
Yumys Galaxy nació como un pequeño refugio en medio del ruído del mundo. Aquí guardo pensamientos, emociones y fragmentos de vida que, de otro modo, se perderían en el olvido. No busco popularidad ni aplausos; busco, sencillamente, expresar mi lado más personal e íntimo, porque en cada palabra dejo una parte de mí. Este espacio no pretende convencer, solo compartir lo que soy, lo que pienso y lo que siento. Solo eso.
Páginas
domingo, 12 de octubre de 2025
Un mes sin ti
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
jueves, 9 de octubre de 2025
La vida como escuela
Siempre
quise estudiar Filosofía y Letras. Me atraía el misterio del pensamiento, la
belleza de las palabras, la búsqueda serena de la verdad.
Pero me tocó vivir una época dura, y en una familia humilde los sueños no siempre se cumplen. A los trece años ya trabajaba, y aquella ilusión mía se quedó esperándome en algún rincón del camino, convertida en una quimérica esperanza.
Con el tiempo comprendí que no hace falta un título para pensar, ni una cátedra para sentir. La vida misma fue mi escuela, y sus lecciones, a veces crueles, me enseñaron lo que ningún libro enseña: el valor de la experiencia, el peso del tiempo, la fragilidad del alma humana. Me fui doctorando a través de la sabiduría que dan las vivencias y ese deseo innato por conocer, por entender, por comprender.
Tal vez no fui filósofo por formación, pero sí por vocación. Porque sigo mirando la vida intentando descifrarla, haciéndome preguntas y buscando respuestas. Y eso, al fin y al cabo, es lo que hace un filósofo: buscar sentido en medio del caos.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
martes, 30 de septiembre de 2025
Hadas de los sueños
Este poema lo dedico a mi compañera y amiga Puri
y a sus nietas. Ella compartió una foto de sus dos nietas en un grupo de WhatsApp
del que los dos somos miembros. La foto era una maravillosa instantánea de unas niñas de entre tres
y cuatro años, ataviadas, una con un vestido recreando la figura de Mickey Mouse y la otra
con un vestido azul cielo, como el de un hada. Una niña daba un beso en la
mejilla a la otra y, a sus espaldas, un jazmín con bellas flores de color azul.
Una preciosa imagen que evocaba un cuento de hadas.
Por razones de privacidad no he ilustrado el poema con la fotografía original de las nietas de mi compañera. La imagen que aparece sobre estas líneas está generada por IA y según mi opinión, tiene una aceptable semejanza con la fotografía original. Para ilustrar el poema creo que resulta bastante acertada.
HADAS DE LOS SUEÑOS
Entre flores despierta la mañana,
brotan luces danzando entre sonetos;
una sonrisa, un beso en la mejilla,
y el jardín se ilumina de secretos.
Sus vestidos son brisa y fantasía,
sus cabellos, destellos de la aurora;
en sus ojos palpita la inocencia,
que hace eterna la magia de esta hora.
Bajo un manto de luces y de flores,
donde el sol está danzando con la bruma,
dos almas pequeñas rompen el silencio,
custodias de la paz y la ternura.
No son niñas, son hadas de los sueños,
con alas tejidas de rocío y lila,
donde la edad no deja ya ni huella,
en estampa tan eterna y tan sencilla.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
jueves, 25 de septiembre de 2025
Todavía
Me escondo de mis penas, como quien huye de una
sombra obstinada. Me aferro a los recuerdos porque son el único refugio que me
queda, aunque a veces me hieran más que la propia herida.
Me pregunto, en silencio, si cualquier tiempo pasado fue mejor, o si es mi nostalgia la que inventa un paraíso perdido. Tal vez el ayer no era tan hermoso, pero la distancia lo perfuma con un aire de eternidad. O puede que no le esté dando la importancia que tiene el presente. Y entonces me asaltan estas dudas, eternas, con sus contradicciones que nunca me dejan en paz.
Busco el abrazo del silencio para encontrarme conmigo mismo. En él caben mis dudas y mis sueños, mis derrotas y mis anhelos. Allí me reconcilio con lo que fui y con lo que nunca seré.
La nostalgia me inunda, y entre sus aguas voy trazando mi camino, paso a paso, entre los giros inesperados del destino. Avanzo sin certezas, con la memoria como brújula, sabiendo que, aunque el futuro se desdibuje, todavía puedo caminar… todavía.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
martes, 16 de septiembre de 2025
La tarde de Baeza y el puñal de tu ausencia
El sol había caído lo suficiente como para
alargar las sombras hasta el infinito. En el marco incomparable del Paseo de
las Murallas de Baeza, cuando la tarde se escapaba casi con prisa, caminaba la «Julita».
Asida a mi brazo derecho, avanzaba con paso torpe, cargando, no solo los dolores
del cuerpo, sino también los del alma, con la resignación que le daban sus 87
años y pico.
