Este precioso texto (sin autoría) que veréis a continuación,
recorre las redes sociales desde hace ya algún tiempo. Yo lo recibí de una
buena amiga que lo compartió conmigo a través de WhatsApp.
En según qué fuente lo busquéis encontraréis algunas (pocas) modificaciones en él, aunque básicamente la esencia del relato no cambia.
Yo solo he añadido alguna frase, cambiado otras, añadido alguna coma o quitado alguna, en cualquier caso, lo comparto por su belleza… y su verdad absoluta. Espero que lo disfrutéis porque merece la pena.
El texto no tiene título pero bien podría llamarse:
El otoño de la vida
(Anónimo)
«Son las 6:00 a.m. y con
una taza de café en la mano pienso y hablo solo, pero…a ti te lo comunico así:
El tiempo tiene su manera especial para pillarnos desprevenidos al paso de los años. Me parece que apenas ayer era joven… Pero no. En cierta forma parece que fue hace mucho tiempo. ¿A dónde se fueron los años? Sé que los viví. Tengo visiones de cómo fueron y de todas mis esperanzas y sueños. Pero allí está. Ya llegó el otoño de mi vida y casi me ha pillado por sorpresa. ¿Cómo llegué aquí, a mis muchos años tan rápido? ¿A dónde se fueron los años de mi juventud
Recuerdo que pensaba que ese otoño estaba tan lejos que no podía imaginar cómo sería, pero me llegó. Como yo, mis amigos están jubilados y se vuelven “canosos”. Se mueven más lento. Algunos están en mejor forma, otros no tanto, pero en todos veo el cambio. Eran jóvenes y vibrantes como yo, pero la edad empieza a sentirse y a notarse. Ahora somos aquellas personas mayores que nunca pensamos que seríamos algún día.
Echar una siesta ya no solo es algo agradable como era, ahora es algo necesario y obligatorio. Porque si no lo hago por propia voluntad, simple y sencillamente me quedo dormido donde me encuentre sentado. Así he entrado en esta nueva etapa de mi vida. Casi sin preparación para sufrir dolores y achaques y la pérdida de fuerza, agilidad y habilidad para ir y hacer las cosas que quisiera. Pero lo que sí sé, es que este otoño se irá más rápido. ¡Entonces empezará otra aventura! Quizá habrá algún arrepentimiento por haber hecho cosas que hubiese querido no hacerlas y por no haber hecho cosas que sí debí hacer. Pero hay muchas más con las que estoy contento.
Si todavía no te ha llegado tu otoño, déjame recordarte que vendrá mucho más rápido de lo que piensas. Entonces, cualquier cosa que quieras lograr en tu vida hazla ahora, rápido. No lo pospongas por mucho tiempo. La vida se pasa pronto. Haz todo lo que puedas hoy, porque nunca estarás seguro si ya estás en tu otoño o no.
Sólo Dios sabe si podrás lograr vivir todas las estaciones. ¡Así que vive el hoy y el ahora, y di ahora las cosas que quieres que tus seres queridos recuerden!
La vida es un regalo. Haz de este viaje algo único, agradable, fantástico para ti y para tus seres queridos, tus allegados y en general para los que te rodean. ¡Vive bien! ¡Goza tus días! ¡Haz cosas agradables! ¡Sé feliz
Recuerda: “La verdadera riqueza es la salud y los dones espirituales que has cosechado. No las piezas de oro y plata, o el dinero en el banco, ni las cosas materiales que cuando te vayas de este mundo no valdrán nada para ti”.
Finalmente te sugiero: Goza de tu vida mientras dure, pero primero ámate a ti mismo y cuídate, haz la parte que te toca y puedas. Y recuerda que salir a la calle es bueno, pero regresar es mejor. Si olvidas nombres, no importa, a lo mejor esas personas olvidaron que te conocieron. Ten muy en cuenta que mucho, muchísimo de lo viejo fue bueno: Las viejas canciones, las películas clásicas, y lo mejor de todo… ¡Tus amigos del alma!
Me despido deseándote que estés bien, querido y siempre recordado amigo del alma.
Te invito a que envíes este mensaje a algún viejo amigo o amiga del alma. Seguramente al leerlo sonreirá y meditará.
¡Recordé tantos gratos momentos de mi pasado en que vosotros estuvisteis presentes! Y de cada uno de vosotros aprendí algo muy valioso. “No es lo que has reunido o acumulado, sino lo que has repartido y lo que has dado de ti, lo que has entregado con generosidad y amor, lo que dirá la clase de vida que has tenido”.
¿Sabes qué? Mándaselo a tus amigos y amigas, sin importar edad. A fin de cuentas:
¡Todos vamos hacia allá!».
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