Israel
puede decir lo que quiera, pero lo cierto es que no está actuando conforme al
derecho internacional en su conflicto con los terroristas de Hamás. Incluso
Estados Unidos empieza a poner en duda sus métodos. Por supuesto que tiene que
defenderse del ataque de Hamás, una organización terrorista miserable, eso
nadie puede ponerlo en duda. Pero de una forma proporcionada, no arrasando todo
lo que se le ponga por delante y de paso masacrando a civiles inocentes.
Lo que Israel está llevando a cabo en la Franja de Gaza se parece mucho a un genocidio. Lo que pasa es que con Israel, si no eres políticamente correcto parece que fueras un indeseable que apoya el terrorismo. De un cinismo extraordinario aliquis dixit.
Lo que sí está demostrado es que Israel es el país del mundo que más Resoluciones de la ONU se ha saltado, todas las que son contrarias a sus intereses. Incluso sus delegados han llegado a romper los documentos en los que estaban reflejadas esas Resoluciones delante de los demás delegados, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y más de una vez. Su desprecio por estas Resoluciones se acumula a lo largo de 75 años, prácticamente desde el nacimiento del Estado de Israel.
La ONU considera que Palestina es un territorio ocupado y ha estado exigiendo a Israel a lo largo de los años que se retire de allí, frene los asentamientos ilegales y favorezca la creación de un Estado palestino. Estas exigencias se las han pasado los israelíes por el «arco del triunfo» una y otra vez. Y es que Israel cuenta con el sólido respaldo de Estados Unidos y nadie parece atreverse a poner coto a sus abusos. Te puedes poner de perfil, te puedes dar la vuelta, le puedes poner el filtro que quieras, incluso estrujarla para que cuente lo que uno quiere, pero la realidad es como es y no hay más vuelta de hoja.
Parece mentira que esta gente sean los descendientes de los que padecieron el holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.
Es increíble, pero que haya verdades tan obvias que no se puedan decir es de una hipocresía que raya en la desvergüenza. Y estos, se supone, son el pueblo elegido por Dios. ¡Qué pena!
Termino con una frase que acuñé hace tiempo:
«Todo pueblo tiranizado, humillado, masacrado…, puede hacerlo a su vez a otros pueblos. Es la conclusión lógica de la esencia humana».
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