Sé que estos días invernales te ponían triste, te llenaban de melancolía, de recuerdos, de soledad. Por eso quise que disfrutaras junto a tus hijos de la tibia calidez de aquella tarde de enero y del impresionante paisaje del Valle alto del Guadalquivir. El entorno era hermoso y la temperatura agradable... aunque tú ya no lo disfrutabas como nosotros.
Y te entendía. Entendía que, después de tantos años vividos, los anhelos se fueran apagando. Que tus alforjas estaban demasiado llenas de recuerdos, de ausencias, de seres queridos que partieron antes que tú hacia donde intuías, que habrías de ir también en no demasiado tiempo.
¡Ay Julita! ¡Qué efímera es la vida! ¡Qué rápido se pasó el tiempo! Tus ilusiones fueron menguando con el inexorable paso de los años y, aunque no querías morir, sí que estabas cansada de vivir.
Con paso lento, aunque impaciente por llegar. Cogida de mi brazo, nos adentramos en las calles que rodean el Paseo de las Murallas en busca del coche que la llevaría a la cálida paz de su hogar. Porque en su hogar se sentiría bien, sola con sus soledades descansaría su cuerpo… y su alma.
Querida madre: prometo disfrutar al máximo de tu compañía en los años, que sabíamos escasos, que aún te quedaban.
Porque me has dado mucho sin pedir nunca nada a cambio, por todo el amor que me has brindado te digo:
¡Gracias!
Gracias por sufrir conmigo y alegrarte conmigo, por cada gesto de ternura, por tu alegría contagiosa, por tantas cosas… ¡mil gracias, mi querida y adorada Julita!
**********
Casi siete años en que aún nos regalaste tu presencia, tu gracia y tu buen humor. Poco a poco tu cuerpo se fue desgastando y las ilusiones se fueron perdiendo en el largo túnel del tiempo. Sin prisa pero sin pausa, la felicidad se te escapaba bajo el peso insoportable de los años.
Le agradezco a Dios que te dejara ver la boda de tu nieto y conocer a mis dos nietos, tus bisnietos. Pero el tiempo sopla como un viento demasiado fuerte, y al fin pudo contigo, mi amada Julita, que hace apenas cuatro días, te arrastró hacia el frío y eterno abrazo de la muerte.
Aunque tu partida ha sido un puñal en las entrañas, me queda el consuelo de que nunca más sentirás dolor, ese dolor cruel que tanto te martirizó en los últimos días de tu vida. Hoy, al fin, descansas.
Madre querida, aunque ya no estés, la luz de tu sonrisa sigue aquí, conmigo. Y seguirá para siempre. Tu ausencia duele, pero tu amor me sostiene.
Gracias por indicarme el camino, por ayudarme a vivir, por cada enseñanza, cada abrazo, cada palabra que me hizo más fuerte, por acompañarme siempre, por dejarme la certeza de que nunca me faltará tu luz.
Adiós mi tesoro, mi madre adorada. Hoy el cielo está de enhorabuena, aunque nosotros estemos desgarrados por el dolor de tu marcha. Hoy brilla una nueva estrella en el firmamento: la tuya, Julita, que me guiará hasta el día en que volvamos a encontrarnos.
Descansa en paz, mi ángel, mi queridísima madre. Siempre vivirás en mi corazón.
¡Adiós, mi entrañable Julita!
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
sábado, 6 de septiembre de 2025
A Valeria, mi pequeña golondrina
Duerme Valeria, mi
estrella,
cierra tus ojos de flor,
que tu abuelo te contempla
y te canta con amor.
Golondrina pequeñita,
de plumitas de algodón,
en mis brazos tú descansas
como un rayo de ilusión.
Sueña haditas y duendes,
campos verdes y azul mar,
ositos blancos que juegan
y conejitos de azahar.
Duerme tranquila, mi niña,
golondrina en mi balcón,
que en tu vuelo siempre
encuentres
refugio en mi corazón.
Cuando se encienda la
aurora
y el sol vuelva a
despertar,
el susurro de mi nana
te seguirá donde vas.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
jueves, 4 de septiembre de 2025
Un suspiro en la infinitud del tiempo
Somos
apenas un suspiro en la inmensidad del tiempo cósmico, apenas luz que cruza la
noche, viento que pasa. Breves, pero ardemos con la intensidad de un universo
que llevamos dentro.
Somos un simple parpadeo, mientras la Tierra respira lenta, indiferente a esta existencia fugaz. Un susurro que se pierde en la bruma, fuego breve, un latido de luz en la sombra.
Todo lo que fuimos –lo que amamos y odiamos, lo que nos hizo felices o nos hirió– cabe en un instante, y solo permanece en la memoria.
Pequeños y diminutos en el océano del tiempo, aun así brillamos como estrellas fugitivas en la oscuridad. Pasamos creando belleza, o pasamos arrasándola.
