¿Cómo puede ser posible?

 

¿Cómo se puede ser simpatizante de partidos excluyentes e intolerantes y proclamarse cristiano y católico? ¿Cómo se puede votar a partidos xenófobos, homófobos, racistas…? ¿Cómo se puede estar de acuerdo con partidos que desprecian al pobre para dar al rico? ¿Cómo se puede estar en línea con partidos que defienden lo privado (sanidad, educación…) en detrimento de un estado del bienestar fuerte que intente atajar, o en todo caso paliar, las desigualdades sociales?  ¿Cómo se puede estar de acuerdo con todos estos postulados y acudir a misa todos los domingos y fiestas de guardar?

¿Acaso es que no han leído la Biblia?

«No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús». (Gálatas 3:28).

«Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis». (Mateo 25:35).

«Apartan del camino a los necesitados, hacen que se escondan enteramente los pobres de la tierra». (Job 24:4).

«Aun por su vecino es odiado el pobre, pero son muchos los que aman al rico. (Proverbios 14:20).

De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro. El rico y el pobre se encuentran; pero a ambos los hizo Dios. (Proverbios 22: 1-2).

¿O es que su hipocresía raya en la paranoia?

«¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo: este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está muy lejos de mí» (Mateo 15: 7-8).

Hay que ser consecuente con tus actos. No vayas por ahí «a Dios rogando y con el mazo dando» como dice el refrán. A propósito, no logro entender cómo la Iglesia católica, a lo largo de su historia, haya sido afín a estas corrientes ideológicas casi por principio. La verdad es que es difícil de entender.

Por supuesto que se puede ser simpatizante de esas ideas políticas, aunque para alguien como yo, que soy partidario de la igualdad en todos sus aspectos y odie profundamente la intolerancia, el racismo, la xenofobia, la homofobia, la explotación laboral y sea muy sensible al dolor de las gentes y las injusticias contra los más desfavorecidos, le resulte difícil comprenderlo. Se puede votar a esos partidos pero no te definas como cristiano porque esos postulados distan muy mucho de lo que dice la Biblia y de las enseñanzas que Jesús nos legó.

En fin… ¡ojalá nos aplicáramos aquello de…!

«Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas». (Mateo 7:12).

Por cierto, os recomiendo que leáis el llamado «Sermón de la montaña», se encuentra en el evangelio de San Mateo, capítulos 5, 6 y 7. Es muy bello y altamente didáctico. A lo mejor así nos acercamos más a Jesús y a sus enseñanzas y tenemos más elementos de juicio para enfocar nuestra vida y nuestras ideas.