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martes, 7 de noviembre de 2023

A vueltas con la amnistía

Vaya por delante que estoy totalmente en contra de la amnistía que pretende implementar Pedro Sánchez a cambio de un puñado de apoyos de los independentistas catalanes y que aborrezco profundamente el independentismo y el separatismo. ¡Y no os podéis figurar hasta qué punto! Pero como lo cortés no quita lo valiente, bueno será hacer un poco de memoria:

Investidura de Aznar (1996)

El 3 de marzo de 1996 hubo elecciones generales en España y esa misma noche, cuando daban los resultados provisionales y el Partido Popular, con José María Aznar a la cabeza, iba acariciando la mayoría absoluta, fue cuando en la calle Génova, los simpatizantes del PP comenzaron a corear aquello de «Puyol, enano, habla castellano».

Sin embargo, al finalizar el escrutinio, los resultados no fueron tan benévolos con el Partido Popular que se quedó con 156 escaños, a falta de 20 escaños para la mayoría absoluta.

Al día siguiente, José María Aznar se puso manos a la obra en busca de los apoyos de los partidos independentistas, Convergencia y Unión (CIU) y Partido Nacionalista Vasco (PNV), para poder lograr los 176 escaños que otorgaban la mayoría absoluta y poder formar gobierno.

El triunfo por la mínima de los populares requirió dos meses de duras y secretas negociaciones, hasta que el 4 de mayo de 1996, Aznar logra la investidura con el apoyo de los partidos independentistas Convergencia y Unión (16 escaños) Partido Nacionalista Vasco (5 escaños) y Coalición Canaria (4 escaños). Fueron los días en que Aznar reconocería hablar catalán «en la intimidad».

José María Aznar y Jordi Pujol cerraban el acuerdo de investidura el 28 de abril de 1996 en lo que se denominó «El Pacto del Majestic».  Como consecuencia de ese pacto, los populares acordaron con Pujol la reforma del sistema de financiación autonómica, transferir a Catalunya las competencias de tráfico de la Guardia Civil a los Mossos d'Esquadra, competencias en justicia, educación, cultura, agricultura, sanidad, puertos, farmacias, empleo, medio ambiente, política lingüística y vivienda, entre otras.

Además, Aznar suprimió la figura del gobernador civil, que fue reemplazada por la del subdelegado del Gobierno, con menos competencias. Así mismo, se pusieron en marcha inversiones como las ampliaciones del aeropuerto de El Prat y del puerto de Barcelona.

Y como colofón, Aznar se comprometió ante Pujol a apartar a Aleix Vidal-Quadras (que a Pujol no le gustaba) de la presidencia del Partido Popular en Catalunya y a apoyar la gobernabilidad de la Generalitat catalana.

El PNV, por su parte, sólo dio el voto de investidura, no un pacto de legislatura, en cualquier caso, el presidente del nacionalismo vasco, Xabier Arzalluz, resumió así aquellas negociaciones: «He conseguido más en 14 días con Aznar que en 13 años con Felipe González».

Durante el mandato de Aznar, se concedieron 5.948 indultos. Entre ellos, 16 miembros de Terra Lliure condenados por terrorismo en un procedimiento iniciado por el Gobierno de Felipe González.  Aznar también aprobó indultos parciales –dos tercios de su pena– para la cúpula de Interior de Felipe González condenada por delitos atribuidos a los GAL.

Conclusión: «Consejos vendo que para mí no tengo». Y es que con las conductas de los políticos nada te puede sorprender porque donde hoy niegan mañana afirmarán. En cualquier caso, como decía al principio, estoy totalmente en contra de la amnistía para Puigdemont y toda su patulea. Además, en este caso me repugna especialmente porque Pedro Sánchez la utiliza como moneda de cambio para que los independentistas catalanes lo mantengan en el poder que, en definitiva, es lo que tanto ansía, mantenerse aferrado a la poltrona cual lapa sobre las rocas.

Por otra parte también tengo que decir que, aunque me parezcan bien las manifestaciones en contra de la amnistía (siempre que las manifestaciones sean pacíficas), también me quedo perplejo cuando la gente se manifiesta con tanta facilidad por estos temas y no lo hace por otros que afectan mucho más a su día a día y a su subsistencia. Me refiero a manifestaciones en favor de una sanidad pública y de calidad, a una educación igual para todos, a pensiones dignas, a salarios que te permitan llevar una vida decente… En realidad, estos temas sí que afectan de lleno a la cotidianeidad de la gente, sin embargo, las emociones y el rechazo que provoca la amnistía y todo lo que tiene que ver con ella, con ser legítimos (yo también, como he dicho antes, la rechazo de plano) probablemente en nada afectarán a nuestro día a día. Sí en cambio el deterioro de la sanidad y su privatización, los sueldos bajos, el empleo precario, la educación accesible a todos sin excepción, etc. Problemas mucho más tangibles en nuestra vida diaria y por los que poca gente se manifiesta para tratar de arreglarlos o en todo caso mejorarlos. Y es que, en definitiva, no dejamos de ser un poco masoquistas y sálvese quien pueda.

 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Me repatea las tripas el Puigdemont, la Marta Rovira, el Junqueras y la madre que los parió. Por supuesto que amnistía no, faltaría más.

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