Somos la tempestad o la calma, la herida y el consuelo, la belleza y la devastación en la noche del universo.
Somos suspiros en la historia. El eco de lo que fuimos lo arrastrará el viento, y solo quedará un instante temblando en el recuerdo, antes de disolverse en la infinitud del tiempo.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
lunes, 25 de agosto de 2025
Allí no estaré
Cuando
dentro de unos años, o quizá dentro de unos meses, o tal vez mañana, me encuentre
en un abrazo eterno con la parca… Cuando al cabo me den sepultura entre quizá unos
cuantos lloros y suspiros, y depositen mi cuerpo en un hueco vacío y frío… no vayas
después a llorarme ni a llevarme flores, porque allí no estaré. Allí solo
hallarás silencio y una forma corpórea en descomposición que nada tiene ya de
mí. En aquella fría tumba solo encontrarás despojos y podredumbre. Algo que no querrás
ver.
Lo que fui se apagó con mi último suspiro. Mis alegrías y mis tristezas se fueron conmigo; pero créeme, allí no las hallarás. En aquella tumba fría nunca las encontrarás.
Donde sí estaré será en la lluvia otoñal, en el viento que acaricie tu rostro, en las olas del mar al atardecer, en la brisa suave de la madrugada. Estaré en el rocío primaveral y en la escarcha invernal, en veredas y caminos, en vuelos de gorriones y en trinos de golondrinas. Estaré en procesiones de Semana Santa, en cenas de Nochebuena y en cabalgatas de Reyes. Estaré, en definitiva, en la memoria que conserves de mí.
Donde seguro no estaré será en aquel lugar donde dejaste mi cuerpo yerto por última vez. No, allí no estaré.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
viernes, 22 de agosto de 2025
Nana para Adrián
Duerme mi niño
duerme Adrián,
con tu abuelito
te dormirás.
duérmete ya,
«señora vaca»
te cantará.
Y si sonríes,
me alumbrarás,
como un lucero
que brilla más.
En tus ojitos
yo soñaré,
tus dulces sueños
yo velaré.
duerme Adrián,
con tu abuelito
te dormirás.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
A mi nieto
Yo contigo y tú conmigo
desde la noche hasta el
alba.
Tus pasos que van naciendo,
mi amor que siempre los
guarda.
En mis brazos soñarás
un mundo de fantasía,
de peluches, de muñecos,
y juguetitos que silban.
A lomos de nubes blancas,
de algodón y de magia,
soñarás con mundos nuevos
y hermosos cuentos de
hadas.
Vendrán volando los «pipis»
a velar tu lindo sueño,
pajarillos de colores
te cantarán un te quiero.
Y Adrián despertará,
y el abuelito le canta,
susurrando despacito,
le canta «señora vaca».
Y me mirarás atento,
con esa sonrisa clara,
con esos ojitos vivos
que me iluminan el alma.
Siempre a tu lado tesoro,
mi mano te guiará,
por veredas y caminos,
por senderos en el mar.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
sábado, 16 de agosto de 2025
Silencio
a la memoria de Pilar Suárez
Se apagan las risas de los niños
y el canto de los pájaros.
El sol de la primavera
ya no calienta.
Silencio…
poco a poco.
Quiero gritar
y no puedo.
Me siento extraña,
flotando sobre mí,
y sola,
terriblemente sola.
De repente…
No hay lluvia.
No hay viento.
No hay árboles,
ni montañas,
ni siquiera aire.
Nada.
¿Dónde están mis hijos?
¿Dónde mi marido?
¿Por qué lloran?
¿Por qué lloran todos?
Poco a poco… el silencio.
¡Y la soledad!
Frío.
Un frío hondo.
Oscuridad que envuelve
por fuera y por dentro.
Miedo.
¿Por qué no puedo moverme?
¿Por qué este vacío,
como un mar sin orillas?
Quiero ver a mis hijos.
A mi marido.
A mi familia.
Quiero tocarlos.
Quiero decirles
que estoy aquí…
Pero no me oyen.
Silencio.
Oscuridad.
Penumbra y silencio.
De pronto,
una luz suave
atraviesa la negrura
y me susurra sin palabras:
–Tu vida ha terminado.
¡Dios mío!
Solo tengo 54 años.
¡Quedaban tantas cosas!
¡Tantos abrazos!
¡Tantos caminos!
No quería irme así.
No tan pronto.
No por mis hijos.
No por mi marido.
Luché con todas mis fuerzas,
pero la muerte
ha ganado.
Y, sin embargo…
ya no hay dolor.
Solo calma.
Sosiego.
Paz.
No estoy triste.
Sé que algún día
volveremos a encontrarnos,
y esa certeza me sostiene.
Me llevo el amor de todos,
como un manto invisible
que me arropa.
Quisiera decirles
que no sufran,
porque nos volveremos a ver…
Pero no me oyen.
