto con Isabel y con mis hijos
y nueras fue una de las más gratas que yo recuerdo. En verdad disfruté de lo
lindo. Rodeado de buena gente, gente simpática y muy divertida comí y bebí
junto a ellos para celebrar la Primera Comunión de una de las sobrinas de mi
nuera Adelaida.
El
lugar de la fiesta maravilloso, junto al mar, un local que lamía la misma arena
de la playa. La verdad es que fue toda una gozada estar degustando unas
magníficas viandas levantar la vista y ver el fascinante azul del Mediterráneo
que lucía como un espejo. Una gozada en el más amplio sentido de la palabra.
Disfrutamos
con gente a la que le gusta el baile y que sabe bailar, contemplarlos mientras
sus gráciles movimientos dibujaban cuadros de una vistosa y espléndida
plasticidad era un deleite para los sentidos.
También
pudimos deleitarnos con un número de baile entre un caballo con su jinete
(amazona en este caso) y una bailarina. El espectáculo tuvo lugar en la misma
arena de la playa, a escasos metros de nosotros. Mientras la bailarina revolvía
su vestido al son de unas sevillanas, el caballo danzaba acompañándola, como si
de otra bailarina se tratase. Espléndido el espectáculo que ofrecieron, una
verdadera maravilla.
En
definitiva, una fiesta extraordinaria, con gente extraordinaria, en un extraordinario
lugar. Unas horas de las que disfruté como hacía mucho tiempo no lo había
hecho. Falta me hacía, al menos para paliar, siquiera sea un poquito, el
infierno que estoy pasando con la rodilla.
Antes
de terminar quiero agradecer a la familia de mi nuera Ade, a sus padres, sus
hermanas, sus hermanos, sus sobrinas, su cuñado y su cuñada por el exquisito
trato recibido, por su simpatía, por su delicadeza y por su entrañable
familiaridad. Gracias de corazón por habernos hecho pasar una velada tan fantástica
y maravillosa.
Quizá
fuera por ese exquisito trato que recibimos, por lo magnífico de la fiesta, por
el ambiente que rodeó nuestra estancia en aquellas tierras almerienses, por lo
que al marchar sentí una ligera y etérea melancolía.
Ojalá
se repitan momentos como estos porque, de alguna manera, ayudan a mantenerte
vivo.
Marco
Atilio
2 comentarios:
Vaya según lo describes si que tuvo que ser una bonita fiesta. Me alegro por tí Marco Atilio y te deseo una pronta recuperación de tu pierna.
Sí, la verdad es que fue una fiesta estupenda. Muchas gracias por lo de la pierna. Un saludo.
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