Lástima.
Todo se disuelve.
Se
desvanece.
Solo queda el silencio…
el silencio…
solo el silencio…
y la esperanza
de un mañana juntos.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
jueves, 14 de agosto de 2025
La golondrina
Nació en
abril, cuando los campos se llenan de amapolas y el aire huele a vida nueva.
Pequeña y frágil, con alas aún por estrenar, mi golondrina vino al mundo
trayendo consigo una luz que encendió rincones dormidos de mi corazón.
Hoy ha venido. La estaba esperando en la ventana, con la misma ilusión con que se espera la primera flor de la primavera. Sus ojos brillaban como si supiera que la aguardaba. La tomé en mis brazos, y en ese instante el tiempo se detuvo, como si el mundo entero quisiera regalarme ese momento.
Sé que pronto se irá, y que pasarán algunos días antes de que vuelva a llamarme con sus alitas. Así es su vuelo: breve, pero lleno de vida.
Llegará el otoño y las hojas caerán. La tarde besará el sol del horizonte amarillo y yo iré en busca de mi golondrina. Llamaré suave para, acaso, no interrumpir su sueño mágico de hadas y duendecillos. De ositos blancos y conejitos de algodón. Disfrutaré de su presencia y jugaré con ella cuando se despierte, aunque solo sea un ratito. Porque mi amor por ella no entiende de tiempo, ni de distancias, ni de ausencias. Mi pequeña golondrina forma ya parte de mí, y cada vez que alce el vuelo, sabrá que aquí tendrá siempre un cielo abierto y un corazón donde posarse.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
miércoles, 6 de agosto de 2025
No sabemos lo que tenemos, hasta que enfermar sale caro
Hace unos
días estuve viendo un programa de Canal Sur TV llamado «Andalucía X el mundo».
Entre otros reportajes, hubo uno sobre una chica llamada Sara Macías, una
malagueña nacida en Marbella que lleva seis años viviendo en Los Ángeles,
California. Casada con un estadounidense, Sara trabaja de enfermera en el
hospital City of Hope, especializado en enfermos de cáncer.
En un momento de la entrevista, le preguntaron cómo era la sanidad en Estados Unidos. La chica marbellí dijo que, a diferencia de España, allí la sanidad no es pública, sino que se contrata con seguros privados. Por cierto, los seguros privados, —según contó Sara— pueden costarte unos 600 dólares (518 euros) cada dos semanas, u 800 dólares (691 euros) al mes. Y eso, un seguro «normalito», en palabras de Sara.
Luego comentó que los españoles no sabemos apreciar lo que tenemos, refiriéndose a la sanidad pública española. Y puso un ejemplo: «Solo por pisar las urgencias de un centro de salud y que te atienda un médico, ya te cobran entre 2.000 y 3.000 dólares (entre 1.727 y 2.590 euros)».
También dijo que su propia hija tuvo que permanecer en la unidad de cuidados intensivos de neonatos durante cinco meses, y que el coste total fue de 1.300.000 dólares (1.123.000 euros). Gracias al buen seguro médico que tenía su marido, solo tuvieron que pagar 2.000 dólares. En cualquier caso, tengas o no tengas seguro, siempre tienes que pagar algo.
Podemos concluir que, si no tienes un buen seguro en Estados Unidos, como te sobrevenga una enfermedad grave, estás muerto por no poder pagar la estancia en el hospital y el tratamiento adecuado.
Cabe señalar que, en Estados Unidos, aproximadamente el 16% de la población no tiene ningún tipo de seguro médico por no poder costeárselo.
Todo este relato me lleva a la siguiente reflexión: ¿en unas elecciones, cómo se pueden votar partidos que apuestan claramente por una sanidad privada? ¿Cómo se puede depositar la confianza en tendencias políticas que pongan en riesgo la universalidad y gratuidad de nuestro sistema sanitario? De hecho, en Andalucía, el señor Moreno Bonilla está jugando un poco con la senda de la privatización de la sanidad.
En fin, no puedo entender que haya gente que apueste por ideologías que lo único que harán será hacerte más pobre, y por ende mucho más vulnerable. Supongo que esa gente a la que me refiero no es capaz de darse cuenta de su error… tal es su jumental ignorancia.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
sábado, 26 de julio de 2025
Mientras duermen
Duerme Valeria y duerme Adrián, dos luceros diminutos en el cielo de mi alma, dos suspiros de ternura que apenas han comenzado a caminar por el mundo.
Valeria y Adrián, tan pequeños aún, con apenas quince y trece meses de ternura, respiran calma entre sus sueños de nube, como si el propio mundo no pudiera herirlos.
Duermen como duermen los ángeles: con los párpados rendidos, los deditos cerrados sobre un peluche, y el alma flotando en algún lugar tibio que solo los niños conocen.
Valeria sueña con luces suaves, con voces que cantan desde el regazo, con mundos blanditos donde el amor es el aire que se respira, con juguetes que aún no sabe nombrar, pero ya la abrazan.
Adrián sueña con pasos inciertos, con juegos que aún no entiende, con la vida que empieza a llamarlo desde algún rincón cálido de la infancia.
Tienen mágicos sueños de algodón, de peluches, de canciones, de estrellas que bajan a la cuna a mecer sus corazones.
Quizá sueñen con su abuelo, o con mi voz que los llama, o con la luna entrando de puntillas por la ventana, y les besa en la mejilla y se resbala en la almohada.
Y mientras mis nietos duermen, la noche se va escapando de puntillas para no despertarlos, el universo se detiene un instante, y yo también sueño: que crezcan sin miedo, que vivan sin prisas, que el mundo no los hiera demasiado.
Y yo, en este momento tan perfecto, quisiera ser eterno… solo para seguir velando sus sueños.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
viernes, 25 de julio de 2025
El aniquilado aniquilador
Niños judíos moribundos por inanición en las calles del gueto de Varsovia durante la ocupación Nazi
Todo
pueblo tiranizado, humillado, masacrado…, puede hacerlo a su vez a otros
pueblos. Es la conclusión lógica de la esencia humana.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
lunes, 21 de julio de 2025
Intolerancia y egoísmo
A veces me paro a pensar y me pregunto si el ser
humano se da cabal cuenta de la clase de criatura despreciable que pueda llegar
a ser. En mis reflexiones surgen varias preguntas que me producen, cuando
menos, cierto desasosiego:
¿Somos conscientes de lo que realmente somos?
¿Estamos realmente seguros de saber lo que somos en lo más profundo de nosotros mismos?
¿Sabemos siquiera de lo que seríamos capaces en un determinado momento…?
Yo creo que no, que pocas veces nos hemos parado a pensar lo que somos en realidad y lo detestables que podemos llegar a ser en determinadas situaciones, sobre todo cuando está de por medio nuestro propio beneficio. Y es que, seguimos una máxima que se ha hecho dogma en nuestras vidas: Primero mis dientes que mis parientes.
Nos creemos seres adorables, es una delicia convivir con nosotros. Nos asiste la razón siempre. Las cosas que hacemos y que decimos están estupendamente hechas y magníficamente dichas. Para obrar como lo hacemos, siempre tenemos algún argumento que justifique y fundamente nuestra forma de proceder. Somos poseedores de la verdad..., de nuestra verdad.
Nuestras ideas, nuestra forma de vivir y de entender la vida son, para nosotros, el paradigma de la perfección. El camino a seguir por otros. Intentamos en nuestras conversaciones con los demás que prevalezca nuestro inefable criterio en la inmensa mayoría de las ocasiones.
El comportamiento de la gente que nos rodea, sus actitudes, sus formas de ver la vida, sus creencias, sus ideas, sus convicciones, sus maneras de vestir, sus aspectos personales, sus formas de hablar, sus críticas, sus amores, sus pasiones, sus tristezas, sus depresiones, sus melancolías, sus sensibilidades, sus inquietudes, sus formas de entender la belleza, sus luchas, sus aficiones…, en definitiva, sus formas de vivir cuando son contrarias a nuestra manera de entender esas mismas cosas, son para nosotros actitudes y comportamientos totalmente equivocados y reprobables.
Si pensamos un poco en todo ello, veremos que en mayor o menor medida es lo que nos pasa a todos nosotros. Es lo que se llama INTOLERANCIA, esclavos de ella como seres humanos que somos. Y no hay nada más malvado, capaz en determinados momentos y situaciones de las más insospechadas tropelías, que el ser humano.
Y es que, en definitiva, somos egoístas por naturaleza y anteponemos nuestro bienestar y nuestro propio interés a cualquier otra cosa.
Así es de cruda la triste realidad en la que viven los seres humanos desde que aparecieron sobre la faz de La Tierra, para desgracia de la propia Tierra.
Cierto es que deberíamos ser libres para decidir nuestro propio destino, para caminar por la vida y el mundo como mejor nos plazca, sin restricciones ni limitaciones pero, eso sí, sin menoscabar la libertad de los demás, sin perjudicar los legítimos intereses de las demás personas, sin meternos gratuitamente en sus vidas y, sobre todo, respetando a todo el mundo sin importarnos el color de su piel, su religión, sus creencias, su modo de vivir y de pensar. Si esto sucediera algún día, (cosa por otra parte prácticamente imposible ya que la maldad y el egoísmo son algo intrínseco al ser humano), la vida sobre este maravilloso planeta llamado Tierra sería mucho más placentera y, sobre todo, más justa.
Si queremos construir un futuro mejor para todos, debemos pensar sobre unas bases éticas tan sólidas como elementales: «Ningún pueblo, ninguna nación, ninguna persona, nada positivo se puede construir a costa de los demás».
Si para ser felices necesitamos que no lo sean otras personas sería mejor no haber nacido, así librábamos al mundo de nuestra inmunda presencia.
INTOLERANCIA Y EGOÍSMO II
Es una obviedad que lo leído hasta ahora refleja una
visión bastante pesimista de los comportamientos y actitudes del ser humano en
general. Acaso muchos de vosotros discrepéis de esta valoración mía tan
catastrofista. Sé que no es bueno generalizar, pero estoy convencido de que la
gran mayoría de las personas, en mayor o menor medida, encajan perfectamente en
lo descrito hasta aquí.
En cualquier caso, y con ánimo de complementar y profundizar lo dicho, tal vez sea conveniente que base mi crítica en algo más concreto, más histórico, más argumentado. Quizá así, hasta estéis de acuerdo conmigo. Veamos por qué:
Es cierto que a lo largo de la historia ha habido gentes que se han sacrificado por los demás, incluso han dado la vida por sus semejantes, pero… también es verdad que han sido casos, a mi juicio, excepcionales.
Que el ser humano puede convertirse en un ser de lo más despreciable es prácticamente axiomático, ejemplos de ello hay en la historia infinidad de casos.
No podemos olvidar a los grandes imperios (el romano, el español) que cometieron viles y crueles asesinatos por extender su dominio, por implantar sus creencias y sus formas de vida a quien no pensaba como ellos, a quien discrepaba de sus dogmas, a quien se atrevía a enfrentarse a su poder.
No debemos pasar por alto La Inquisición, ¡cuántas personas fueron sacrificadas en la hoguera en nombre de Dios! La lista de los pobres desgraciados que cayeron en sus garras es terriblemente amplia.
No hay que ignorar el genocidio que practicaron los norteamericanos con las tribus indígenas de Estados Unidos, arrebatándoles sus pertenencias, sus tierras, y confinando en reservas a los pocos supervivientes, privándoles de la libertad que en derecho les pertenecía. Existe un libro, un libro muy bien documentado escrito por Dee Brown titulado «Enterrad mi corazón en Wounded Knee» que habla sobre ello, las historias que cuenta son terribles y sobrecogedoras.
¿Nos podemos olvidar de la esclavitud practicada por los seres humanos en diversas épocas de la historia, con el propósito de humillar, vilipendiar y tiranizar a sus semejantes?
Tampoco debemos obviar a los Nazis, que cometieron quizá el mayor genocidio de la historia de la humanidad. Capaces de perpetrar los crímenes más horribles y las prácticas más espeluznantes. Éstos llegaban a ver a sus semejantes (los judíos) como simples ratas, es por eso que no les remordió nunca la conciencia y jamás se arrepintieron de sus actos. Los ejemplos de las aberraciones que cometieron con el pueblo judío son grandes y terribles.
¿Nos olvidaremos de los crímenes de Stalin…, de Franco…, de Pinochet…, de los dictadores que a lo largo de la historia han masacrado a su pueblo?
¿Ignoraremos a la clase política? De cualquier lugar del mundo, pasada, presente y futura. A los políticos se les puede definir, sin temor a equivocarnos, como: Embusteros, demagogos, aprovechados, hipócritas… y un sinfín de feos calificativos, porque lo que busca cualquier político, sea de la época que sea, es el de enriquecerse lo antes posible aprovechándose de su posición de ventaja, sin importarle lo más mínimo los medios que utilice para conseguirlo, ni a las personas que pueda perjudicar en su intento. Así ha sucedido siempre y así seguirá sucediendo. Hay una frase que describe muy bien lo que es un político, la pronunció (y esto sí que es extraño) otro político, Louis McHenry Howe, amigo íntimo y asesor personal del presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, dijo McHenry: «Nadie puede adoptar la política como profesión y seguir siendo honrado».
Tampoco se nos pueden pasar por alto los empresarios, muchos, gente sin escrúpulos, gente vil y egoísta que su único fin es enriquecerse a costa del pobre trabajador que tienen bajo su yugo, explotándolo por un mísero salario y siempre con la amenaza constante del despido en cuanto se atreva a levantar la voz y se rebele contra las injusticias de esta ralea con una voracidad, egoísmo y mezquindad sin límites.
No podemos olvidarnos de tantas y tantas ruindades de personas que están a nuestro alrededor: Jefecillos de pacotilla, como los que abundan por desgracia en las grandes empresas, gente menor, con bajísima catadura moral, que humillan y zahieren a sus subordinados sin el menor escrúpulo. Gente que mata a sus esposas. Personas que se matan en peleas callejeras por, probablemente, cosas tan triviales como una discusión de tráfico. Hermanos que se matan o dejan de hablarse para toda la vida por una herencia...
Entre el amor y el odio hay un paso muy corto. Mientras las personas de las que nos rodeamos no sean una carga para nuestros intereses, y piensen más o menos como nosotros, todo puede ir razonablemente bien y pensaremos de ellas que son muy buena gente. Ahora, en cuanto nuestros intereses económicos o de otra índole estén más o menos en riesgo, en cuanto las personas sean muy contrarias a nuestras convicciones y formas de ver la vida, en cuanto nos hagan una «putada» a pesar de habernos hecho multitud de favores anteriormente, las cosas ya no serán como antes, porque somos así de cínicos. Ya lo dice el refrán: “Hazme cien cosas buenas y malas una y no me has hecho ninguna”.
En fin, el egoísmo pienso que va marcado a fuego en el ser humano, hay benditas excepciones pero… ¡son tan pocas!
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
lunes, 16 de junio de 2025
67 años
Hoy, 16 de junio, cumplo 67 años. No sé si
alegrarme o entristecerme. Y es que, a partir de cierta edad, el día de nuestro
cumpleaños se convierte en un día triste y alegre a la vez. Triste por tener un
año más y alegre por haber llegado a tenerlo, y yo ya estoy en esa cierta edad,
así que mis sentimientos son encontrados.
67 años dan para mucho, dan para haber vivido una infancia maravillosa, y lo digo porque mis recuerdos de aquella lejana época son especialmente agradables, por eso intuyo que aquella etapa debió ser especialmente bonita.
Dan para haber vivido una adolescencia de contradicciones, de buscar el camino correcto, una etapa de rebeldía, de riesgos, de locuras, de amoríos, de ilusiones y desengaños, de fracasos y triunfos.
Dan para haber conocido a la persona más encantadora que en la vida puedas encontrar y con la que camino por la existencia desde hace ya tanto tiempo.
Dan para haber tenido dos hijos, una experiencia maravillosa y que, desde su nacimiento, han hecho que mi vida sea especialmente atractiva e intensamente emocionante.
Dan para haber conocido a personas que vinieron a mi vida para conformar un núcleo de amistad que, en algunos casos, el tiempo y la distancia evanesció, pero que, en otros, aún siguen aportando a mi vida una experiencia enriquecedora. Mi amigo Manuel Ángel es un claro ejemplo de ello.
Dan para haber trabajado en la Sanidad Pública durante muchos años. Una experiencia especialmente positiva, fascinante, apasionante e inolvidable. Por muchas cosas, pero especialmente por las personas que conocí, las amistades que forjé y las anécdotas que viví.
Y dan para haber tenido dos nietos, dos personillas que, desde hace un año, algo más en el caso de mi nieta, alegran la monotonía de mi existencia y que, con su presencia, han hecho que recobre un cúmulo de emociones y sensaciones que ya creía olvidadas y que contribuyen, y de qué manera, a hacerme inmensamente feliz. Porque Valeria y Adrián, han venido a mi vida para llenar ese vacío existencial que algunas veces se produce a ciertas edades, cuando se empieza a vislumbrar el final del camino.
En fin, 67 años dan para mucho. Dan para conocer personas y lugares, para vivir experiencias positivas y negativas, para sufrir tremendas decepciones pero también sorpresas maravillosas, para reír y para llorar, para emocionarme y asombrarme, para entristecerme y alegrarme… para, en fin, ir escribiendo las páginas, a veces azarosas, otras placenteras, de mi propia historia.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
domingo, 8 de junio de 2025
Jumental espantada
Hace algún tiempo reflexioné sobre las lenguas
oficiales españolas en los siguientes términos: «Está bien que España sea
diversa y coexistan varios idiomas oficiales pero, si lo analizamos fríamente,
esa característica tiende a separar a los españoles más que a unirlos».
Esa reflexión (que mantengo) para nada debería ser la realidad española (que lo es). En ningún caso, esa característica, tan propia de nuestro país, debería separar a los españoles, todo lo contrario. Porque la cultura y la lengua (sea cuales fueren) no deberían dividir, sino sumar. Pensemos que las lenguas cooficiales de España forman parte del gran patrimonio cultural de nuestro querido país.
En cualquier caso, la espantada de Isabel Díaz Ayuso en la Conferencia de Presidentes celebrada en Barcelona el pasado 6 de junio, cuando el lendakari Imanol Pradales comenzó su discurso en euskera y el presidente de la Generalitat el suyo en catalán y la presidenta madrileña, cumpliendo su anunciada amenaza, se levantó y se fue, demuestra, aparte de una total falta de respeto institucional, un absoluto desprecio por las lenguas cooficiales españolas. Por cierto, ni un solo presidente autonómico del PP secundó la espantada de su borrical compañera.
La Constitución Española es muy clara en lo que se refiere a la lengua oficial del Estado:
TÍTULO PRELIMINAR
Artículo 3
1 El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
2 Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.
3 La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.
Queramos o no queramos, nos guste o no nos guste, la realidad de España es que tiene, con el castellano, otras lenguas cooficiales y, por tanto, hay que respetarlas. Te llames Ayuso o «Perico el de los palotes». Pero claro, si no da la nota y se erige en protagonista, sea cual fuere el lugar donde se encuentre, no está a gusto la jumental presidenta madrileña.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
miércoles, 9 de abril de 2025
Especie fallida
Siempre
he creído —y nuestra negra historia lo confirma— que somos una especie fallida dentro
de la lógica natural del universo. Por eso, estoy en contra de traer hijos al
mundo: no deseo contribuir a perpetuar esta especie tan nociva. Nociva para las
demás especies, para sí misma y para todo cuanto la rodea, incluido el planeta
que habita.
No niego que existan personas que se salven de esa tónica destructiva general. Pero aun así… ¿para qué nacer, si la vida está tan llena de sufrimiento y la maldad humana forma parte del paisaje?
Y yo, que ya he nacido; que ya he vivido; que ya he conocido; que llevo las alforjas llenas de experiencias —unas buenas, otras no tanto—; yo, que he visto de primera mano las aberraciones que ha cometido el ser humano a lo largo de la historia; que sé que la maldad, tarde o temprano, se impone a la bondad —porque si no fuera así, no habría guerras, ni hambre, ni injusticias—…
En fin, yo, que formo parte de esta tragicomedia llamada humanidad, no sé si dar las gracias a mis padres por haberme traído al mundo… o pedirles explicaciones por haberlo hecho.
Un terrible dilema, ciertamente.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
lunes, 10 de marzo de 2025
Un gran talento perdido
A menudo vienen a mi mente recuerdos de mi abuelo
Marcos, el padre de mi madre. Un hombre cultísimo, cultura adquirida de una
forma totalmente autodidacta (a la fuerza ahorcan), en eso me parezco mucho a
él. Supongo que mi amor por la lectura, por la astronomía, por la literatura,
por la historia… por la cultura, me viene heredado de mi abuelo.
Él, por ejemplo, fue el primero que me enseñó a mirar el cielo nocturno y a saber lo que estaba viendo cuando yo era todavía un infante de corta edad. Me enseñó a conocer los nombres de los planetas, de las estrellas, de las constelaciones, a saber que esa banda brumosa que se extiende a través del cielo era parte de la Vía Láctea, la galaxia en donde se encuentra el Sistema Solar.
Él fue el primero que me habló de un tal Cervantes y de su novela «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha», novela que mi abuelo me leyó, con aquella voz grave y modulada, en muchas ocasiones. Por cierto, la biografía de Cervantes fue el primer libro que leí (me lo regalaron los Reyes Magos) cuando tenía 9 años…, ¡me encantó! supongo que mucho tuvo que ver mi abuelo (con su lectura del Quijote) para que me gustara tanto la biografía de tan insigne escritor.
De mi abuelo Marcos, que murió cuando yo tenía 27 años, conservo muchos recuerdos aunque, por desgracia, vivíamos en pueblos distintos y no me era posible visitarlo con la frecuencia que yo hubiese deseado. De cualquier manera era un hombre admirable que encontró en los libros mucha de la erudición que atesoraba, aumentada, eso sí, por sus experiencias vitales. Todo ello unido hizo de mi abuelo un gran talento, perdido por desgracia entre los surcos y las tierras labrantías de su Torreperogil natal.
Lástima que no tenga ninguna foto de él para poder ilustrar estas reflexiones.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.
viernes, 7 de marzo de 2025
Hipocresía y rechazo al inmigrante
A propósito de aquellos que rechazan a los
inmigrantes por el mero hecho de serlo y que, curiosamente y en general, se
consideran «buenos cristianos» porque asisten a misa los domingos y fiestas de
guardar.
En el evangelio de San Mateo, capítulo 2, versículos 13 y 14 se puede leer:
«El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; allí estarás hasta que te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre, y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes».
Así pues, Jesucristo tuvo también que emigrar a Egipto por la envidia de un tirano, y su familia estuvo unos cuantos años acogida en un país extraño.
En el capítulo 25 versículos 41 al 43 del evangelio de San Mateo se puede leer:
«Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis».
Parece ser que Jesús no rechazaba a los inmigrantes como bien se puede ver.
Hay una palabra en el Nuevo Testamento que Jesús repite hasta la saciedad. La palabra es «HIPÓCRITA». Todos sabemos lo que significa pero recordemos como la define el Diccionario de la RAE:
HIPÓCRITA: «Que actúa con hipocresía».
HIPOCRESÍA: «Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan».
Es decir, ser un hipócrita es ser «más falso que el alma de Judas».
Y aquí lo dejo, que cada uno saque sus propias conclusiones.
Autodidacta, cultivo todas las ciencias y las artes; en especial la astronomía, la literatura, la filosofía y el cine.